Aquellas inolvidables visitas de Mario Bunge al Hospital Privado de Comunidad
Mario Bunge brindó una conferencia en 2014 en el Hospital Privado de Comunidad (HPC).
Por Jorge Laborda Molteni
Consultor en Gastroenterología – Jefe de Servicio Gastroenterología Hospital Privado de Comunidad
La noticia del reciente fallecimiento del doctor Mario Bunge en el hospital CHUM de Montreal, no por predecible resultó menos dolorosa. “Fue uno de los filósofos y pensadores más influyentes del siglo XX, con una intensa labor docente e investigadora y de profundo conocimiento”, según expresara Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Príncipe de Asturias.
Lo conocimos hace veinte años, Profesor Guillermo De Negri su presentador en oportunidad de su visita a Mar del Plata en 2000 para dictar un curso de “Sociología de la Ciencia” en el marco del Seminario Permanente de Biofilosofía en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Entre las múltiples actividades que desarrolló en esa oportunidad en nuestra ciudad, visitó el Hospital Privado de Comunidad (HPC). Tenía entonces jóvenes 80 años de edad. Su ilustre presencia en el HPC fue un momento de alegría, nos honró, la razón de nuestro profundo agradecimiento a su figura de dimensión universal y maestro inigualable.
Conscientes de nuestra brutal asimetría intelectual, nos sorprendió, conocimos un Bunge mucho más cercano, el de sus artículos periodísticos, un Bunge accesible y comprensible. Nos invitó a pensar, a debatir, a criticar nuestras más caras creencias sin perder el foco en la búsqueda de la verdad ni temerla, nos ilustró.
-2000. Problemas inversos
En su primera conferencia en nuestra institución, lo recibiría luego en la Municipalidad el Profesor Elio Aprile, desarrolló su pensamiento y no dejó a nadie indiferente, un conversador cautivante de conocimiento enciclopédico, con historias condimentadas de anécdotas y frases filosas, humor elegante y fina ironía, un gran motivador.
Compartió su inclaudicable lucha contra las pseudociencias, mientras explicaba el rompecabezas filosófico que le consumía buena parte de su energía, los problemas inversos que van del efecto a la causa y que no hay algoritmos para resolverlos, se necesita inteligencia, imaginación y proceder por tanteo, ensayo y error.
Se mostró preocupado porque no había pensamiento original, casi todos los profesores de filosofía lo que hacen es comentar a los filósofos del pasado, no abordan problemas nuevos, como el de los problemas inversos, y añadió, casi todos los médicos y filósofos ignoran que el problema del diagnóstico médico es un “problema inverso”, parecido al que afronta el ingeniero, se enfrenta con una caja negra, tiene que hacer múltiples conjeturas sobre los posibles mecanismos patológicas productoras de la enfermedad y su tratamiento médico. En medicina dijo, no se debería hablar de probabilidades, si en cambio de frecuencias relativas.
La obra de Bunge, su legado, es monumental, no decreció nunca. Para él, el debate, la discusión de ideas era no sólo un desafío intelectual sino la base del progreso científico y cultural de la sociedad.
-2012. Filosofía para médicos
En 2012, motivados por su nuevo ensayo, “Filosofía para Médicos”, donde analiza los problemas que plantea la investigación y la práctica médica y, hasta qué punto los especialistas de la salud, aún sin saberlo, filosofan todo el tiempo, nos distinguió con su nueva visita y aporte literario, en tiempos que ya se hablaba académicamente del reemplazo del modelo médico hegemónico imperante por otro basado en la autonomía de los pacientes en un sistema impregnado sólo de ciencia y técnica.
Irrumpió entonces la pregunta inevitable, ¿medicina, ciencia, técnica o multidisciplina? Afirmó que la medicina no es una ciencia sino una práctica con fundamento científico, su objeto no es el conocimiento en sí sino el padecimiento de las personas. No busca verdades, pero es científica porque emplea algunas de esas verdades para diseñar y evaluar sus intervenciones.
Agregó que la medicina es parte ciencia básica, parte ciencia aplicada y parte tecnología. El ejercicio de la medicina es una artesanía de alto fuste y servicio y, la medicina moderna, una multidisciplina. El médico debiera saber la importancia de las hipótesis y de las pruebas experimentales, así como de los razonamientos válidos, expresó.
El buen médico, agregó Bunge, tanto como el buen maestro, debe tener habilidades comunicativas, empáticas y humanas como lo fue el famoso médico canadiense William Osler (Universidades McGill, John Hopkins, Harvard y Oxford), y continuar aprendiendo de las ciencias sociales. Reconocer esta complejidad es una actitud científica. La salud y el futuro de la medicina, en su carácter multidimensional, trasciende lo biológico, está en manos de todos los actores sociales.
El creciente interés que tenía Bunge por cuestiones planteadas en el seno de las ciencias sociales confirma su colosal labor filosófica. Como bien expresara, los filósofos y los científicos sociales deberían cooperar para diseñar sociedades en las que se protejan los intereses individuales y colectivos. La filosofía en la medicina es un vasto territorio apenas explorado, casi desconocido por muchos médicos.
-2014. Entre dos mundos
Poco tiempo después que publicara su extensa autobiografía, Memorias. Entre dos mundos (Gedisa y Eudeba, 2014), con Guillermo Denegri lo invitamos nuevamente, con 95 años aceptó el convite, no nos sorprendió, lo conocíamos. Previamente nos reunimos en Buenos Aires con su esposa Marta a fin de transmitirle tranquilidad en cuanto a los máximos cuidados que recibiría don Mario durante su ya próxima y breve estada en nuestra ciudad. Nuestro agradecimiento extensivo a la señora Claudia Alvarez Arguelles y a los doctores Esteban Dottavio y Alvaro Factas por su invalorable colaboración de entonces.
En defensa del cientificismo, el título de su nueva conferencia, sumada la presentación de Memorias. Entre dos mundos. Supimos, que a ritmo de vértigo encontró tiempo para escribir su vida y resumir su pensamiento. Son varios sus universos intelectuales, pero dos los espacios: el de sus primeros 44 años de vida en su país y los siguientes 51 en el exilio en EE UU (1963-1965), Alemania (1965-1966) y Canadá (desde 1966), una emigración que comenzó por el temor a un golpe militar que finalmente ocurrió cuando él llegó a este último país.
Condensó su fascinante historia de vida en un volumen de 400 páginas, sus Memorias. Sus relatos de vivencias y visiones intelectual, política, filosófica y científica de sus intensos 95 años de vida, un privilegio para todos los presentes. Esta autobiografía es, en verdad, Bunge on Bunge, compartiendo todo lo que pasó por el tamiz de su memoria.
Habló también de su libro más conocido, La ciencia, su método y su filosofía, publicado en 1960, en el que explica las bases del método científico, pero ha escrito numerosísimos libros, entre ellos los ocho volúmenes de su célebre Tratado de filosofía básica.
-Conclusiones
Mario Bunge demostró en su fructífera vida, voracidad intelectual y una curiosidad insaciables, nos hizo ver que el conocimiento es una de las formas de la felicidad. Su reiterada presencia en nuestra institución, Hospital Privado de Comunidad en 2000, 2012 y 2014, pruebas acabadas de su inmensa generosidad de hombre íntegro con un compromiso irrenunciable con el conocimiento, la medicina, la justicia social y la equidad.
Nos enseñó a razonar y establecer criterios sobre la naturaleza de las cosas, a aproximarnos al conocimiento objetivo y fértil, huyendo de las pseudociencias y otras visiones estériles. Favoreció el debate, lo estimuló, la discusión de ideas era no sólo un desafío intelectual sino la base del progreso científico y cultural de la sociedad, y cuanto más profundizó en la naturaleza humana más quiso acoplar ese conocimiento a la bondad y a la lucha por construir un mundo mejor.
Nos quedan sus ideas, sus libros, su ejemplo, también sus inolvidables visitas a Mar del Plata, la hermosa ex capital de la merluza como refiriera en su último mail pocos días después de cumplir 100 años agradeciéndonos el homenaje que se le hizo en la Universidad de Mar del Plata.
En su mensaje también expresa, “…Anímense y lleguen al centenario. Es factible, porque el secreto no es hacer algo especial, sino NO hacer estupideces como leer a Niestzche y compañía. Lean a los ilustrados y, por supuesto, a este servidor”.
Murió un hombre entrañable, fundamental, de extraordinaria influencia intelectual y humanística.
Descanse en paz querido profesor, lo extrañaremos siempre.
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