Convivir con Kicillof y Fernández, desafío crucial para Montenegro
Funcionarios nacionales y provinciales insisten con que no habrá discriminación por el color político. Pero legisladores de Juntos por el Cambio empiezan a ponerlo en duda. Escenario económico incierto y preocupación de la Uocra.
Por Ramiro Melucci
Guillermo Montenegro no es el primer intendente que debe gestionar con un gobierno provincial y uno nacional de distinto signo político. A Elio Aprile le tocó convivir con Eduardo Duhalde y Carlos Menem. Daniel Katz gobernó con Felipe Solá y Néstor Kirchner. Gustavo Pulti, con Daniel Scioli y Cristina Fernández.
Aquellas relaciones fueron virtuosas y tuvieron resultados concretos. Visibles. En la época de Aprile se terminó la doble mano de la autovía 2 y se hizo el refulado en las playas. Katz consiguió que Mar del Plata albergara la IV Cumbre de las Américas y que se ejecutaran obras para embellecer la ciudad. Pulti inauguró la ferroautomotora, el emisario submarino y el nuevo predio de residuos.
En algunos casos, la convivencia fue tan venturosa que traspasó la frontera institucional para ubicarse en el plano partidario. Katz aceptó la transversalidad de Kirchner y se convirtió en uno de los primeros radicales K. Pulti no esquivó el convite de Scioli y llegó a ser el principal referente de los gobiernos nacional y provincial en Mar del Plata.
Que tanto Katz como Pulti hayan tenido la lapicera para escribir los nombres de las listas electorales dice algo de aquellos tiempos: el kirchnerismo vernáculo carecía de un dirigente con caudal electoral propio y necesitaba que el intendente lo vertebrara. En ese punto radica la principal diferencia con el escenario que debe afrontar Montenegro: desde el día 1 de su gestión sabe que Fernanda Raverta, la ministra de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, es la referencia electoral de los gobiernos peronistas con los que le toca coexistir.
La otra disparidad sustancial es que Montenegro, a diferencia de aquellos antecesores, no tiene ninguna intención de saltar la barrera institucional. En lo partidario se ubica sin disimulos en la vereda de enfrente: en la semana cenó con María Eugenia Vidal, la principal rival del gobernador Axel Kicillof. En suma, son dos los motivos de peso por los que nadie vendrá a proponerle una borocotización: está cómodo donde está y además no lo necesitan.
Esa situación abre un abanico de incógnitas. La primera es si la convivencia con Kicillof y Alberto Fernández será ejemplar, como demostraron las fotos del verano con funcionarios nacionales y provinciales, o acumulará trifulcas, como pareció esbozar el cortocircuito con el gobernador por el convenio Escuelas a la Obra.
La segunda es cómo será ese vínculo en etapas electorales, donde las diferencias suelen salir a la luz. Y la tercera y acaso crucial es la plata. ¿Tendrá Montenegro los fondos necesarios para llevar adelante su plan de gobierno? ¿Qué pasará con las obras que prometió en campaña? ¿Se respetará la coparticipación y el Fondo de Infraestructura Municipal (FIM)? ¿Alcanzarán las partidas? ¿Qué dirá el presupuesto provincial?
El intendente confía en que una relación cordial y respetuosa derive en resultados palpables. Los funcionarios nacionales y provinciales que pasaron por la ciudad este verano dijeron que no hay que esperar ningún tipo de discriminación por el color político. Hasta el sentido común lo recomienda: ningún gobierno puede darse el lujo de postergar a Mar del Plata, el tercer distrito bonaerense en cantidad de electores.
Pero hay voces que se permiten empezarlo a dudar. Algunos legisladores de Juntos por el Cambio han exhibido ejemplos. Uno de ellos citó la negociación con la Mutual de Guardavidas, en la que el gobierno municipal tuvo que depositar un adelanto de $ 12 millones. “Correspondía a la Provincia”, alertó.
El conflicto que despunta entre la Nación y el gobierno porteño, también gobernado por el PRO, no parecería el mejor antecedente. También hay dudas en La Plata, otro distrito “amarillo”. El bloque de Montenegro en el Concejo Deliberante mostró algunas puntas de la discusión en el tratamiento de las ordenanzas fiscal e impositiva y el presupuesto municipal. Agustín Neme marcó la disminución en el coeficiente de la coparticipación provincial que recibirá el distrito. El jefe del bloque, Alejandro Carrancio, se quejó por el monto del FIM que le corresponderá a Mar del Plata.
El oficialismo avisa, con estas intervenciones, que sin fondos de otras jurisdicciones no se puede pensar en un plan ambicioso de pavimentación o en la ejecución de obras como el Hospital Municipal, el centro de salud de Batán o la circunvalación, promesas de campaña que no fueron incluidas en el presupuesto municipal.
El secretario de Obras, Jorge González, guarda en su computadora cada uno de los proyectos del gobierno municipal. Tiene en claro que los que fueron incluidos en el cálculo de gastos y recursos se ejecutarán y los otros solo serán posibles si el municipio consigue el financiamiento para llevarlos adelante. Para eso siempre será necesario un guiño provincial o nacional. En un contexto que, por encima de los interrogantes que se abren sobre la relación con el municipio, exhibe estrechez económica y discusiones por las deudas.
La Uocra está alerta. Directamente habla de la “paralización de la obra pública”. El gobierno local, menos frontal que los legisladores, se limita a decir que ya envió el listado de obras para el FIM y espera los fondos. Buscará eludir las controversias. Montenegro lo dejará claro en el discurso de inauguración de las sesiones ordinarias del Concejo, previsto para el 2 de marzo. Dirá que Mar del Plata debe trabajar en conjunto con la Provincia y la Nación, más allá de las banderías políticas. Y que si a la Provincia y a la Nación les va bien, a Mar del Plata le va a ir bien. “Parecen frases hechas, pero es lo que pensamos”, juran cerca suyo.
Unos y otros saben que será crucial el debate del presupuesto provincial para transparentar los fondos destinados a la ciudad. La prórroga que concedió la Legislatura al presupuesto 2019 vence el 15 de abril. Los diputados y senadores de Juntos por el Cambio ya anudaron el endeudamiento que solicitó Kicillof al fondo de infraestructura para los municipios. Creen que es la mejor manera de garantizar el fluir de fondos hacia comunas que no son peronistas. Preocupado, un legislador le deslizó a Vidal la semana pasada la necesidad de que Mar del Plata sea incluida en toda negociación legislativa con el gobernador. “Ustedes saben lo que quiero a esta ciudad”, comentó la ex mandataria. Fue un sí.
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