Hay un tema que al periodista y escritor Gerardo “Tato” Young lo desvela, lo obsesiona, lo lleva a escribir: la verdad y el entramado de personajes que buscan distorsionar la información que llega al resto de la sociedad o “torcer” el rumbo de ciertos organismos e instituciones. Así lo ratificó en su último libro “Los Horribles”, que presentó en Mar del Plata en el marco del ciclo de verano organizado por la editorial Planeta, y que expone que detrás de muchas de las decisiones más trascendentales de la política se esconden los operadores del poder o “traficantes de información sensible”. Y lo hace con nombres y apellidos. Además, en su último libro introduce algo más que lo lleva a utilizar la primera persona: el periodismo.

“La idea del libro era no sólo contar el mundo de ‘Los Horribles’, sino también contar la relación de estos personajes con el periodismo. Me tocó ser testigo del tránsito violento entre lo que era la vieja redacción y lo que son las nuevas. El trabajo cambió mucho, pero no el de Los Horribles, que siguen igual que siempre”, señaló.

– ¿Cuál es el rol del periodismo en esta perpetuación de Los Horribles en la trastienda del poder?

– Para Los Horribles el periodismo es una herramienta de trabajo y nosotros los necesitamos a ellos porque nos pueden dar acceso a información extraoficial que muchas veces, en países como el nuestro, es la verdadera. Entonces se teje una relación necesaria pero bastante peligrosa, difícil, pero -creo yo- absolutamente imprescindible. Sobre todo porque los temas que más me interesan siempre son los problemas de la verdad en este país, donde no son confiables las instituciones, donde no son confiables las estadísticas, donde no son confiables los jueces, donde no son confiables los políticos. Si nos limitamos a contar la historia oficial lo que hacemos es contar una historia falsa. Una gran farsa. Entonces, hay que contar el lado B de la historia y estos personajes, son de ese lado B.

– ¿Es el periodismo actual más permeable para ese tipo de personajes del lado B?

– Yo creo que hay que destacar tres cosas. Una es el cambio tecnológico en nuestro medio, que fue brutal e hizo que hoy compitamos con bloggeros, gente que escribe cualquier cosa, fake news. Otra es cómo el periodismo perdió calidad en los últimos 25 años y la tercera es la grieta que ha hecho que muchos periodistas buscaran noticias a la carta. Se generó una especie de desesperación por encontrar noticias acordes al deseo de cada periodista y no buscar información para después decidir cuál es la noticia. En el documental de Netflix sobre Nisman, el del FBI que habla dice que en Argentina, curiosamente, se buscan los indicios para confirmar una hipótesis en vez de dejar que los indicios te lleven a una hipótesis. Bueno, al periodismo le pasó eso. Todo este escenario es muy apto para que Los Horribles nos manipulen.

– En una parte del libro ponés “¿Argentina democrática?”, así, entre signos de preguntas. ¿la presencia de estos ‘traficantes de información’ afectan el desarrollo democrático?

– Yo creo que Los Horribles son un síntoma de la baja calidad democrática, no es que son los creadores. Los temas que trato, los servicios de inteligencia y la Justicia en general, responden a que yo creo que la Justicia es el organismo del sistema democrático que da certezas o que tendría que dar certezas y aproximaciones a la verdad. Con la Justicia Federal tan contaminada y los servicios de inteligencia tan dedicados a torcerla, tenés un problema con la verdad y sin eso, la democracia está fallando en sus pilares centrales, que es la transparencia y honestidad. Por eso Los Horribles triunfan.

– ¿Fue la muerte del fiscal Alberto Nisman un caso bisagra en esto de intentar ver el lado B de la historia?

– El cadáver de Nisman es una alegoría de eso. Es una imagen intransferible. Nisman es la representación de ese submundo y lo podrido que está el lado “B” de la Justicia, el lado “B” de la política… O de esa relación promiscua entre jueces, políticos y servicios de inteligencia. Como haya sido la muerte de Nisman, y más allá de las convicciones que cada uno puede tener, sin duda es un emergente de eso o el símbolo más palpable de eso.

– Uno de ‘los horribles’ que nombras en tu libro fue nombrado en la Auditoría General de la Nación (AGN), ¿eso afecta tu expectativa frente al nuevo gobierno?

– Javier Fernández (N. de la R.: auditor que está a cargo de la AGN mientras el radicalismo y el Pro acuerdan la presidencia de un espacio que debe ser liderado por la oposición) para mí es el horrible principal del kirchnerismo. Era el gran titiritero de los jueces federales. Ahora fue ascendido y es el jefe de la AGN. Esa es una señal de que no van a cambiar mucho las cosas. Hay una expectativa positiva con la aparición de Gustavo Beliz, que venía con un plan de licuar el poder de la Justicia Federal y de la SIDE, pero ahora ya estoy viendo que están demorando el proyecto, que en la SIDE no están cambiando nada, más allá de lo que dicen. Con lo cual tengo más dudas que optimismo.

— “María Servini es la horrible máxima del Poder Judicial”

Al título de “Los Horribles” que se ve en la tapa del último libro de Gerardo “Tato” Young se le suma una imagen de la sombra de cuatro personas, en apariencia, varones. En los ejemplos que nombra dentro son todos, también, varones. ¿hay mujeres entre “los horribles”?

Consultado por LA CAPITAL, Young ríe y responde como quien tiene la oportunidad para aclarar algo que ya se le fue destacado antes.

“Varios amigos me dijeron que escribí un libro de hombres. La verdad es que no conozco muchas mujeres en ese rol, pero hay una, que es la jueza María Servini, que en mi anterior libro (N. de la R: “El libro negro de la Justicia”) es la protagonista indiscutida”, señaló.

Y aclaró, contundente: “Si bien la mayoría de Los Horribles son hombres, María Servini es la horrible máxima del Poder Judicial”.