Mosaico (Literatura Brasileña Actual): Ciudades, modelos para armar
Género: ensayo, páginas: 320, editorial: Invisíveis, Produções, año: 2015. Por Agustín Arosteguy (Desde Brasil)
Cada vez está más claro que la ciudad no es estática, no es de fierro, sino que siente, muta, reacciona, pulsa. Es decir, como cualquier ser vivo. Atrás, muy atrás, quedó la idea de que la ciudad es solamente un recipiente, un envase con fecha de vencimiento, un organismo autosuficiente. Así la ciudad dejó de ser un ente comandado por el capitalismo o simplemente una entelequia abstracta e inasible pensada por alguna mente en sintonía con la ciencia ficción más avanzada.
La autora Brígida Campbell, con una delicadeza y sensibilidad admirables, traza un identikit artístico de su ciudad, de la ciudad que ella vislumbra que es Belo Horizonte. De esta forma, da la sensación que Belo Horizonte no es el esqueleto que miles de personas atraviesan diariamente con el fin de cumplir sus quehaceres mundanos, calmar sus tribulaciones metafísicas, realizar sus deseos más ocultos.
La ciudad que Brígida nos plantea en Arte para una ciudad sensible (Arte para uma cidade sensível) es una obra artística inacabada y que por suerte, nunca se acabará. Pero esto no termina acá. Sino que esa ciudad no se avergüenza de mostrar sus cicatrizes de vida, sus heridas de guerra, sus vestigios del pasado. Está todo ahí, abierto al cielo, abierto para dialogar de vos a vos con todos y cada uno de sus habitantes. Sólo nos resta poner manos a la obra y armar, cada uno, la ciudad de sus sueños.
Entré en contacto con Brígida y ella me respondió a las siguientes preguntas:
-¿Vos te considerás una artista urbana? ¿Podrías explicar qué es exactamente ese concepto?
-Me parece que sí. Yo vivo en una ciudad grande y puedo decir que tengo una vida urbana. En este sentido, podemos decir que lo “urbano” tiene que ver con un estilo de vida que desarrollamos en las ciudades y el arte que yo hago (y estudio) está totalmente conectada a las formas de ocupación y vida en las ciudades, pues utilizan de materia poética lo que nos presentan nuestras experiencias. De un modo genérico, el término “arte urbano” está relacionado con el grafiti y el esténcil, pero hay mucho más por las calles. Hay una infinidad de obras y artistas que están trabajando en la dimensión urbana del arte y de la ciudad con muchos otros lenguajes, como la performance, los happenings, publicaciones, etcétera. No todo está en los muros, a veces las obras suceden dentro de casa, en ocupaciones temporarias, en los encuentros…
-Hay muchas personas que piensan que la ciudad como modelo de organización económico fracasó o está en camino de… ¿Estamos presenciando el fin de las ciudades?
-El modelo de ciudad que tenemos es resultado de la forma en que nosotros vivimos y cómo construimos nuestra sociedad. Si la ciudad nos parece “fracasada” precisamos pensar cuáles son las formas de organización política, estética, sensible que nos llevaron a ese punto. Las ciudades son el reflejo de una sociedad marcada por la desigualdad. También se presenta como modelo del capitalismo, por eso a veces puede ser estresante, rápida demás y con poco tiempo para “vivir”, ya que estamos muy envueltos con el “trabajar”. Una ciudad verdaderamente interesante sería aquella donde todas y todos tuviesen lugar. El desarrollo de las ciudades sólo podrá venir cuando la lógica del pensamiento colectivo y público desplacen a la lógica privada. David Harvey dice que si el modelo que creamos para vivir no está bueno, nosotros tenemos el derecho de cambiarlo. Por eso existen tantos movimientos (y ellos son tan importantes) que están actualmente trabajando en una especie de reconstrucción de esos modelos, creando y recreando formas de ocupación y de vida.
-Sólo en Minas Gerais en los últimos 3 o 4 años surgieron varias ocupaciones urbanas, sucedieron también muchos desalojos y confrontaciones con la policía. ¿Vos acompañás esos movimientos sociales? ¿Cuál sería el papel del arte en estos casos? ¿Vos pensás que el arte aquí también puede ser entendido como una forma de resistencia?
-Lo que estamos vivenciando en Brasil en los últimos años es algo inédito y estamos todos aprendiendo de los acontecimientos. Los conflictos sociales que estaban adormecidos para gran parte de la población, están viniendo a la superficie y todos nosotros estamos impresionados con esto. La violencia es parte de esta lucha de fuerzas que se traba en el espacio político y se manifiesta de las formas más terribles y deshumanas como son la presencia de la policía en las escuelas, en las ocupaciones y en las calles. El arte siempre está presente en las luchas sociales, y en este lugar él ocupa una zona gris entre “estar” y “no estar” como arte. El posee diversas funciones y puede ser lúdico, creativo y ayudar a dar visibilidad a las cuestiones y luchas políticas. También es una forma de comunión del grupo y una manera de introducir tópicos nuevos en el debate. Recientemente, los casos más interesantes que estamos acompañando son las ocupaciones de los edificios del Ministerio de Cultura en todo el país, donde artistas y estudiantes están posicionándose contra el Golpe en curso. Son todas ellas novedades que nos presentan una linda (y nueva) manera de compromiso político y lucha colectiva.
-En este contexto actual de neoliberalismo global que estamos viviendo, creer en una ciudad sensible donde el arte puede devolver a las personas el espacio público, ¿no es una utopía? ¿La razón de ser del arte es utópica? ¿Vos pensás que en realidad lo que estamos viviendo no es una distopía oculta, disfrazada?
-Yo aprendí con Milton Santos que la utopía es posibilidad real de cambio. Cualquier proyecto para suceder precisa antes existir en la imaginación y en los sueños, y es ahí que entra el arte. El arte enseña a soñar y ejercitar la creatividad y el pensamiento crítico. No es que el arte vaya a devolver a las personas el espacio público, son las propias personas y los movimientos sociales que crean las condiciones para que eso suceda. Lo que el arte hace es proporcionar un territorio de experimentación libre donde es posible desarrollar la sensibilidad necesaria para pensar en eso.
¿Quién es?
Brígida Campbell (Belo Horizonte, 1981) es profesora del curso de graduación en Artes Visuales de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Federal de Minas Gerais. Estudiante de doctorado en Artes Visuales en la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Universidad de San Pablo. Socia fundadora del EXA, Espacio Experimental de Arte, en Belo Horizonte [www.exa.art.br]. Forma parte del grupo Poro [www.poro.redezero.org].
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