Los “trabajadores golondrina” y el drama de no encontrar trabajo
La estacionalidad de la oferta laboral atrae a hombres y mujeres que arriban a la ciudad con la esperanza de conseguir trabajo, un objetivo que no siempre se consigue y terminan durmiendo en la calle y con dificultades para volver a sus lugares de origen.
Municipio y organizaciones sociales asisten a los "trabajadores golondrina" que llegan a la ciudad y no consiguen el trabajo esperado para la temporada.
En verano, Mar del Plata no es sólo sinónimo de disfrute, descanso y mar. En los meses de mayor actividad económica, la ciudad que históricamente fluctúa en los primeros puestos del ranking de desempleo nacional se convierte, paradójicamente, en sinónimo de trabajo y esperanza para aquellos que, complicados por su presente laboral, desembarcan en “La Feliz” con al menos un objetivo: volver a sus lugares de origen con algo más que con lo que vinieron. Sin embargo, no todos alcanzan sus expectativas y, para muchos, la calle de una ciudad que les es ajena pasa a ser su único refugio.
Desde hace algunos días que los paseos por las calles céntricas cuentan con un mayor número de vendedores ambulantes así como personas -en su gran mayoría hombres- en situación de calle. La particularidad que se da en verano, sobre todo en enero, mes que concentra la mayor cantidad de arribos (según el último informe de Mar del Plata Entre Todos, en el primer mes del año arriban un promedio de 1.400.000 turistas), es que un amplio porcentaje de los mismos no son oriundos de la ciudad, sino personas que vienen en búsqueda de una salida laboral a una ciudad que duplica su población y aumenta su oferta laboral.
“Trabajadores golondrina” suele ser el término empleado para hacer referencia a este grupo de personas que, como las aves, pasan cortos periodos de tiempo en una ciudad que solo será su hogar en tanto dure la temporada o el trabajo por el que vinieron. El fenómeno se repite todos los veranos y se incrementa con mayor vehemencia luego de años difíciles en materia económica.
Los programas del Estado
Sin embargo, el panorama se complejiza cuando las promesas de trabajo no se concretan y aquellos que vinieron en búsqueda de un trabajo, no tienen siquiera donde dormir.
Desde el municipio, el programa de Atención a Personas en Situación de Calle, a cargo de Leticia González, brinda atención todos los días las 24 horas. Sin embargo, el caudal de personas que se da en verano por su estacionalidad laboral obliga la intervención de otros programas coordinados con la Provincia de Buenos Aires.
El 30 de octubre último, el gobierno bonaerense, por entonces aún bajo el mando de María Eugenia Vidal, retiró los camiones que habían sido dispuestos en Plaza Rocha, en el marco del programa de asistencia a personas en situación de calle “Cerca de Noche”, y donde se realizaban los procesos de admisión a los paradores municipales y se accedía a una atención primaria por parte de psicólogos y asistentes sociales.
Oportunamente se explicó que el retiro se debió a una cuestión de “contratación” con la empresa proveedora, pero que la atención continuaba con normalidad. Hasta el momento no hay comunicación oficial respecto el reestablecimiento de dichos programas, aunque según pudo saber LA CAPITAL, la continuidad de una iniciativa similar podría oficializarse en las próximas semanas.
La ayuda de las organizaciones
Cuando la búsqueda de trabajo se frustra o los frutos del mismo no son los esperados, organizaciones sociales y religiosas también entran en escena, colaborando con la admisión en algún hogar, donde pueden comer, darse una ducha y pasar la noche.
Así, desde iniciativas como la Noche de la Caridad y el Hogar de Nazaret aseguran que, después de los meses más duro del invierno, la temporada estival suele ser otros de los “picos” de trabajo en el lugar.
“Después de esas 120 noches en las que Mar del Plata tiene menos de cuatro grados, el verano es definitivamente otra de nuestras ‘temporadas altas'”, señaló Roberto Benzo, el director de Cáritas Mar del Plata, organización que cuenta en la ciudad con el Hogar de Nazaret. “Ahora, por ejemplo, estamos trabajando a nuestra capacidad máxima: 60 personas, de las cuales 50 son hombres”, señaló.
Según indicó Benzo, durante la temporada estival suelen darse dos tipos de pernoctadas: por un lado, las “estadías temporarias, cuando el trabajo prometido se concreta unos días después del esperado” y por otro, “estadías más prolongadas, que son aquellos que definitivamente fueron defraudado”.
“En este último caso, lo que trabajamos con nuestro equipo social -conformado por una trabajadora social, psicóloga y médica psiquiátrica- es el tema de “repatriación” a sus lugares de origen. Comprando pasajes, por ejemplo”, explicó, al tiempo que aseguró que “se acerca al hogar mucha gente que está en la terminal, viendo cómo volverse. Derivados, incluso, por gente de la calle”, aseguró.
Benzo también se mostró expectante ante la posibilidad de aplicarse nuevos programas desde el Estado. “Sabemos que, al menos hasta donde nos hemos enterado, el programa se supone que tendría una continuidad. Todavía no sabemos cuál será”, indicó.
Y concluyó: “Considero que hay una voluntad de tomar medidas por dos razones: no arruinar la postal de verano y, espero que esta principalmente, no repetir las noticias de 2016 y 2017, cuando 13 hermanos en situación de calle murieron por el frío en la ciudad”.
–Venta ambulante, una alternativa
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