Oroquieta: “La seguridad no es una cuestión de mano dura, sino de mano justa”
Pese a que el signo político seguirá siendo el mismo en Luro e Yrigoyen, la visión sobre la seguridad ciudadana que iniciará la gestión de Guillermo Montenegro es diferente. El secretario de Seguridad municipal será un hombre del círculo más cercano del intendente electo. Su plan de trabajo, sus ideas y preocupaciones.
Darío Oroquieta llega a Mar del Plata como uno de los hombres más cercanos a Guillermo Montenegro.
Por Fernando del Rio
Darío Oroquieta tiene 47 años y desde esta semana afrontará el desafiante esfuerzo de gestionar soluciones municipales para una de las mayores demandas de la gente: la inseguridad. Es uno de los funcionarios que el intendente electo Guillermo Montenegro importó de fronteras afuera del partido de General Pueyrredon por su estrecho vínculo, pero también por una relación de confianza profesional.
“No pienso que pueda traer complicaciones no ser marplatense, sino todo lo contrario porque es un área muy técnica y lo tenemos que enfocar desde ese lado. Pero trabajé tanto con Mar del Plata en estos últimos cuatro años por el despliegue de Fuerzas Federales que conozco su problemática”, dice Oroquieta en una entrevista orientada a ser también una carta de presentación.
Actual Subsecretario de Políticas de Seguridad e Intervención Federal, intenso hincha de River y taurino, Oroquieta será la mano derecha de un intendente que si de un tema conoce es de seguridad.
– ¿Cómo fue la convocatoria de Montenegro para este proyecto en Mar del Plata y Batán?
– Bueno, a Guillermo lo conozco hace 12 ó 13 años, cuando conformamos el proyecto original de la Policía Metropolitana. En realidad quien me convoca entonces es Eugenio Burzaco y a partir de ello entablo una relación con Guillermo. Mi aporte era la relación con la comunidad y los vínculos con la fuerza. Desde ahí empezamos a trabajar. En función de eso generamos un vínculo personal muy bueno. Cada vez que veníamos a Mar del Plata, en esta última gestión nacional, fui conociendo y recogiendo la opinión de los actores principales en el tema seguridad y cómo son los problemas. Un día me dijo que le gustaría que lo acompañara. Para mí fue un honor el ofrecimiento.
– ¿Después de pasar por Vicente López y por la gestión nacional, dónde está el estímulo en trabajar en una ciudad como Mar del Plata?
– Creo que Mar del Plata es una ciudad que tiene un problema importante de seguridad, que está dentro de las grandes ciudades del país, y resolver o trabajar para intentar resolver uno de los problemas más macro, es un orgullo para mí.
– “Problema importante de seguridad”. Ese diagnóstico o bosquejo de diagnóstico está definiendo ya un perfil de ciudad. ¿Cuáles son las principales preocupaciones?
– Hay dos o tres componentes para tener en cuenta. Es una de las ciudades con índices de desocupación más alto. Esto obedece a algunas problemáticas propias de lugares donde la gente va en el verano a hacer la temporada y se queda. Que la hace, por eso mismo, una ciudad muy complicada. Y una afluencia de gente muy fuerte en la temporada que genera un volumen muy importante. Esta complejidad ha hecho que tenga números malos lamentablemente de homicidios y de delitos, arrebatos, en robo, o en seguridad vial. Es una ciudad a la que le falta infraestructura, por ejemplo, de iluminación. Y una presencia del Estado que debería ser mayor que la que tenemos en el día de hoy.
– ¿En qué falla hoy el Estado municipal de acuerdo al diagnóstico que han hecho?
– Lo que ocurre es que la seguridad es trasversal a todas las áreas. Vivienda, obra social, salud, desarrollo social en su contexto, hacen a la seguridad. Y el Estado tiene que estar cerca, porque cuando el Estado se aproxima a los barrios, cuando se hacen cosas básicas, automáticamente se genera el vínculo con la gente y una vez que uno trabaja con esas cosas se pueden hacer diferencias. Claro que se necesitan varios actores como la policía provincial y fuerzas federales, pero también el Estado local, la iluminación, pasar el camión de basura, que se pueda entrar y salir del barrio sin problemas, atención primaria en salud y educación cercana… eso lo hicimos en el plan Barrios Seguros en Alto Verde, Carlos Gardel, en Santa Fe. Ahí el narcotráfico llegaba antes que el Estado y financiaba las necesidades básicas de la gente. Debemos recuperar eso.
– A propósito del narcotráfico, la semana pasada mantuvo una reunión con los fiscales de estupefacientes…
– Es que el tema de la droga es uno de los pilares estratégicos de lo que vamos a hacer. Tenemos intenciones de vincularnos en una mesa de trabajo con la gente de Justicia porque tenemos que compartir la información que está al alcance municipal a través de los vecinos. Tenemos que generar en conjunto el análisis, tal vez podamos ser un importante soporte de colaboración con la Justicia. Por eso acordamos tener una reunión mensual con el seguimiento de los casos. Yo creo que conociéndose las caras, con los teléfonos abiertos las 24 horas, todo se hace mucho más fácil y se puede trabajar, corregir y mejorar procesos. El combate al narcomenudeo será una de las prioridades de esta gestión.
– El narcomenudeo está extendido porque, también, hay mucha precariedad en el anillo exterior de Mar del Plata, donde, precisamente, el Estado pierde terreno…
– La seguridad tiene que ver principalmente con eso. Con no perder el territorio de una plaza, de la calle. Si en los barrios se reponen las luminarias, si se mejora la poda y el corte de pasto, si aumenta la calidad en general de la iluminación, cuando la basura se recolecta en tiempo y en forma…. Se tienen que gestionar esos detalles y la presencia de los preventores municipales para esos temas que parecen menores, en su conjunto, terminan contribuyendo a la seguridad.
La transición y el cambio
– Para mí la seguridad no es cuestión de mano dura sino de mano justa. Analizar la situación y entender por qué las cosas suceden es fundamental en este tema. Uno puede mejorar con un montón de herramientas que van más allá de las distintas fuerzas, lo que se puede hacer desde la gestión municipal en este caso.
– ¿Existió la transición en Mar del Plata o se trata de una continuidad?
– No, no, tuvimos comunicación con Lencina y antes la tuve con Telpuk, cuando hizo su gestión. La visión nuestra es claramente de mejorar y una visión más macro. Hay cosas que son visibles faltas, como por ejemplo que hay pocos efectivos en el COM, o que hacen falta herramientas de tecnología que ayudan mucho como lectores de patentes, sistemas analíticos que ayudan a aprovechar al máximo otra infraestructuera. Las cámaras están pero hay que optimizar su rendimiento.
– Usted trabajó en Vicente López con una policía Municipal, tuvo un importante rol en la creación de la Metropolitana. ¿Mar del Plata tendrá policía local?
– Yo veo con buenos ojos la posibilidad de tener un cuerpo de prevención propio. Tenemos la necesidad de dar respuesta eficiente y hay un actor primario que es el que tiene que darla, entendiendo los recursos que se tienen. Soy un convencido de que pueden coexistir una Policía Local con la Policía de la Provincia. Si hay diagnóstico, hay plan, y si la información está sobre la mesa, se puede trabajar en conjunto.
– Mar del Plata tiene un drama cultural que es el tránsito y eso no solo repercute en la salud pública sino también en cuestiones de seguridad. ¿Qué se hará al respecto?
– Para mí es un área fundamental. Estamos trabajando para poder articular de la mejor manera posible. Cuando uno hace controles de tránsito, el orden que uno busca en la ciudadanía comienza a aparecer. Y no tiene nada que ver con esa idea de que solo apunta a “motochorros”. No, tiene que ver con el orden. Cuando esos procesos se mejoran, empiezan a dar resultados muy importantes. Porque se detectan delitos, infracciones… Por ejemplo, me enteré que en Mar del Plata hay un solo alcoholímetro en toda la ciudad.
– Inverosímil…
– Es increíble. Trabajar sobre eso es clave, dotar de herramientas, de acciones operativas necesarias, porque los controles de motocicletas deben existir, porque los accidentes viales muchas veces se suscitan por no estar el Estado presente. Pero eso sí, hay que ver bien cuáles son los recursos y cómo podemos trabajar en conjunto. La cantidad del personal con el que uno cuenta es el limitante. Pero entonces hay que concientizar en distintos niveles, en la venta de vehículos hay que hacer controles, en otros niveles.
— Violencia de género, una de las preocupaciones
Para Darío Oroquieta, el problema de la violencia de género en los tiempos actuales es una de las mayores preocupaciones. Luego de un proceso municipal de cuatro años en el que hubo quejas de las organizaciones vinculadas a la temática por la falta de prioridad, Oroquieta sostiene que habrá una focalización en ese aspecto.
“La cuestión de la violencia de género -asegura- no es sólo la intervención judicial y los botones de pánico. Acá hay que poner el esfuerzo en la prevención, generando los canales de comunicación de emergencia, sino tener buen nivel de respuesta. La formación de un equipo especializado será una de las propuestas, pero también identificar los novios violentos, los indicios que revelan que esa violencia está en el contexto, las redes sociales y el uso de ellas como herramientas. Tenemos experiencias internacionales que han funcionado y podemos aplicarlas.