MADRID, España.- La repentina e imprevista llegada de Greta Thunberg al recinto ferial donde se celebra la Cumbre Climática de Madrid desvió todos los focos hacia la activista sueca y convirtió la cita, aunque sea de momento, en la ‘cumbre de Greta’.

Thunberg, que tiene prevista una intervención en la COP25 el próximo lunes en un acto de Unicef, llegó pasadas las 11 al recinto ferial de IFEMA donde se celebra la conferencia de las Naciones Unidas.

Su inesperada llegada provocó un gran revuelo entre los participantes, algunos de los cuales se fotografiaron con la joven, quien intentaba abrirse paso en su recorrido por las instalaciones de la cumbre en medio de una nube de cámaras y teléfonos móviles.

Rodeada por impresionantes medidas de seguridad, la joven sueca fue en todo momento seguida por decenas de cámaras de televisión, fotógrafos, periodistas y jóvenes activistas de muchos países.

La joven accedió al recinto ferial por la “zona verde”, el espacio abierto a la participación social, donde recorrió brevemente las instalaciones que tienen varias instituciones y organizaciones no gubernamentales, además de dejarse fotografiar con otros jóvenes activistas y voluntarios, en su mayoría españoles.

Greta Thunberg se trasladó minutos después hasta la “zona azul”, la más “oficial” de la cumbre y gestionada por Naciones Unidas, donde un centenar de jóvenes de la organización Fridays for Future tenía programada una sentada reivindicativa.

La activista se sumó a esa sentada, donde después formaron un círculo cogidos de las manos y cantaron letras reivindicativas y eslóganes a favor de una mayor ambición climática.

La presencia de Greta en las instalaciones del recinto ferial desvió la atención de todos los medios de comunicación que cubren la cita para captar las primeras imágenes de la activista en la reunión anual del clima.

Una nube de ‘flashes’, cámaras, teléfonos móviles y grabadoras sobrevolaban los alrededores de Thunberg, y se sucedieron también los empujones en los accesos más estrechos, porque no solo periodistas querían una instantánea de la joven sueca.

La activista llegó este viernes a Madrid en un tren procedente de Lisboa, ciudad a la que atracó tras cruzar el Atlántico en un catamarán junto a una familia australiana que le cedió un espacio en la nave.

La activista estuvo en todo momento rodeada por un imponente servicio de seguridad integrado por personal de la seguridad privada contratada por la feria de Madrid y por agentes de seguridad de Naciones Unidas.

EFE