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La Ciudad 22 de noviembre de 2019

Apostasía: Una explicación a la fuga de católicos

Un relevamiento realizado por el CONICET muestra que en una década la cantidad de católicos cayó un 13%. La posición de la iglesia en cuestiones como el aborto y el matrimonio igualitario inclinan a la gente hacia la opción apóstata.

LA PLATA (Corresponsalía)-. Escuchar la frase “Dios es argentino” es algo demasiado común en nuestro cotidiano y, a pesar de ello, el repetirla constantemente no le otorga visos de veracidad. Lo que sí es cierto, es que su representante sobre la tierra no sólo es “argento”, sino que nació en la provincia de Buenos Aires.

Pero ni siquiera tener desde hace 6 años línea directa con el “altísimo” evitó la debacle en la que está sumida la iglesia católica en nuestro país, que en la última décadasegún un relevamiento del CONICETcayó un 13,6%, pasando del 76,5% de la población al 62,9%.

Cabe aclarar que esta caída de fe no es casual ni lleva apenas diez años. En 1947, el 93,6% de los habitantes argentinos profesaban la fe católica. Trece años más tarde, la representatividad cayó al 90% y en 2008, en ocasión de la primera encuesta que realizó el CONICET sobre creencias, el porcentaje era del 76,5%.

Una de las formas de explicar esta caída en la adhesión de los creyentes son los movimientos de apostasía que vienen creciendo de manera exponencial a lo largo y a lo ancho del país.

Apostatar consiste en seguir un trámite con la finalidad de ser “borrado” de los registros religiosos para ya no estar contabilizado como parte de la iglesia católica. De esta forma, se restarían los datos de los apóstatas de los recogidos en los registros de bautismos, disminuyendo la representatividad de la iglesia frente al resto de los habitantes del país.

En Mar del Plata, la organización que promueve la apostasía colectiva desde el 2009 es Ateos y Ateas Mar del Plata. “Somos un grupo de personas ateas que luchamos por nuestros derechos, por nuestra plena libertad de conciencia, por la no discriminación y el reconocimiento de nuestras convicciones libre de prejuicios”, informó Fernando Lozada, presidente de la asociación.

Sobre la organización, Lozada remarcó que “está consustanciada con la lucha de los derechos humanos, no sólo de nuestro colectivo sino en general, por eso nuestras primeras campañas masivas y colectivas de apostasía se comenzaron a realizar en los actos por la Memoria, Verdad y Justicia cada 24 de marzo”.

Agregó -luego- que “extendimos nuestra acción a otras fechas significativas, como las que se realizan desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; desde las organizaciones de la diversidad y disidencia sexual hasta las ONG que luchan contra el abuso sexual en la infancia, etcétera”.

Tan fuerte es el movimiento apóstata en Mar del plata que tiene su propia emisión radial llamada “La voz del Erizo”, en la que cada miércoles durante la emisión los oyentes llevan al estudio solicitudes para apostatar, que mensualmente son entregadas al obispado para completar el trámite.

“Así es como logramos entregar unas 1700 solicitudes, de las cuales calculamos que se han llegado a concluir la mitad. Es difícil estimar esto último, ya que es personal la finalización del mismo. En general hay buena predisposición por parte del canciller del obispado de la diócesis de Mar del Plata, incluso quienes fueron bautizados en la ciudad logran realizar la última parte vía correo electrónico”, explicó Lozada.

Desde Ateos y Ateas Mar del Plata indican que la apostasía no es simplemente un trámite burocrático clerical, sino que es el ejercicio del derecho a no pertenecer a una institución con la cual “no coincidimos ideológicamente”. Y aclaran que “lo consideramos un acto político de protesta contra las políticas de clericalización del Estado Argentino, que implican el multimillonario sostenimiento económico del culto, privilegios e influencia en las políticas públicas”.

Una modalidad diferente se utiliza en la capital provincial, donde el trámite es personal y en la parroquia en la que se realizó el bautismo. Así lo explica Soledad, miembro del grupo de Apostasía Colectiva La Plata, que se fundó luego de que en 2018 se cruzara con la gente de Apostasía Colectiva “No en mi nombre” (CABA).

Por su parte, en La Plata, el grupo elige no influir en si creer o no en Dios, sino solamente en la idea de quitar a los intermediarios en esa relación, si es que existe. Sobre esto, “Chola” (así la conocen a Soledad) indicó que “muchos fuimos bautizados y decidimos no pertenecer a la iglesia, no tiene que ver con dejar de creer en Dios, simplemente que uno no comparte los postulados y el aparato eclesiástico de la iglesia católica argentina”.

“No se cuestiona la creencia en Dios, sino la representación de la iglesia católica Argentina”, fundamentó la apóstata platense y agregó: “no puedo sentirme jamás representada por una iglesia que es represiva, que es anti derechos y que encubre curas pedófilos”.

Para graficar esta postura, ejemplificó con un resonante caso que hoy está en los medios platenses al remarcar que “en La Plata, el cura Lorenzo tiene el aval del arzobispo de la ciudad de La Plata, así como tiene el de Julio Garro y sigue dando misas en la parroquia de Gonnet”.

Finalmente, explicó las razonas de por qué ya no se realizan presentaciones colectivas en la capital provincial al indicar que “en La Plata ya no se hacen presentaciones colectivas: ahora, por una maniobra del arzobispo, para neutralizar las presentaciones colectivas cambiaron el trámite y es personal y abreviado. Directamente yendo a la parroquia en la que se fue bautizado, pidiendo una cita para apostatar y en el encuentro se labra un acta en la que la parroquia pone dos testigos, volcando la información en el libro de bautismo en el que con una anotación al margen se aclara que se hizo abandono de la fe católica apostatando”.

Son muchos los motivos que llevan a la gente a apostatar: los casos de pedofilia por parte de curas católicos, la posición de la iglesia con respecto al aborto y la idea en general que se tiene del cumplimiento de los sacramentos más cómo un evento social que como una demostración de fe. Todo esto conspira a que los fieles busquen su propia relación con Dios, o elijan ser parte de una iglesia que los contenga y no que los discrimine. Pero los números no mienten y los fieles “argentos” no repuntan, a pesar de que desde hace 6 años, Francisco es la máxima autoridad eclesiástica sobre la tierra.