Polideportivo del Centenario, el gigante muerto
Varios vecinos mencionan al ex intendente Gustavo Pulti al referirse al Polideportivo construido estratégicamente dentro del Centenario, obra por demás necesaria en el barrio. Son muchos los que pidieron esta gigante estructura y ayudaron a terminarla. Hace tiempo sobran insultos irreproducibles para el intendente Carlos Arroyo por haberlo ignorado en sus cuatro años de gobierno. Jamás lo abrió.
“Solo le faltaba el gas y poner la bomba. Este Arroyo es un impresentable. Nunca vino, no hizo nada y ahora el polideportivo está destrozado, todo roto, abandonado, es un nido de ratas y se vino abajo; adentro solo están policías jugando a las cartas”, aseguró furiosa una mujer que vive justo frente a la gigante estructura que en estos cuatro años la gestión de Arroyo eligió ignorar, pese a los reclamos, la organización barrial, los festivales por su terminación y la necesidad de contar con un lugar así, que integre a los jóvenes desde el deporte y la cultura, y sea un refugio frente a la droga y la violencia.
Los vecinos apuntan a la administración del complejo pero exigen, desesperados, que el Municipio también brinde respuestas y “lo abran”, como también que cuiden el centro de salud que también funciona adentro, junto al Polideportivo.
“Esto lo tiene que ver el intendente”, reclama Lorena entre los pastizales que superan su altura, pero no se refiere a Carlos Arroyo (poco lo nombran), sino a Guillermo Montenegro, a quien algunas vecinas ya contactaron por distintos problemas. “Yo ya le pedí que se quede Prefectura, porque si no esto es tierra de nadie”, dijo otra mujer.
“Tiene que hacer algo, con OSSE, con la seguridad, con la energía, con el polideportivo, con las ratas, con el tanque de agua; algo, falta todo acá”, le piden a través de LA CAPITAL al intendente electo y recuerdan, con bronca y como una “gran falta de respeto”, la intención que llegó a verbalizar Arroyo de “pasarle una topadora por encima” a todo el Centenario.
Mirando con tristeza el Polideportivo “todo roto, muerto”, a metros de un grafiti con el rostro de jóvenes asesinados en manos de la droga y el delito, Flavia sostuvo: “Es una lástima este lugar, así cerrado, con todos los chicos que andan en la calle. Es muy necesario. Se vino abajo, rompieron los vidrios, las puertas, los pastos miden dos metros. Es horrible, es un asco, es muy triste”.