Cada invierno, la costa marplatense suele engalanarse con el paso de ejemplares de Ballena Franca Austral. Ayer, quienes se aventuraron al agua a pesar del frío y la neblina, pudieron ser testigos privilegiados de la majestuosa presencia de estos grandes cetáceos. Fue el caso del deportista Gabriel Nannini, quien tuvo la oportunidad de tomar impresionantes imágenes de dos ballenas, a poco menos de dos kilómetros de la costa local.

“Pese al nublado día, estando a 1 o 2 kilómetros, me pude acercar con mi tabla a escasos metros, a veces rozándonos, y compartir su calma y amistad desde tan bello lugar”, relató el surfista marplatense.

Y si la maravillosa vista de la costa local tiene en cada estación su encanto, en invierno, la cada vez menos esporádica visión de las ballenas es uno de ellos. Eso sí, hay que estar atentos porque no avisan.

El hábitat de la ballena Franca Austral es todo el Hemisferio Sur, distribuyéndose no sólo en las costas de nuestro país, Uruguay y Brasil en el Atlántico, sino también en el Pacífico y el Indico, avistándose en países como Perú, Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.

Nuestro país preserva una de las dos principales áreas reproductivas de la especie, en Península Valdés. El otro se encuentra en Sudáfrica.

Según cuenta el biólogo Sergio Morón en su blog “Ballenas en la Costa”, “estas áreas reproductivas son frecuentadas por cientos de animales en el período comprendido entre julio y diciembre, para cumplir actividades reproductivas y de crianza. Una vez finalizadas estas actividades los ejemplares adultos, juveniles y cachorros migran hacia zonas subantárticas donde se localizan las zonas de alimentación de esta especie, la Convergencia Antártica una zona de gran producción de alimento”.

Además, “en la época de invierno migran a zonas más cálidas como el sur de Brasil para encontrar temperaturas más benignas. Durante la estación reproductiva, la población de Península Valdés arriba progresivamente durante el otoño. Las ballenas permanecen en el área todo el invierno y la primavera abandonando gradualmente la zona a medida que se acerca diciembre. A pesar de la extensa costa argentina la zona de apareamiento de esta ballena está limitada al área de Península de Valdés (provincia de Chubut). El Golfo Nuevo y el Golfo San José, ubicados en esta área presentan características peculiares que permiten este fenómeno, dado a sus aguas calmas y extensas playas con restingas”.