El sueño americano quedó trunco. Ley de Murphy. Todo lo que puede salir mal, suele salir mal. A lo que hay que agregarle: si se hacen algunas cosas mal, pueden salir peor. Y si otros hacen el mal, mucho peor todavía.
Es cierto que la Selección Argentina de fútbol jugó tres finales en tres años consecutivos, y ese ya es un mérito que no puede atesorar ninguna otra en el mundo. También es real que la primera de ellas la perdió con el mejor equipo del mundo, Alemania, y las otras dos se le escaparon en los penales. Pero en ninguna de ellas hizo goles y tiene en sus filas, entre otros, al mejor jugador del mundo.
En los penales hay una delgada línea entre la fortuna y la destreza y la fortaleza mental para afrontar la situación crucial (si de fútbol hablamos, claro). Pero no haber podido evitar los penales ante Chile, que es una supuesta selección de menor poderío, y a la que se le ganó en marzo en Santiago por eliminatorias y al comienzo mismo de esta Copa América sin Messi, no es casualidad. Para no llegar a los penales faltó ese plus, ese fuego sagrado, y esa gran jugada de Lío que todavía estamos esperando en los momentos decisivos, más allá de que el equipo tuvo una actitud mejor que en la final del año pasado.
Pero si algo puede salir mal, suele salir mal. Si se viaja con varios jugadores lesionados, y si después juegan el partido decisivo algunos que no están en buenas condiciones físicas y si para colmo en los penales se elige a alguno de ellos y no a otros más frescos, física, mental y futbolísticamente, pues entonces algo puede salir mal. Esto sin dejar de remarcar el buen trabajo del entrenador Gerardo Martino a lo largo de la Copa, en la elección de los equipos que puso en cancha y en los cambios. Hasta la final.
Pero si además se hacen algunas cosas mal desde afuera y otros hacen el mal, todo puede ser peor. Ahora todos se rasgan las vestiduras y piden por la continuidad de Messi, pero no se hacen cargo de las irresponsabilidades cometidas, como en otras cosas mucho más trascendentes que el fútbol. El gobierno nacional se metió en el fútbol cuando no debía, conspiró y jugó con fuego a través de su operador judicial, político y futbolístico y empeoró una crisis en el medio de la participación de la Selección en la Copa América. En AFA había elecciones reglamentarias por estatuto el 30 de junio. Angelici y compañía conspiraron para el cisma y terminó interviniendo la FIFA a pocas horas de que la Selección Argentina jugara una final. El equipo estuvo en Estados Unidos sin saber cuál era su respaldo y su conducción. Todo muy inoportuno e irresponsable. No es casual que también actúen así en el fútbol. Lo hacen en casi todo.
Todo puede salir mal si alguien hace el mal y si otros no ayudan o no hacen lo que les corresponde. En medio de un viaje inolvidable, gracias al fútbol, y que volveríamos a hacer mil veces, por la Manhattan mágica, las bellísimas Boston y Chicago, la ampulosa Houston, esta delegación periodística, y quien esto escribe en especial, sufrió un robo. En el aeropuerto de Houston. Una campera el colega Jonatan Fabbian, una campera con el pasaporte y tarjetas de crédito en el bolsillo, este periodista. La inseguridad, como se ve, verdad de Perogrullo, está en todas partes, y no era culpa de un solo gobierno de un solo país.
A la desesperación que a cualquiera le puede provocar una situación así lejos de casa, en una larga madrugada, respondió inmediatamente y con mucha solidaridad y predisposición en el asesoramiento la gente del Consulado argentino en Houston. Pero ya estábamos en tránsito, saliendo de esa ciudad. Y ahí tenemos que decir que no nos encontramos ni con la misma predisposición ni con ninguna facilidad de parte del Consulado de Chicago, que es donde debimos hacer el trámite. Periodista argentino, trabajando para la Copa América, que sufrió un robo en Houston, fue atendido con un vidrio de por medio, desde una hermética oficina, con una bella sonrisa pero sin salir siquiera a dar la mano y solicitando rápidamente el pago de casi 200 dólares. En Houston nos habían dicho que salía 20. Nos pidieron aquí una mail order (especie de sellado) que no se pudo hacer porque llegamos fuera de horario de atención. Entonces nos cobraron igual el dinero que valía pero no recibimos comprobante alguno y además ¡nos cobraron 40 dólares por cada hora que nos tuvieron que esperar para hacernos el pasaporte provisorio! ¡El Consulado del gobierno argentino! Que se supone debería ser solidario y expeditivo con el connacional que tuvo un problema allí, máxime si está trabajando y no de turista (aunque también debería ser así en este caso). Cambiamos. Parece que solo lo que estaba bien, lo que está mal no.
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