NUEVA YORK, Estados Unidos.- Lionel Messi domina toda la escena de la Copa América. En todos los sentidos. Y será la gloria o Devoto. No significa esto que dejará de ser el mejor jugador del mundo. Pero los ojos del mundo del fútbol se posan sobre él con la ansiedad de esperar su primer título como capitán de la Selección Argentina de mayores.

Y los argentinos que andan por aquí, los mexicanos que quieren “vengarse” de los chilenos, y todos los demás, incluso los norteamericanos amantes del fútbol, están esperando esa imagen, la de Messi levantando la Copa América del Centenario. También el propio entrenador, Gerardo Martino, puso la cuestión en ese lugar: la gloria o Devoto. Cuando habló del “juicio final” y cuando le contestó en Houston a LA CAPITAL que para el análisis del periodismo y de la gente solo servirá el título, aunque él considere que no deba ser así y nosotros pensemos lo mismo. Que en el fútbol el resultado es lo más importante pero no lo único, y que el concepto del juego es la materia de análisis. Que una vez consumada la historia más allá de las 23 de hoy en New Jersey habrá que ver de que forma se ganó o de que manera se perdió.

Lionel Messi domina toda la escena de la Copa América. Y es la del Centenario. Está en las gigantografías en Manhattan y también en todo el camino del paseo del estadio Soldier Field en Chicago, por ejemplo. Y estuvo en todas las mesas de los argentinos que llegaron hasta aquí (por cierto muchos menos que en otros tiempos, cuando decían que había “cepo” pero el número de viajantes era récord), en las noches del viernes y del sábado.

Por ejemplo, en la noche del viernes un grupo de argentinos llegó a festejarle el cumpleaños a Messi en ausencia (y de paso, por el lugar, a Riquelme). Fue en el Restaurant Boca Juniors de Queens, aquí en Nueva York, con el entrañable Walter Coni como anfitrión, junto a Horacio Pagani como figura estelar invitada, otro grupo reducido de enviados, en el que se encontraban este periodista de LA CAPITAL, el reportero gráfico Gustavo Ortiz, de Olé y Clarín y Víctor Tuchineider, de TyC Sports e hinchas argentinos, residentes muy queridos en el restaurant, como Adrián Sipavicius, y los empleados del lugar. Con torta y todo se cantó el feliz cumpleaños y con una particularidad muy especial. La reconocida periodista Verónica Brunatti hizo la nota para AS de España y se comunicó directamente con Messi en el momento y Lio pidió… ¡que le llevaran la torta!!! Con lo cual Vero coordinó con la gente de logística de la Selección para que la torta le llegara intacta al mejor jugador del mundo. Es decir, que no la pudimos degustar. Pero sí la que se preparó para la madre de Verónica, quien también festejó su cumpleaños la misma noche con sus nietos, los hijos del querido y recordado “Topo” López.

Fue una noche encantadora en un ámbito increíble, vestido de Boca, pero al que concurren muchos norteamericanos porque la parrilla y todas las comidas son de primer nivel. Y el creador y dueño del lugar, Walter Coni, obviamente “fana” del equipo de La Ribera, atiende a todos con fina delicadeza. Está aquí desde 1982 y entre sus más famosos comensales y amigos los más importantes son Néstor y Cristina Kirchner. Néstor desde la primera vez que fue, antes de ser presidente, no dejó de concurrir nunca. Y “obligaba” a sus funcionarios a que si pasaban por Nueva York comieran en lo de su amigo Walter. “A estos les cobrás como a todo el mundo eh, ninguna ventaja eh”, le decía Kirchner. Cuenta Walter que él insistía con visitarlo en la quinta de Olivos para jugar un partido de fútbol. “Yo le advertí -rememora con emoción- que no me insistiera tanto…’Mirá que yo juego bien al fútbol eh, y yo te bailo, más que vos mirás para un lado y para el otro y no me vas a encontrar, eh”. A ese grado de confianza había llegado la relación. Y llama a los testigos y nos muestra fotos para corroborarlo. “Efectivamente lo bailé, no me podía agarrar”, añade con una sonrisa. “La última vez que se descompuso antes de su muerte fue acá, dos meses antes, y yo les dije, cuídenlo, ¿por qué no lo traen acá para que lo atiendan?, ¡es el Presidente! y lo necesitamos”, recuerda con emoción Walter.

La humildad de los grandes, en el recuerdo y en el presente, en el restaurant Boca Juniors. Lionel Messi que pide que le lleven su torta. El presidente que invita al amigo a jugar al fútbol y que se divierte con las bromas sobre su problema en los ojos y todas las ocurrencias del hombre que nunca dejó de visitar en Nueva York. Desde este restaurant emblemático se brindó por la Copa de esta noche. Que así sea. Y Walter, como no podía ser de otra manera, le agregó también un brindis por la otra que se viene en julio y por el orgullo y el recuerdo de su amigo, el Presidente.