Por Julia Van Gool

Como en 2015, el sueño de Vilma Baragiola de convertirse en la primera mujer intendenta de General Pueyrredon se desplomó en el primer partido. En esta oportunidad, no tenía enfrente a Carlos Fernando Arroyo, sino a Guillermo Montenegro, un dirigente que hasta hace cuatro años no figuraba en el mapa político local y este domingo se alzó como el ganador indiscutido de la interna de Juntos por el Cambio.

Aunque alcanzó la minoría y podrá intercalar candidatos a concejales en la lista que competirá en las generales de octubre, la frustración por el resultado llevó a Baragiola a mantener en suspenso su salida a hablar con la prensa. A las 20.30, cuando la tendencia perfilaba irreversible, llegó el primer amague. “Sale en un rato y después va a lo de Montenegro”, avisaron asesores, que iban y venían del primer piso del comité radical donde la precandidata seguía el minuto a minuto del cómputo de votos. A las 21, lo mismo. A las 22, ya con los números oficiales marcando la peor derrota de sus más de veinte años de carrera política, la insistencia de los periodistas se mantuvo, pero en esta oportunidad las respuestas del otro lado empezaron a escasear. La incertidumbre se estiró hasta las 23.15, cuando el jefe de campaña, Nicolás Maiorano, salió a dar una conferencia de prensa y reconocer la derrota. Minutos después, también confirmaba que Vilma Baragiola no saldría a hablar con los medios.

“Esto es una paliza”

Los resultados de las primeras mesas comenzaron a llegar al comité radical del partido minutos antes de las 19 y con ellos, los malos presentimientos. El triunfo del candidato del riñón del PRO pasó, en poco más de media hora, de ser un rumor que algunos de los presentes en el local de San Martín al 3700 tiraban por lo bajo a una sentencia firme e irrevocable. “Esto es una paliza”, se le escuchó decir a uno de los primeros fiscales que llegaban con las planillas bajo el brazo. Su interlocutor, ansioso por unas palabras de esperanza que alargaran la noche, no dijo nada.

La feroz derrota de Baragiola, inesperada para quienes apostaban por una candidata con nueve procesos electorales en la ciudad (cuatro veces a intendenta, cuatro a concejal y una a diputada), llegó a dos años de su triunfo en las elecciones legislativas de 2017 donde sacó el 48,6% de los votos y se convirtió en la candidata más votada para ocupar una banca en el Concejo Deliberante. La caída fue brutal y dolorosa.

Los primeros indicios de que la diferencia era irremontable aparecieron cerca de las 19.30, en el mismo momento en el que el primer precandidato a concejal Carlos Katz hablaba con los medios y optaba por mantener la cautela.

“Los fiscales están en pleno recuento. Estamos con muchísima ansiedad”, tranquilizaba.

Para las ocho, el terreno contiguo al comité, por donde ingresaban y salían los fiscales y desde donde se accedía al salón reservado para que los precandidatos aguardaran los resultados, mostraba un desfile de caras largas y eufemismos varios para un mismo panorama: “Venimos perdiendo”.

Con el correr de los minutos, los balances subían de tono y la convocatoria, en cambio, bajaba. Las cerca de treinta personas que se habían acercado al búnker minutos después de las 18, pasaron de tararear con entusiasmo la alegre “Todo vuelve” de Axel a la resignada “Aire”, de Estelares, la última canción en sonar en un comité vacío, sólo sostenido por los medios que aguardaban la palabra de la histórica dirigente. “Y hoy estás radiante como Nueva York y yo estoy pensando en otro lugar. No tengo nada que hacer, esto no da para más”, cantaba Manuel Moretti desde los parlantes, cuando un asesor -ahora sí, por última vez- avisó: “No va a salir”. Y no lo hizo. Nadie supo en qué pensaba anoche Vilma Baragiola, la histórica dirigente local que vio, otra vez, su sueño de convertirse en la primera mujer intendenta de General Pueyrredon desplomarse en el primer partido.

— “Es un proceso electoral más, habrá que saber leerlo y actuar en consecuencia”

Pasadas las 23, y en el marco del extremo hermetismo en el que se vivió el escrutinio anoche en el comité radical, el jefe de campaña de Vilma Baragiola, Nicolás Maiorano, fue el encargado de hablar con la prensa y reconocer una derrota que hacía más de dos horas ya estaba oficializada en los números.

“No es la primera vez que ganamos y no es la primera vez que perdemos. Es un proceso electoral más, habrá que saber leerlo y empezar a actuar en consecuencia”, dijo el dirigente radical luego de asegurar que se habían comunicado con Guillermo Montenegro para reconocer de la derrota.

Reacio a hacer balances y reflexiones sobre los resultados (“Es un poco apresurado”, aclaró), Maiorano aseguró que para el Partido Radical “el punto de partida es el reconocimiento y a partir de ahí vendrán los replanteos y cómo seguir trabajando”. Además, adelantó que estaba abierta la posibilidad de que la liste radical termine apoyando la candidatura de Montenegro, al asegurar que “charlarán” en estos días “qué es lo más conveniente para los ciudadanos y los vecinos de General Pueyrredon”.

El jefe de campaña también fue consultado sobre la precandidata, que hasta el momento no había confirmado su intención de no salir a hablar con la prensa. “Vilma está bien, es una militante de muchísimos años. Los que militamos en política sabemos que hay veces que te toca ganar, hay otras en la que te toca perder y lo importante es siempre hacerlo de cara al vecino y de cara a la gente”, señaló.

Sobre el final, y ante la ausencia de un discurso en el comité, Maiorano debió también que encargarse de eso: “Esto está recién empezando, hay mucho por delante todavía para llegar a octubre y ahora habrá que trabajar en los convencimientos de cada uno y hacia dónde tiene que enfocar las propuestas para los vecinos”, aseguró.