El 10 de julio pasado, Guadalupe Ferrari (30) caminaba por la arena en el extremo sur del complejo Punta Mogotes cuando tres perros la atacaron y la mordieron repetidas veces. La joven terminó internada en terapia intensiva en una clínica privada en la ciudad. Casi inmediatamente el caso impulsó una revisión de la ordenanza Nº 22031 que regula la Tenencia Responsable de Mascotas e instó al Ejecutivo a endurecer sanciones contra los propietarios “irresponsables” de “perros potencialmente peligrosos”, pero ahora desde el Concejo Deliberante requieren que el Departamento de Zoonosis explique cómo actuó en ese caso y, a su vez, con qué recursos cuenta.

A través de un proyecto de comunicación, el concejal Mario Rodríguez (UCR), impulsor de la comisión de control de la normativa vigente que se conformó días atrás, solicitó al Ejecutivo que el área de Zoonosis brinde explicaciones sobre su intervención en torno al reciente ataque y a su vez informe de qué manera se regula el control de la mencionada ordenanza.

Dicho pedido de informes fue elevado luego de que el intendente Carlos Arroyo anunciara el endurecimiento de sanciones para los propietarios de animales considerados “peligrosos” -de acuerdo con las razas incluidas en la ordenanza- y además defendiera la tarea de Zoonosis exhibiendo cifras sobre el trabajo que el área realiza.
Guadalupe sufrió severas lesiones en sus miembros superiores e inferiores. Quedó internada en terapia intensiva y el lunes pasado ya le dieron el alta aunque deberá seguir el tratamiento en su casa.

Los animales que la atacaron, tres ovejeros alemanes, pudieron ser identificados y secuestrados por personal de Zoonosis, que se llevó una sorpresa: eran los mismos que dos meses atrás atacaron y le fracturaron un brazo a otra joven que corría por la costa, en la misma zona, y se salvó de algo peor porque corrió aguas adentro para alejarse.

En el expediente presentado por Mario Rodríguez consta que Daniel Gagliardo, jefe del área de Zoonosis, confirmó que los tres perros no tenían ninguno de los elementos de protección -bozal, collar, correa- que se exige para este tipo de razas, considerada peligrosa por su tamaño y potencial de daño en caso de ataque.

“El funcionario ratificó que los tres animales involucrados en este caso ya eran parte de otro episodio. En esa oportunidad, personal de Zoonosis identificó al dueño y secuestró a los canes, que estuvieron 10 días en observación hasta que se constató que no poseían rabia y luego permanecieron encerrados”, detalló el concejal.

En ese caso previo, por disposición del juez se le cobró una multa al dueño, a quien se le exigió que los anotara en el registro de perros potencialmente peligrosos y que cerrara su propiedad para que no pudieran escapar y deambular libremente por la zona de Punta Mogotes.

Según las mismas declaraciones de Gagliardo, “un inspector constató que la propiedad quedó correctamente cerrada y, tras castrar a los tres animales, fueron entregados nuevamente a su dueño, quien se comprometió a respetar las normas vigentes, algo que evidentemente no sucedió”.

Ahora los animales quedaron nuevamente judicializados y encerrados en dependencias de Zoonosis, donde estarán en observación durante 10 días para analizar si están infectados de rabia. Luego, otra vez un juez deberá definir el futuro de los canes y si se los entrega o no a su dueño, que ya demostró irresponsabilidad en la tenencia de mascotas potencialmente peligrosas.

Lo que Mario Rodríguez solicitó es que, en vista de lo ocurrido en ambos ataques, Zoonosis informe detalladamente su accionar en relación al ataque producido por los tres perros en Punta Mogotes, teniendo en cuenta el antecedente del otro ataque de similares características producido el mes de mayo.

Asimismo, requirió que se presente un informe en el que consten los recursos, materiales y humanos, especificando las respectivas funciones, que posee el Departamento de Zoonosis para dar cumplimiento a la Ordenanza Nº 22.031 de Tenencia Responsable de Mascotas, y especialmente en lo establecido en el capítulo IV, de la citada norma, para los denominados “perros potencialmente peligrosos”, en función de la “extrema fuerza mandibular”.