Daniel Hadad: “El lector, el oyente y el televidente tienen que estar con la guardia alta”
Creador de medios que se convirtieron en líderes de audiencias, el abogado y periodista reflexiona que el lector, como el oyente de radio o el televidente “siempre deben desconfiar”. Fake news, redes sociales, el conocimiento y la política en una extensa charla.
Por Marcelo Pasetti
@marcelopasetti
“Siento que me vivo formando”, admite Daniel Hadad, fundador de medios que son líderes de audiencia. Hoy de lleno en Infobae, el medio digital número uno de la Argentina, el periodista, abogado y empresario de medios sostiene que las audiencias “consumen cada vez más historias”, al tiempo que en el marco de una extensa charla también aborda el fenómeno de las redes sociales, las fake news y las “recetas” aplicadas para haber llevado a lo más alto a C5N, Radio 10 y La Mega.
“Un periodista, en definitiva, es alguien que puede escribir, que primero es curioso y que después puede contárselo a los demás con clase, con altura y con elegancia”, puntualiza al defender a “las buenas plumas”, a aquellos periodistas mayores que tienen un bagaje cultural fruto de libros leídos y buenas películas vistas. Y está convencido de que el instinto periodístico hoy está “muy ayudado por el big data y la inteligencia artificial”.
“Yo siempre planteo que el lector, el oyente o el televidente debe ser hipercrítico. Debe siempre desconfiar y tener la guardia alta”, confía, al tiempo que observa cierto nivel de agresión en las redes sociales. “Lo que sucede –explica Hadad en una distendida charla- es que la mayoría de la gente tiende a seguir sólo a los que piensan parecido, y entonces así no salís más de esa zona de confort, que es oír o leer lo que yo creo que es lo correcto, con lo cual se evita el debate, el disenso, la diferencia y la discusión, que son absolutamente necesarios”.
– ¿El periodismo como decía Gabriel García Márquez sigue siendo el mejor oficio del mundo?
– Los que estamos en esto no lo cambiaríamos por nada. Me gusta la palabra oficio y si bien en estos tiempos se le han agregado cosas que tienen que ver con la profesión, esa mezcla de arte y ciencia, no creo que haya algo tan excitante y tan poco rutinario como el periodismo. Creo que eso no lo podría cambiar por ninguna otra actividad. En los últimos años me transformé en un periodista que trata de buscar audiencias en distintos formatos. Hace unos años le dedicó la vida a un medio digital y una de mis exigencias que es parte del ADN de la arquitectura del sitio, es la velocidad de la publicación. Es decir desde que el periodista termina de escribir la nota hasta que le da play. Y si bien para un periodista siempre es importante la primicia, no es lo único. Entramos en una etapa en el periodismo donde las historias a veces son más importantes que el breaking news. Pero el placer de salir primero con una información me sigue excitando.
– Los lectores demandan más historias…
– La gente consume cada vez más historias y me sorprendió porque uno a veces supone situaciones que no tienen que ver con la realidad. El último informe de la Universidad de Oxford realizado en conjunto con la agencia Reuters a mí me dio un dato muy sorprendente: independientemente de la edad del público, en la franja entre 25 y 35 años y más de 35, entre un 55% y un 70% de usuarios únicos de medios digitales dijo preferir más el texto que el video. Cuando vos hablás con la gente de Facebook, con la gente de Google que son nuestros nuevos dueños, te dicen lo contrario. Yo tuve hace muchos años en la Universidad de Navarra a alguien que me dirigió mi tesis, en un posgrado en Ciencia de la Información y hace poco me decía “más historias y menos noticias en el sentido de breaking news”. Porque la noticia es un commoditie que lo puede dar un periodista y alguien que no es periodista. Por ejemplo, se cayó tal torre, hubo un choque. Eso sin duda es una noticia pero no es algo que requiera demasiada habilidad. La habilidad en todo caso está en ponerlo en contexto. Más que el whats es el why: por qué pasó. Más que el “hoy” es el “qué viene”.
– Los editores a veces se sorprenden cuando en la web descubren cuáles son las notas más leídas por los lectores que en muchos casos no tienen espacio en el papel.
– Es muy interesante. A veces nos sorprendemos. Creemos que las más leídas tiene que ver con un gol, con algo vinculado a la farándula, con un escándalo y no es así necesariamente. En Infobae desde hace un año estamos casi todas las semanas contando historias inéditas de la guerra de Malvinas y yo estoy sorprendido porque generalmente son de las notas más leídas. Lo mismo sucede con artículos sobre la historia Argentina. Y le interesa a muchísima gente cuando contamos hechos desconocidos o anécdotas de los prohombres de la Patria. Nunca en el periodismo tuvimos tantas herramientas para entender qué está buscando el lector, el usuario el señor que mira. Y eso es muy bueno. Yo sé que hay gente que se enoja y dice “viven pendiente de las métricas”. Sí, pero no necesariamente es determinante la métrica. Se observa, se analiza. Yo tomo métricas, puedo saber de cada nota hasta qué línea se leyó, cuantos minutos de permanencia tiene. Pero al final del día el editor sigue tratando de priorizar cosas que son necesarias de comunicar.
– ¿Cuál es la receta para haber creado medios tan exitosos como Radio 10, La Mega, C5N y ahora Infobae que es el medio digital líder de la región?
– Durante muchos años yo creí que el instinto era una una virtud en esta profesión. Hoy te puedo asegurar que el instinto se ve muy ayudado por el Big Data y la inteligencia artificial. Cuando hice La Mega fue instinto. Me llamaba la atención que mucha gente que conocía me decía que no podía escuchar ningún tema de Charly García en la radio. Estamos hablando de 1999. Un día vino a verme a Radio 10 (la Mega salió después) Nito Mestre. No podía creer que viniera a visitarme Nito Mestre. Yo crecía escuchando a Sui Generis. Vino a mi oficina con su nuevo disco y me confesó que ninguna radio se lo pasaba. Ahí dije “algo anda mal”. Entonces sí encargamos un estudio para preguntarle al público de Capital y Gran Buenos Aires qué le faltaba en la radio, que música faltaba y el 75% refirió rock nacional. Dijimos “bueno, probemos” y a los tres meses era la radio líder.
– ¿Y en el caso de Radio 10?
– Con Radio 10 pasó algo parecido. Mi instinto me decía que la mayoría de las radios estaban ubicadas más hacia la izquierda que hacía el centro-derecha. Continental tenía el 20% del mercado, Mitre otro 20 y Rivadavia 20. Me acuerdo que nos sentamos frente a una pizarra, dibujamos y dijimos si un 12,5 por ciento de la clase media hacia arriba y 12,5 de la clase media hacia abajo está del centro a la derecha, tendremos el 25% de la audiencia. Lanzamos la radio y en 6 meses éramos primeros. De ese 25% que soñábamos, al año teníamos el 30% y cuando yo me retiré de la radio la entregué con el 45% .
– El crecimiento de Infobae, compitiendo con marcas históricas del periodismo, no deja de ser un fenómeno.
– En su momento Infobae se caracterizó por ser una agencia de noticias de mucha velocidad y de mucha primicia. Hasta los mismos periodistas me decían “primero lo encuentro en Infobae”. En los últimos tres o cuatro años, cuando más me concentré en infobae, empecé a buscar en el mercado a periodistas no jóvenes. No porque ser joven sea algo malo. Al contrario, encontrás personas jóvenes muy talentosas. Pero empecé a buscar plumas. Tenemos un señor muy joven de 80 años, José Alfredo Serra, y es un lujo el uso de la palabra, al igual que Ernesto Cherquis Bialo. O Julio Lagos que los domingos escribe historias maravillosas. Hubo una generación de periodistas que hoy tienen de 50 y tantos para arriba que tienen el “arte del buen decir” o “el arte del buen contar”. El libro fue el elemento de formación de esa camada de periodistas. Y cuando digo libros me refiero no a libros de autoayuda ni de recopilación de chistes, sino de buenos autores, grandes textos clásicos. Es una generación además que veía buen cine o que miraba mucho cine y un periodista, en definitiva, es alguien que puede escribir bien, que primero es curioso y que después puede contárselo a los demás con clase, con altura o con elegancia. Hasta una simple crónica se puede hacer con elegancia.
– ¿Cómo vislumbrás el futuro del periodismo, y al mismo tiempo qué va a suceder con los medios digitales?
– Imaginar lo que va a ser nuestra profesión en 10 años sería hacer magia. Hablar de acá a 5 años también es difícil. Me animo a pronosticar, a moverme en los próximos dos o tres años. Estamos en este momentos siendo testigos de una revolución intelectual de conocimiento como nunca se vio en la historia. No se está comprendiendo cuál es el límite del conocimiento que se empezó a duplicar cada vez más rápido. Entonces yo no sé qué va que va a pasar mañana. Hace 10 años no había Twitter. No porque Twitter fuese una gran revolución, ya que en realidad es una cosa mucho más minoritaria y minúscula de lo que cree la gente. Nosotros vivimos en ese micromundo de Twitter, pero es el 3% de la población. No es más y está estancado hace 15 años. No imaginábamos que iba a existir Facebook. El otro día por ejemplo fuimos los únicos que publicamos una campaña que había en la Capital para buscar abrigos para la gente en situación de calle, organizado por una fundación que se llama Dar es dar. Tengo la suerte de tener uno de mis hijos que tiene esa vocación social. Hicimos una buena nota y la subimos a Facebook. A la noche cuando volvió Mateo a casa le pregunté cómo se había enterado la gente. Muchos le dijeron que había sido por Facebook. La gente en muchos casos lee en Facebook y no sabe si es de Infobae, de La Capital de Mar del Plata, del diario de Río Negro, si es Clarín, si es Perfil o si es La Nación. “Lo vi en Facebook”. Estas nuevas tecnologías tienen ventajas y desventajas para los medios tradicionales.
– ¿Qué sucederá en cuanto a la rentabilidad de los medios digitales?
– Infobae es un medio rentable sin ser todavía de pago. Ya hay medios colegas que fueron al muro de pago y no sólo de Capital, sino que también está “La Voz del Interior” en Córdoba. Hay ejemplos internacionales que van al muro de pago como New York Times o el Washington Post. El diario “El País”, que es nuestro gran competidor en América latina, es libre de acceso. Infobae tiene un modelo a través del cual la publicidad lo hace sustentable. Cómo será dentro de tres o cuatro años no lo sé. Algunos pronostican lo más terrible del mundo: que Google y Facebook se van a seguir quedando con la publicidad gracias a que nosotros le damos los contenidos a cambio de nada.
– Los algoritmos le permiten a Facebook y otras redes sociales conocer todos nuestros gustos y preferencias. Nos cobijan, nos dan calor para mantenernos en ese ecosistema de quienes piensan en forma similar. ¿Esto no es está profundizando la grieta?
– Totalmente. Y además se ve un altísimo nivel de agresión. Lo que pasa es que la mayoría de la gente tiende a seguir sólo a los que les piensan parecido, y entonces no salís más de esa zona de confort, que es oír o leer lo que yo creo que es lo correcto. Y eso evita el debate, el disenso, la diferencia, la discusión que son absolutamente necesarias.
-Por primera vez en esta campaña van a tener un rol preponderante las redes sociales. Muchos señalan que la estrella será el Whatsapp, como sucedió en las elecciones de Brasil. ¿Coincide?
-Yo también vengo escuchando eso. Obviamente va a ser una herramienta de comunicación pero no creo que sea determinante al momento del voto. Sí creo que puede ser una herramienta que si se usa mal es como un bisturí. Un bisturí te puede salvar la vida o te puede romper el corazón. Me parece que puede ser una herramienta riesgosa si alguien con maldad trabaja con las fakes news.
– ¿Salvo a los nativos digitales no considera que la sociedad no está preparada para determinar qué es una fake news, una historia falsa?
– Hasta los nativos digitales pueden comerse una historia falsa. Por eso es muy válido lo que está haciendo la gente de Chequeado en una alianza con muchos medios. Todos estamos tratando de tomar una activa participación en este tema. Yo siempre planteó que el lector, televidente o el oyente de radio debe ser hipercrítico y debe siempre desconfiar. Debe estar con la guardia alta. Yo quiero que mis lectores nos critiquen, que nos corrijan, y eso para mí es uno de los buenos usos de los comentarios de los medios digitales. Mucha gente dice que los comentarios son una cloaca, y puede ser, pero también son una fuente de corrección. Bienvenido sea si uno puede separar la paja del trigo.
– ¿Es un tiempo de empoderamiento de las audiencias, de los lectores, oyentes y televidentes?
– Claro que sí. Durante años la comunicación era de arriba hacia abajo. Había cuatro diarios, cuatro canales de televisión y algunas radios y lo que se decía era palabra santa, nadie lo contradecía. Las nuevas tecnologías permiten que en el mismo momento que está dando un mensaje Donald Trump en Fox, su canal preferido, la gente está con su Twitter y escribe “no es cierto lo de Irak”, o se manifiesta a favor o contra de la política migratoria al instante. Y además pasa algo novedoso que es que en la dualidad receptor- transmisor, cuando se aburren del transmisor tradicional hablan entre ellos. Hoy yo me veo como editor obligado a ver la conversación. De qué está hablando la sociedad. Porque tal vez yo tengo hoy un tema vinculado a una comparación interanual de la actividad fabril y para mí es una súper noticia pero nadie está hablando de eso. ¿Eso significa que no voy a dar la noticia? No, pero debo estar sabiendo de qué hablan los lectores.