Almacenes Culturales, un programa con trece años de vigencia en barrios marplatenses
Se vale de las disciplinas artísticas para cubrir demandas y convertirse en una oportunidad para mejorar la calidad de vida, explicaron la directora, Paula Scárpeta, y el técnico Héctor Martiarena.
Convencidos de que las actividades culturales motorizan cambios profundos en los sectores de la población más desfavorecidos, los técnicos de Almacenes Culturales celebran los trece años de vigencia del programa, que se consolidó en Mar del Plata y que creció a fuerza de caminar barrios e instituciones diversas.
La directora del programa, Paula Scárpeta, reconoce que Almacenes Culturales se sostiene con una mirada transversal sobre la cultura: no busca generar talleres artísticos en los barrios marplatenses sino utilizar las herramientas del arte (de diversas disciplinas) para mejorar la vida de las personas, por lo general comunidades con dolencias o falencias graves, grupos vulnerables o en riesgo.
Además de activar esos cambios, Almacenes Culturales también creó un espacio sociocultural en la secretaría de Cultural local, área de la que depende directamente. “El balance es positivo porque subsistimos”, entendió Scárpeta. Y agregó: “Almacenes es un programa que se ha ido consolidando en la contundencia del trabajo en el territorio y que dio lugar a un área social, sociocultural, que no existía dentro de la secretaría”.
Pero, a diferencia de otras áreas, los Almacenes no quieren programar actividades, ni llenar una grilla de talleres, sino que se activan por demanda de la misma comunidad. En ese sentido, están muy cerca de ser una política social que entiende al muralismo, al teatro, a la mosaiquismo o a la actividad textil, por citar solo algunas de las disciplinas de las que se vale, como herramientas para forjar transformaciones en el interior de las personas y de las comunidades.
“No es que nosotros vamos a formar artistas”, define el trabajo Héctor Martiarena, uno de los técnicos socioculturales que trabaja en el programa desde los primeros momentos. “El formato de los talleres es parte del dispositivo, no es el dispositivo en sí mismo, cuesta que se entienda, porque está la lógica que cuantifica todo el tiempo, y que señala que los talleres son exitosos si tienen muchos pibes. Para nosotros, (una acción) es exitosa cuando produce algún cambio” en las personas o en la comunidad, agrega.
Y Scárpeta explica: “El objetivo no es la disciplina, sino la vinculación, nosotros decimos que si se puede producir un cambio, al menos en uno, a partir de un proyecto o si se puede cambiar la calidad de vida, la manera de vivir y de pasarla un poco mejor, entonces nuestro objetivo se va cumpliendo”.
Una de las experiencias más exitosas fue el trabajo con los y las adolescentes que viven en el predio del basural, en la zona sur de Mar del Plata. El acercamiento entre los chicos y las chicas y los técnicos del programa se hizo mediante una hamburgueseada. “El disparador (para trabajar con esa población) nació a partir del dispositivo de calle de Desarrollo Social. Lo que se hacía no era suficiente. Nos acercamos, los chicos estaban abiertos, escucharon”.
Surgieron entonces talleres de títeres y luego, esos talleres terminaron en un espectáculo teatral que se desarrolló durante vacaciones de invierno en el Teatro Auditorium, que en ese momento estaba a cargo de Marcelo Marán, a su vez, el mentor de los Almacenes cuando era titular de la secretaría de Cultura. “Desde el primero a los últimos trabajadores (del teatro) los trataron como artistas”, dice Martiarena sobre la exitosa intervención.
Algunos de los proyectos que se encuentran en plena actividad hoy son los siguientes: intervenciones teatrales en la sala de espera del Materno Infantil, ronda de mujeres en el Caps (centro de atención primaria de la salud) de Camet, “Mosaiquismo” trabajado con personas que asisten a los espacios de salud mental, “Adolescencia en juego” en el centro de atención primaria de la salud ubicado en las playas del sur, “Almacine” que se consolida mediante encuentros de proyecciones audiovisuales, para adolescentes de instituciones sociales y abierta al público en general, “Almamuro” que son encuentros plásticos con el objetivo de producir un hecho cultural en donde la construcción colectiva sea una prioridad, teatro móvil con el objetivo de fortalecer los lazos comunitarios.
Y, además, pensado para personas que busquen construir el autoempleo, funciona el circuito barrial de producciones socioculturales, que permite promover a nuevos emprendedores.
Scárpeta señala que los Almacenes Culturales son “espacios de oportunidad”, cuyos proyectos nacen a partir de la demanda del referente de un barrio, de un fomentista, de una maestra o de una terapeuta que trabaja en una de las salitas vecinales y que percibe que los proyectos artísticos podrían cubrir demandas insatisfechas.