La abundante lluvia de esta semana volvió a dejar literalmente bajo el agua a varios campos y caminos rurales del cordón frutihortícola de Mar del Plata, donde decenas de productores “continúan aislados” al día de hoy, mientras otros “se las arreglan como pueden” para reparar los importantes daños que provocaron las ráfagas de viento en las estructuras de los invernaderos.

La zona de la Ruta 226 a la altura del denominado Camino del Chajá volvió a ser una de las más afectadas por el temporal, aunque no la única. “Las inundaciones se registran en varios sectores pero en esa zona se dieron con muchísima fuerza, donde la gente quedó aislada y sigue aislada porque no bajó el agua”, indicó a LA CAPITAL Ricardo Velimirovich, titular de la Asociación Frutihortícola de Productores y Afines de General Pueyrredon.

No fueron solo las precipitaciones lo que dejaron bajo el agua a zonas productivas, sino también -otra vez- el rebalse de un arroyo que atraviesa la zona, lo que “nos corta el camino por más de mil metros” y “se vuelve imposible pasar”, comentó. En ese sentido, apuntó que en la zona más afectada “hay hijos de productores que son policías municipales y los tuvieron que sacar en tractor para que vayan a trabajar”.

A pesar del fuerte impacto del temporal, el Municipio hasta ahora “no reaccionó”, ni siquiera mediante un llamado. “Son los productores los que se las arreglan como pueden para paliar los daños”, indicó Velimirovich y aclaró que la zona que se inundó “es la misma que ya se ha inundado en múltiples oportunidades”.

“Ahí hay un problema de taponamiento del arroyo. Hemos reclamado la limpieza varias veces pero no se hizo absolutamente nada y con esta lluvia vuelve a ocurrir el mismo problema. Sin mantenimiento en los caminos y con el arroyo rebalsado, se obstruye todo. Y en los demás caminos el corrimiento del agua no se produce en los costados sino sobre el camino y eso destrozó más de lo que estaba. Al no tener limpieza el arroyo, está colmado. Y eso produce gran cantidad de problemas sanitarios para la tierra“, explicó el titular de la asociación de productores.

Además la lluvia, las intensas ráfagas de viento que entre el martes a la noche y la madrugada del jueves se sintieron en la zona provocaron “importantes daños” en varios sectores productivos del cordón frutihortícola.

“Las ráfagas hicieron que el material se mueva y que el nylon estalle”, dijo Velimirovich en relación a los invernaderos e informó que desde la entidad que preside están gestionando ayuda para algunos productores a través del Banco de Insumos de la Provincia de Buenos Aires para conseguir los rollos de nylon y así poder tapar las estructuras lo más rápido posible.

Por ahora, “no hay con qué taparlos” y los que se rompieron “están en graves problemas”, ya que si bien “no se perdió tanta producción” porque el sector está en temporada baja y muchos se encuentran en reparación, “las estructuras valen mucho dinero teniendo en cuenta que un rollo de nylon que tapa 4 metros de ancho cuesta alrededor de $12.000” y que “tenemos que repararlo rápido porque el suelo ya está preparado para empezar a sembrar”.

La grave situación que se genera entre los trabajadores no solo afecta su actividad productiva, sino también la vida social. Desde hace días varios productores que quedaron aislados por el agua “no pueden salir a hacer las compras o llevar los chicos a la escuela”.

A pesar de este escenario, hasta ahora el gobierno municipal no demostró interés en contribuir a paliar los daños. “Cada uno se arregla como puede. La vez que pedimos ayuda por un fuerte temporal, en 2016, llegó el subsidio de 8 millones de pesos y la Municipalidad nunca lo entregó. Ahora vamos a hacer el intento para notificar de esta situación”, indicó el vocero de los productores.

A su entender, uno de los grandes problemas pendientes de solución en este sector productivo es la “falta de manejo adecuado” de la Laguna de los Padres. “Una de las últimas veces en la que se inundó yo mismo lo llamé al delegado municipal porque no me llamó nadie. Me dijeron que había rebalsado y no había sido así. Me molesta que me mientan porque vivo en la zona, no me pueden contar lo que no es cierto, pero además hay que ser más práctico y más técnico. No puede ser que se inunde más rápido el sector con compuerta que donde no la hay”, completó.