Lavagna: “Recibí presiones pero no me van a sacar de la línea despolarizadora”
El ex ministro de Economía pasó de estar retirado de la política activa a liderar la fuerza que se propone romper la polarización. Su visión de la economía, la apuesta por la educación, la relación con Massa y las comparaciones con el 2001.
Roberto Lavagna.
por Hernán Kloosterman
Roberto Lavagna admite que hace menos de dos años estaba virtualmente retirado de la política activa y que hace algunos meses ni se le cruzaba por la cabeza liderar una campaña presidencial. En la recta final hacia las PASO, el ex ministro de Economía lidera una fuerza que tiene como desafío romper la polarización. “Ni Macri, Ni Cristina”, es una de las condiciones irrenunciables de Consenso Federal de cara a las elecciones.
Desde la modalidad elegida para promocionarse, Lavagna ya exhibe diferencias con las otras fuerzas: “Nuestra campaña está planteada sin grandes actos ni colectivos. Será una campaña de diálogo con distintos sectores”, destacó en un mano a mano con LA CAPITAL.
Sin menospreciar la gravedad de la situación económica, marca como prioridad la “renacionalización de la educación”. Se refiere a su deseo de promover que el Estado nacional vuelva a regular el sistema educativo en su totalidad.
Las decisiones de Massa y Pichetto, los llamados del gobierno, las similitudes con el 2001, su posición ante una reforma laboral y las presiones “fenomenales” que soportó para que baje su candidatura. “No nos van a sacar de esta línea despolarizadora”, remarcó.
– ¿Se imaginaba hace un año como candidato a presidente?
– No, para nada. En diciembre de 2017 había cerrado mi oficina y habíamos terminado el vínculo con mi secretaria de más de 30 años. Las circunstancias se fueron dando de esta manera y asumí la responsabilidad.
– ¿Estaba retirado?
– Uno no se retira del interés sobre la cosa pública nunca. Pero de manera activa sí. Después de la elección de 2017 había interrumpido cualquier actividad política.
– Hoy lidera una fuerza que tiene el objetivo de romper la polarización. ¿Cómo se logra?
– Fácil no es. Cuando una sociedad se polariza y se divide como lo está la sociedad argentina hoy, es obvio que los dos polos trabajan para mantener esa polarización. Despolarizar es un proceso complejo pero necesario. Las sociedades divididas no son sociedades que progresen. Así que, junto con un grupo de gente de distintos partidos nos hemos puesto a trabajar con muchas ganas, apuntando mucho a proyectos y poco a la política tradicional y acá estamos. Hemos avanzado mucho. Hace unos diez días fuimos objeto durante más de dos semanas de una presión fenomenal de ambos lados de los que intentan que la polarización siga, para que dejáramos la campaña y demás. Pero lejos de eso, hemos ido reforzando y confirmando el objetivo que nos planteamos.
– ¿Cómo fueron esas presiones?
– Hubo pedidos muy explícitos.
– ¿Lo decepcionó Sergio Massa?
– No. A Sergio lo ayudé en 2013 cuando él tuvo una actitud muy importante de ayudar a que no hubiera re reelección y eso hay que tenerlo presente. Ya en 2017 era claro que el empezaba a pensar en otros rumbos. La relación personal es buena, la política es totalmente distinta. Nuestro planteo desde el vamos, con mucha coherencia y conducta, fue: ni Macri, ni Cristina. Y ahí nos mantuvimos. El grupo sufrió presiones para llevarse gente para un lado y para otro, de hecho ocurrió. Pero al mismo tiempo nosotros nos mantuvimos. La coherencia es un valor que hay que poner en la política argentina.
– ¿Y lo sorprendió la decisión de Pichetto?
– Sí. Lo primero que me sorprendió fue la decisión de Cristina Kirchner y después la de Pichetto. Vamos de sorpresa en sorpresa, pero no pongo demasiado tiempo en el análisis de eso. Son otros espacios políticos, son decisiones que tienen derecho de tomar y nuestra obligación es trabajar en el armado de la fuerza propia.
– ¿Lo llamaron del gobierno para sumarlo?
– Sí, de manera indirecta sí, pero con pocas esperanzas. Cuando se hablaba de las colectoras los medios decían que era con todos menos con Lavagna con quien no se puede. Y efectivamente, no se puede. Porque no nos van a sacar de esta línea despolarizadora.
– ¿Su experiencia en economía le da un plus en un contexto como el actual?
– Supongo que en esta vuelta a la actividad jugó una serie de encuestas que a pesar de estar alejado, marcaban niveles de aceptación importantes que yo identifico ligados con la cuestión económica y la salida de la crisis de 2002.
– ¿Considera que el eje central de la campaña será la economía o también irá por otros carriles?
– El gobierno va a tratar de que vaya por cualquier carril menos por el de la economía porque ahí ha fracasado de una manera ostensible. Pero no lo veo tomando carriles que sean sólidos. Los veo quedándose en algo que ha sido su especialidad hasta el momento: el marketing. Nosotros, a pesar de las ventajas que podemos tener en lo económico, hemos puesto como uno de los factores centrales del programa, la renacionalización de la educación. En la década del ’90, la educación le fue entregada a las provincias, y eso ha dado lugar a diferencias tremendas en distintos lugares del país y nuestro planteo es que hay que renacionalizar la educación. Los contenidos y las formas de designación de los docentes tienen que ser iguales para todo el país, para permitir identificar los lugares donde el atraso es muy grande. Y poner ahí recursos adicionales.
– Todos destacan la importancia de la educación, pero se habla poco al respecto en campaña.
– Ninguno habla y fue muy notable. Fue un planteo que hice hace tres meses. Y en un mes y medio, nunca nadie preguntó por el tema educativo.
– ¿Cuál es su propuesta respecto a la relación con el sindicalismo y una eventual reforma laboral?
– La propuesta parte de un diagnóstico que he chequeado con el sector empresario y con los sindicatos. Les pregunté a muchos empresarios si una reducción de aportes, o una mejora en las condiciones de empleabilidad los haría tomar hoy algún empleado adicional y en todos los casos la respuesta fue no. Y esa es la lógica. En una economía estancada, nadie toma a nadie por más que haya la llamada flexibilidad laboral. Este es un punto clave. Las medidas laborables que se toman tienen que ser en el marco de un programa de movilización de recursos que saquen a la economía del estancamiento que lleva ocho años. Este es un punto clave. Los que están del lado del ajuste siempre plantean estas cosas como condición para el mejoramiento económico. Nosotros lo planteamos al revés, como integrante de un programa de movilización de recursos. Cuando la economía crece, sí hacen falta relaciones laborales distintas y hay un ejemplo de carácter provincial que el gobierno ha tratado de apropiarse que es Vaca Muerta. Ahí hubo un cambio de reglas en materia de trabajo pero hubo entre 20 y 30 mil puestos de trabajo adicionales creados, esta es la prueba de que es algo que se agrega y no una precondición.
– ¿Y respecto a lo previsional?
– Es un tema de más largo plazo. No implica sólo al Congreso Nacional. Nosotros defendemos la idea de un gobierno de unidad nacional, que no es lo mismo que unanimidad, justamente para hacer viable en el Congreso una serie de modificaciones que hacen falta. Pero en este caso en particular, hay una instancia adicional que es la Corte Suprema. Algunas de las cosas que probablemente haya que hacer que es reforzar la base y achicar un poco la cúpula, implican diferenciaciones que la Corte, si quiere ayudar, tendrá que dar su ok, también.
– ¿Su fuerza política apunta a captar el voto de los desencantados por el actual gobierno?
– Por lo que dicen las encuestas hay una masa no menor al 40% de votantes cuyo planteo es: ni Macri, ni Cristina. Esa es la línea central nuestra. No por cuestiones personales. Los dos han ejercido el gobierno y han fracasado. En el mundo cuando hay dos trimestres seguidos de datos económicos flojos o cayendo, inmediatamente se prenden las luces rojas. Argentina lleva 32 trimestres paralizada. Que en los últimos dos años son de caída, ni siquiera de estancamiento. Esto tiene consecuencias sociales enormes que la sociedad Argentina pareciera que las toma con naturalidad. Tiene una enorme gravedad que se resume en un dato: más del 50% de los chicos están en situación de pobreza. Proyectemos eso a 20 años e imaginemos como va a ser la sociedad si no somos capaces de resolver eso. Hay una parte que es irreparable pero hay una parte que sí es reparable en la que hay que meterse de manera inmediata.
– ¿El escenario económico para el gobierno que viene, tiene similitudes con el 2001?
– Las hay, con algunas aclaraciones económicas y políticas. En lo económico, la caída del 2001 (que en realidad es de 1998) fue de más del 20% del producto. Ahora estamos hablando de caída del orden del 5%. La diferencia fue que en aquel momento hubo una reacción que fue crear un gobierno de unidad nacional. La forma en que Duhalde y Alfonsín crearon las condiciones de un congreso y gabinete compartido, hoy no está. Es la propuesta nuestra pero está lejos de las dos fuerzas que polarizan.
En lo económico la profundidad de la crisis puede ser relativamente menor. En lo político hay una carencia muy fuerte que es lo que hay que tratar de reconstruir.
– Schiaretti y otros gobernadores anunciaron que irán con boleta corta. ¿Lo lamenta?
– Es decisión de ellos. Obviamente nos gustaría que estuvieran con la nuestra pero en política se trabaja con realidades y no con lo que a uno le gustaría.
– Sobre el candidato en Mar del Plata
El nombre del candidato a intendente de Consenso Federal en Mar del Plata es por ahora una de las incógnitas que presenta el mapa político local. Sin dar pistas, Roberto Lavagna aseguró que será la propia mesa local la que defina al candidato para las elecciones y adelantó que no habrá ninguna instrucción de su parte.
“Nuestro planteo para todo el país, aunque no sé si en todos lados se va a poder cumplir, pero sí en Mar del Plata, es que no venga ninguna instrucción de arriba allí donde haya una mesa que esté funcionando. Y justamente, la mesa de Mar del Plata es un ejemplo de funcionamiento de una mesa de búsqueda de consensos. De manera tal que a ellos les va tocar un papel central la semana que viene”, aclaró Lavagna, acompañado por el concejal de Sumar, Santiago Bonifatti.
El ex ministro de Economía insistió en desactivar el rumor que surgió de que Carlos Arroyo podría representar su fuerza en la ciudad. “Me enteré por los medios y por los medios me encargué de dejar en claro que no había ninguna reunión prevista ni nada por el estilo. Para eso está la mesa”, afirmó.
Por otra parte, luego de reunirse con representantes de distintos sectores en Mar del Plata, el candidato de Consenso Federal dijo que se llevó una imagen positiva de algunos aspectos que desconocía.
“Vi cosas que no conocía y que me parecieron muy interesantes como el Instituto Tecnológico. También hubo un contacto con las empresas de tecnología. No la tenía incorporada a Mar del Plata como un centro con este grado de desarrollo. Me llevo un cuadro muy interesante, incluso con la idea de formar un eje Tandil – Mar del Plata que es muy importante”, destacó.
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