Gino Tubaro: “De la primera prótesis a la última, siempre procuré que fueran gratis”
El joven inventor solidario que se hizo conocido con la creación de manos ortopédicas, sigue con sus proyectos y apuesta a nuevos desafíos.
Tubaro y uno de sus proyectos. Hoy recorre el mundo con su experiencia.
Más de 30 prótesis por mes. Embajadores en 44 países del mundo. La construcción de un laboratorio. La solidaridad. Sobre todo, eso: el deseo de ayudar.
Hace ya varios años que el nombre Gino Tubaro se hizo conocido por su iniciativa de inventar manos ortopédicas y repartirlas de manera gratuita entre los que la precisan.
El invento que se convirtió un significativo aporte para cambiar la vida de muchas familias tuvo rápidamente una gran difusión y se extendió en el país y el mundo. Es más: el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, lo puso como ejemplo a seguir por los jóvenes por su aporte a la sociedad.
Era un adolescente cuando Gino Tubaro comenzó el proyecto y hoy recorre el mundo con su experiencia. Mientras Atomic Lab, el nombre del laboratorio, crece a pasos agigantados, Gino comparte su experiencia. Se acostumbró a hablar en público y lo hizo en Mar del Pata en una jornada organizada por el Rotary Club. “De chico, en un taller de inventiva al que iba teníamos que exponer y me saqué el miedo a contar. Ahora soy un sinvergüenza (risas)”, le dice a LA CAPITAL después de dar una charla en el Auditorium.
– En ese taller está el inicio del proyecto. A la distancia, ¿qué te llevó a pensar en fabricar manos ortopédicas?
– Es una pregunta a la que todavía no le encuentro respuesta. Está entre la curiosidad de saber como funcionaba y pensar cómo hacer algo mejor. Lo que me motivó a meterme con herramientas 3d y todo eso fue más por un lado físico o teórico de saber como funcionaban las cosas. Pero hasta hoy, no sabría responder como a un pibe de cinco años le motiva sentarse a desarmar algo.
– ¿El proyecto original era inventar manos ortopédicas o fue algo que surgió?
– Originalmente, yo estaba a los 15 años ensamblando mi impresora 3D. La idea era hacer una máquina que me permita generar mis prototipos, mis inventos de una forma más linda y atractiva. Cuando vi lo que valía construir una impresora 3D, armé una máquina más barata y sencilla de ensamblar. Con otro chicos que trabajamos en ese momento, generamos un star tag basado en esas impresoras 3D y ahí nos contacta la mamá de Felipe (el primer nene en recibir una prótesis). Nos pidió sino le hacíamos una prótesis a su hijo. Y ahí surge todo el proyecto.
El tema era que en ese momento, mi compañero lo que que quería era vender, estaba en la parte más dura. Y después estaba la parte más poética y creativa que es lo que a mi me gusta. De la primera prótesis a la última siempre procuré que fueran gratuitas.
– ¿Lo que más te reconforta son las reacciones de los que reciben las prótesis?
– Ver a otra persona apoderándose de eso, me realiza como persona. Ver que otra persona siente propio algo que diseñé. Es algo fuerte de las historias como reaccionan, como te devuelven meses después. Hay gente que nos da el feed back que necesitamos como preguntas o sugerencias. Otros nos mandaban videos caseros. En lo hogareño está todo el proyecto. Son esas pequeñas cosas que gratifican.
Historias hubo un montón. Hay una persona que se quiso suicidar y tiempo después nos lo contó. Gente que la pasó mal. El primer paso fue conseguirles la prótesis para poder hacer las cosas más básicas como sujetarle la mamadera al bebé.
– Después de seis años, ¿cómo está el proyecto hoy?
– Agarramos una rampa de crecimiento que nos proyecta a desarrollar más cosas, otros productos y soluciones. Las prótesis llegaron a un punto en el diseño que es súper sencillo de imprimir y fácil de reparar. Son 16 piezas y 24 horas de impresión. Siempre hay cosas que mejorar pero es como que llegamos a un punto óptimo del producto y ahora vamos por cuestiones más creativas.
– ¿Qué cantidad de prótesis fabrican?
– La cantidad varía. Entre todos los embajadores, por mes, se deben estar haciendo 30 o 40 prótesis tranquilamente.
Generamos una plataforma on line al estilo Uber donde si vos tenés una impresora 3D y otro tiene una necesidad, los conectamos. Se genera el diseño, hacemos esa conexión y certificamos que lo que se imprima tenga un respaldo.
– ¿Cómo consiguieron el financiamiento?
– Generamos un proyecto como la investigación de prótesis robóticas y se lo presentamos a distintas empresas. Muchas nos apoyaron. En el proyecto de recorrer la Argentina nos apoyó Ford que nos dio la camioneta y dinero. Y después, el 30% de Atomic Lab es bancado por donantes anónimos.
– ¿Cómo es tu vida, más allá de este proyecto?
– Estudio ingeniería electrónica, tengo 27 materias metidas, También estudio otra cosas. Pero durante casi todo el día le meto a la obra porque estamos construyendo un taller en Atomic Lab con impresoras máquinas, como me hubiese gustado a mi tener de pibe. Le pusimos la Liga de Inventores.
– ¿Cuánto ayudó el elogio de Obama?
– Fue el respaldo que necesitábamos para poder presentarnos ante empresas. O al menos nos da una carta de presentación. Porque en Argentina es difícil conseguir capital para invertir en desarrollo.
– ¿Los próximos objetivos?
– Tenemos mucho en lo que es investigación, nuevos desarrollos de prótesis, el nuevo Atomic Lab, y tenemos un par de inventos “secretos” que todavía no los decimos porque no estamos seguros si funcionan. Pero ahí está la clave: tener muchas ideas y prototipos, hasta probarlos. Todo basado en poder ayudar y hacer productos sencillos, baratos y ecológicos.
– ¿Y hacia el futuro?
– Me gustaría que el proyecto no sea dependiente de mi. Que yo pueda decidir nuevas iniciativas. Lo mejor que uno puede hacer es cerrar capítulos y que todo siga funcionando. La gente que hoy tiene una prótesis, siempre va a necesitar una ayuda, por eso queremos estar pendientes y por eso están los embajadores. Hoy en día apoyo todo en ellos.