“El Homo sapiens dejará de existir como especie
El paleontólogo Antonio Rosas destaca que como especie estamos en permanente evolución y hay efectos físicos, como la pérdida paulatina de masa ósea o de la muela del juicio.
El paleontólogo Antonio Rosas en su laboratorio en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Foto: EFE | Noemí Gómez.
por Noemí G. Gómez
Como especie estamos en permanente evolución y hay efectos físicos, como la pérdida paulatina de masa ósea o de la muela del juicio, que así lo demuestran, afirma el paleontólogo Antonio Rosas, quien cree que el Homo sapiens puede extinguirse “y antes o después lo hará porque no hay nada eterno”.
Desde su laboratorio en el Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid y rodeado de una colección de más de 2.500 fósiles, este experto en neandertales atiende a EFE, y se defiende de los que alimentan la mala fama de esta especie: “fueron una especie equiparable a la nuestra”.
– En su libro “Los fósiles de nuestra evolución” (Ariel) empieza tachando gráficamente la clásica imagen de la evolución, ¿por qué?
– La evolución es un proceso que tiende a la ramificación, por eso hablamos de árbol de la vida. Sin embargo, ha calado en el imaginario colectivo la imagen de una secuencia lineal que va desde un chimpancé a cuatro patas hasta ese final con un humano blanco y masculino. Este icono tiene mucha fuerza representativa, pero es erróneo. Para empezar, los chimpancés no han sido nuestros antepasados.
– Pero sí compartimos un antepasado común con ellos, ¿qué se sabe de este?
– Sabemos poco, dada la ausencia de fósiles. Lo que conocemos es a través de inferencias, del estudio de sus descendientes. Faltan pruebas físicas y las inferencias están en discusión permanente. En la actualidad, es uno de los temas más bonitos de la paleontología humana, entender a esa criatura, a ese último antepasado que compartimos con los chimpancés que vivió hace unos 6 millones de años.
– ¿ Seguimos evolucionando?
– Sin duda, todo es cambio en el planeta. Las especies viven y evolucionan como parte de los ecosistemas, producto de sus relaciones con el medio y con otras especies. La Tierra cambia permanentemente y todas las especies están sujetas a ese devenir del mundo; la especie humana también.
– ¿Hemos sufrido cambios perceptibles, significativos?
– Lo más llamativo son los cambios en nuestro esqueleto, que se está reduciendo, en densidad y volumen. Viene decreciendo desde el Neolítico y las sociedades sedentarias no han hecho más que ahondar en estos cambios; la falta de actividad ha reducido nuestra masa ósea. Otro detalle es la pérdida de las muelas del juicio, donde vemos un proceso evolutivo evidente: algunos nacemos sin ellas, lo que se llama agenesia, a otros nos las quitan por problemas de crecimiento y otros pueden permanecer con ellas.
Pero además hay pautas de evolución más sutiles. Por ejemplo, nuestro cerebro está evolucionando, y muy deprisa. La tecnología hace que la cantidad de datos que pasan por nuestros circuitos neuronales sea extraordinaria y a esto hay que adaptarse.
– ¿Habrá una nueva especie?
– La lógica evolutiva dice que pueden darse varias posibilidades. Una opción es que Homo sapiens colapse y termine por extinguirse. La alternativa sería que nuestra especie evolucione a otras especies en un proceso de diversificación, lo que no deja de ser también un modo de desaparecer. En todo caso, Homo sapiens antes o después dejará de existir porque no hay nada eterno.
– ¿Por qué solo sobrevivió Homo sapiens?
– En la raíz está la capacidad reproductiva. La biología reproductiva sapiens es tremendamente eficaz y las diversas crisis sufridas durante centenares de años han sido superadas por esta capacidad.
– De los descubrimientos en los que ha participado, ¿con cuál se queda?
– Los primeros amores siempre dejan huella y el mío es una mandíbula de hace 400.000 años hallada en 1984 en la Sima de los Huesos, en Atapuerca, Burgos (España).
– ¿Siguen representando los neandertales la imagen de lo primitivo?
– Sí, injustamente. Esa imagen supone un alivio de la conciencia sapiens porque nuestro cerebro se mueve en esa dialéctica sencilla: si tenemos algo malo, tenemos algo bueno. La ciencia ha ido demostrando que los mitos no se corresponden con la realidad; tenían habilidades que al principio solo se atribuían a Homo sapiens, como la ornamentación corporal, división de tareas por sexo o conocimiento de las cualidades medicinales de las plantas. Además, hubo varios cruces entre neandertales y sapiens. Usando un verso de Antonio Machado, hay en mis venas gotas de sangre neandertal.
EFE