¿Cuánto mide una cuadra?
¿Cómo es posible que las cuadras no midan lo mismo en las diferentes ciudades de nuestro país? ¿A qué se debe este fenómeno que hace que haya cuadras más largas o más cortas según en donde las recorramos?
LA PLATA (Corresponsal).- La escena se dio a finales del siglo pasado, cuando promediaba la década del 90 y un joven volvió indignado a una tradicional y céntrica bicicletería platense buscando que le devuelvan su dinero, argumentando que el odómetro que le habían instalado para medir las distancias con las que a diario entrenaba para poder cruzar los Andes algunos meses más tarde, estaba fallado porque medía 130 metros por cada cuadra recorrida.
El bicicletero, de manera muy tranquila, le contestó que no había nada de malo en el aparato y le informó que la cuadra era una medida inglesa a la que se le asignaba un valor de 129,9 metros, por lo que si él estaba disconforme con esos 10 centímetros de margen de error, gustoso le devolvía el importe que había pagado por el aparato. El ciclista, sin tener el conocimiento necesario para refutar al comerciante, pidió disculpas y se marchó.
En esta historia -que realmente sucedió- hay apenas un error (o quizás dos). La cuadra sí es una medida, aunque no es inglesa y no necesariamente siempre se corresponde con los 129 metros y 90 centímetros que miden la mayoría de las calles en la capital provincial, ya que en las diagonales las hay más cortas y más largas y las que cruzan perpendicularmente el eje fundacional (las avenidas 51 y 53) que también tienen una longitud diferente.
La cuadra es una medida que llegó a América a través de los colonizadores europeos y varía según el origen de quien desde el viejo continente haya decidido azotar a los pueblos originarios en busca de su “evangelización” y “adoctrinamiento”.
Esta medida que hoy es usada para determinar la distancia entre dos calles, corresponde a una cierta cantidad de ‘varas’, otra forma de determinar distancia que puede variar según de donde llegue.
Es necesario entender que en Argentina, hasta 1863 los sistemas de medición no respondían al sistema métrico decimal, sino a patrones derivados y basados de las dimensiones del cuerpo humano: dedo, mano, pie, codo, paso. Y cuando las longitudes excedían lo que se podía medir con ellos, se aplicaban unidades que se obtenían al multiplicarlas, de allí proviene la vara, que como ya se ha dicho, no medía lo mismo en todos lados.
Así lo expuso la arquitecta Marta Beatriz Silva en el 49 Congreso Internacional de Americanistas, realizado en Quito, en julio de 1997, cuando indicó que “en la conformación dimensional de las ciudades hispanoamericanas se repite un patrón: la vara y sus derivados. El panorama resulta complejo, tanto en España como en América, por la gran variedad de valores numéricos asignados en los diferentes sitios a este patrón. En el siglo XIX se aplicará un nuevo modo de medir: el sistema métrico decimal, abstracto y despersonalizado, que reemplazará, lenta y dificultosamente a lo largo de la centuria, a los antiguos patrones basados precisamente en el cuerpo humano”.
Silva explica que “la comparación y definición de equivalencias entre ambos sistemas, permite corroborar que la semejanza que presentan las ciudades hispanoamericanas no surge únicamente de la regularidad de sus trazas, sino de la regularidad del tamaño de su módulo: la cuadra”.
En Hispanoamérica la medida utilizada para sus trazas fue la vara y sus múltiplos. Pero esta tenía una gran variedad de equivalencias numéricas asignadas ya que cada conquistador impuso la vara vigente en su lugar de origen.
El pie y la vara, son las unidades de medidas con las que las actas de fundación indican el tamaño de las dos únicas variables: el largo de las cuadras y el ancho de las calles, enunciando sus medidas en pies, sobre todo cuando la medida deseada no resultaba exacta en varas. Así, Mendoza (1561) y San Juan (1562) tuvieron 450 pies: 150 varas de lado de la manzana; Córdoba (1573), Salta (1582) y Jujuy (1593) 440 pies: 146,66 varas; Arequipa (1540) y Buenos Aires (1580) 420 pies: 140 varas; y Tucumán 166 varas prácticamente 500 pies. La Paz (1548), Tarija (1574) y Montevideo (1730) poseen las dimensiones menores: 300 pies, o sea 100 varas.
El 10 de setiembre de 1863 se adopta por ley para nuestro país el sistema métrico-decimal y en 1865 se fija oficialmente la reducción a medidas métricas de las áreas de los solares, quintas y chacras, y se determina que una cuadra cuadrada de 150 varas por costado equivale a 22.550 varas cuadradas, o 16.864 metros cuadrados y un centésimo (129 metros y nueve décimos por lado).
El Censo de la Capital Federal de 1887 estableció las equivalencias de ambos sistemas. Desde entonces para la legua se determinó que su valor fuera el de 40 cuadras (5.196 metros); La cuadra, 150 varas (129,900 m); La vara, 3 pies (0,866 m); El pie, 12 pulgadas (0,288 m); La pulgada, 12 líneas (0,024 m) y La línea, 12 puntos (0,002 m).
Con esto se dio por tierra con las más de 15 posibles medidas que había para la vara en España y que se trasladaban junto a los conquistadores y colonos a nuestro territorio, por lo que las ciudades como La Plata, responden a las medida de 0,866 metros y no a la de la vara castellana que era de 0,839 m.
Según cuenta Carlos Feijóo Osorio, el Dr. Alberto Lloveras determinó que la legua de Córdoba era de 6.000 varas castellanas, en tanto que en Buenos Aires la legua común era de 6.666 2/3 varas, esto sucedía como producto de la multiplicidad de valores asignados a la misma medida.
Este agrimensor determinó que “en nuestro país, ya independiente de la Corona Española, según las disposiciones de los arts. 3° y 2° de las Leyes Nacionales N° 52 y N° 845 respectivamente, se estableció para Capital Federal y Territorios Nacionales la equivalencia métrica de las antiguas unidades, debiendo cada provincia establecer el equivalente de las mismas.
Así en Capital Federal, Territorios Nacionales, provincia de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, se fijó la vara en 0,866m., la cuadra (150 varas) en 129,90m. y una legua (40 cuadras) en 5.196m. En Santiago del Estero por ley de 1857, se estableció que la legua son 5.000 varas y si bien no se estableció el valor métrico de la vara se ha comprobado que se tomó la de 0,866m., con lo cual la legua resulta de 4.330m. En la provincia de Córdoba, por ley de 1864, se estableció para la vara una equivalencia de 0,867, con lo cual la cuadra alcanza a 130,05 m. y la legua de 40 cuadras resulta de 5.202m”.
Por todo esto, se puede comprender que las ciudades fundadas sobre finales del siglo XIX tengan una medida más homogénea para la distancia que separa sus calles, mientras que las de épocas preindependentistas respondan a patrones de medidas totalmente diferentes, debido a la anarquía que imperaba en aquellos momentos en lo que a estas cuestiones se refería.
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