Habla el joven que lo alojó en Balcarce: “Era distinto, todo el torneo hablaba de él”
Reencuentro. Francisco Ludueña y Matías Pecce volvieron a verse este año en Rosario.
Francisco Ludueña y sus padres no podían creer lo que veían. “Lionel Andrés Messi, la nueva joyita argentina”, decía un título de la televisión. Lo que los asombraba no eran las gambetas y los golazos del rosarino, sino saber que algunos años antes ese mismo chico había pasado una semana en su casa de Balcarce.
Ahora, tras ser contactado por LA CAPITAL, Ludueña recordó esos días en los que alojó al mejor jugador del mundo en su habitación, durante un torneo que su club, Racing, organizó en la ciudad serrana en enero de 1998.
“Venía gente de todos lados, de la categoría ’84 hasta la ’91, por ejemplo. Ese año los de Newell’s llegaron al Cine Teatro Municipal y nos dijeron a quiénes teníamos que recibir. Y a mí me tocaron Leo y Matías Pecce“, rememora.
Y continúa: “Fuimos a casa y me acuerdo de que mi viejo los esperó con un asado, pero Matías no comía otra cosa que no fuera salchichas con arroz. No quería comer. Y terminó comiendo toda la semana salchichas con arroz. Messi en cambio comió de todo (risas)“.
Pieza de recuerdo. El banderín que el balcarceño guarda aún hoy como recuerdo.
Pero lo que más le llamó la atención a Ludueña es “lo que jugaba ese enanito”. “Todo el torneo hablaba de él, cuando agarraba la pelota te dabas cuenta, era obvia la diferencia… ¡La habilidad que tenía! Era distinto, crack, crack, crack. Yo lo iba a ver todos los partidos porque mi vieja lo tenía que llevar al estadio, que estaba a 40 cuadras de mi casa. No le podían sacar la pelota“, dice.
Y sigue: “Me acuerdo de que hacía jueguitos en la vereda de casa y era algo que no lo le había visto hacer a nadie. Se cansaba, se agarraba a una planta y la dormía en el pie, descansaba un poco y volvía a empezar. Encima yo vivía en una calle que estaba cortada, así que jugábamos todo el día a la pelota… Rezábamos que pasara un auto para frenar un poco”. Por fuera de eso, Ludueña describe a Messi como “un chico común”.
“También jugábamos al Sega y cuando vinieron los padres de todos los chicos fuimos al autódromo y al Museo Fangio, pero creo que él no fue. Me parece que se quedó con los profes”, añade y explica que eso ocurrió de esa forma porque “los padres de él no habían viajado a Balcarce” debido a la mala situación económica que atravesaban. “No tenían un mango. De hecho, esa semana mantuvo el contacto con ellos cuando él llamaba desde casa. No lo llamaban porque en en ese momento las llamadas eran de larga distancia y costaban muy caro”, señala.
Contactos
Una vez finalizado el torneo, la familia de Ludueña permaneció en contacto con los padres de Messi y Pecce. “Mi vieja se mandó cartas con los padres de los dos, porque en esa época no había mail ni nada. Los padres de Leo contestaron una, y los de Matías varias. Para fin de año y los cumpleaños mandábamos… Y después se cortó el contacto”, indica el joven balcarceño que vive en Mar del Plata, es hincha de Boca y forma parte de la Peña “Roberto Mouzo”.
Sin embargo, revela que recientemente -luego de 18 años- se juntó con el otro chico que había alojado aquella vez en su casa. “Encontré el banderín de Newell’s que tenía los nombres de los dos escritos por ellos y busqué a Matías en Facebook. Lo agregué, nos pusimos a hablar y nos vimos en Rosario hace poco, cuando fui a jugar un torneo de pádel allá. Ahí también me contó que él se fue a jugar a Italia cuando cumplió la mayoría de edad pero se terminó volviendo a los pocos meses”, dice Ludueña.
Retomar el contacto con Messi es más difícil y lo sabe. “Cuando apareció jugando en Europa mis viejos se acordaban de él y me dijeron: ‘Che éste es el pibe que se quedó en casa’. No lo podíamos creer. Mi mamá mandó mails al Barcelona para contactarlo y la invitaron a una conferencia de prensa, pero nos teníamos que pagar el pasaje y era imposible”, confiesa.
De todas maneras, Ludueña no pierde la fe. “Me gustaría volver a tener un contacto con él. Matías me contó que el torneo que más recuerda Messi de inferiores es el que vinieron a jugar a Balcarce… Lo contó en un asado en el que estuvo hace poco, así que capaz se acuerda de mí”, concluye. La memoria y las esperanzas se mantienen intactas.
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