La abuela de Lucía Bernaola, Claudia, salió devastada de la sala del Tribunal Oral N°1 al entender que Federico Sasso, el joven que atropelló y mató a su nieta, si bien recibió 6 años de condena, no iría a la cárcel y seguiría gozando de prisión domiciliaria.

“Entré con ganas de gritar justicia, de gritar que se hizo justicia”, contó Claudia, todavía entre lágrimas, todavía tratando de entender qué significaba que Sasso fue condenado por “homicidio culposo” y no “homicidio simple con dolo eventual”.

“Pero cuando empecé a escuchar la sentencia, primero, primero esos 6 años y palabras raras. Y cuando seguí escuchando, vi a mi hija que se levantó me dije: ‘Chau, acá no le dan nada. Va a ir otra vez a su departamento, va a estar acomodado, con su pileta de natación y su Play'”, dijo la abuela de Lucía y agregó: “Mientras mi nieta y mi marido están muertos”.

Claudia aseguró que a ella no le importaba si Federico Sasso recibía 15 años de prisión, 10, 6 o 3. Ella quería que el culpable de la muerte de su nieta estuviera en la cárcel. “Para una persona, estar al menos un año privada de su libertad como corresponde es suficiente para que pueda acomodarse”, consideró la mujer y agregó: “Con 3 años efectivos en la cárcel me hubiese quedado contenta”.

“A mi nieta no me la devuelve nadie, eso ya lo sé”, expresó Claudia, mientras frente a Tribunales decenas de personas gritaban y reclamaban justicia por Lucía. “Pero me hubiese gustado escuchar esa sentencia, que es como una música que creo que soñé o la desee”, dijo.

Si bien pasó hace poco, Claudia todavía repasa el momento de escuchar la sentencia. Todavía repasa en su mente cuadro por cuadro, cómo ella se levantó, cómo estalló de bronca, angustia y dolor y cómo lo insultó a Federico Sasso, cómo lo insultó con palabras que pensé que jamás diría y le deseó lo que jamás le había deseado a nadie.

“Sasso seguía inmutado, con su mirada fija, con ese perfil, con esa mirada que no dice nada, ni siquiera un: ‘Que cagada me mandé'”, dijo Claudia y agregó: “Hoy era la sentencia y él tendría que haber… no sé, algo. La mirada de una persona dice más que las palabras”, concluyó.

Cuando fue la muerte de Lucía, en junio de 2017, Claudio y su marido se habían hecho unos chequeos médicos, que les dieron bien. A los 5 meses de la muerte de su nieta, su marido estaba con gastritis y le encontraron un tumor en el esófago y, agarrándose el pecho, el hombre miró a la mujer que lo había acompañado toda la vida y le dijo: “Este tumor se llama Federico Sasso”.

-Es hora de ir con mi nieta, ella está muy sola allá.

-Pero vos tenés 8 nietos más.

-Pero allá está sola.

“Así se despidió de mí”, recuerda Claudia las últimas palabras que intercambió con su esposo.

“Hoy no pude gritar que se hizo justicia, no pude y espero en algún momento poder”, expresó la abuela de Lucía Bernaola.