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Policiales 1 de junio de 2016

Matan a un hombre en su casa e investigan si fue durante un robo

Un hombre de 60 años fue asesinado a golpes y presumiblemente a puñaladas dentro de su casa del barrio Parque Peña. Se cree que le fueron a robar dinero de una operación inmobiliaria.

Los dos teléfonos de Carlos Alberto Garzía (60), el fijo y el celular, sonaron varias veces en la casa del barrio Parque Peña. Nadie atendió. Del otro lado de la línea, su hijo intentaba saber algo de él, porque desde el sábado apenas habían cruzado unos mensajes de Facebook. Ese silencio fue suficiente para aumentar la preocupación y anoche el hijo se dirigió hasta la vivienda de Los Naranjos y Groeber para cerciorarse de que todo estuviera bien. Pero nada estaba bien: su padre yacía sin vida, en medio de manchas de sangre.
Los investigadores creen que a Garzía lo mataron al intentar asaltarlo en la alejada vivienda y los familiares sostienen que los asesinos pudieron enterarse de una reciente operación inmobiliaria. “Lo entregaron, al viejo lo entregaron…”, se escuchó decir al hijo cuando llegaban otros parientes.
En la escena del crimen los peritos de Policía Científica hallaron huellas de pelea pero hasta anoche no estaba establecida la forma en la que Garzía fue asesinado. La primera impresión de los forenses fue que el hombre, que presentaba algunos problemas motrices de nacimiento, recibió golpes y que alguna probable lesión de arma blanca le haya provocado la muerte.
El barrio Parque Peña se ubica entre el Parque Camet y el barrio Las Dalias y se destaca por su frondosa forestación. Anoche las calles anegadas por las últimas lluvias causaron complicaciones a los policías para llegar al lugar.
LA CAPITAL pudo observar en la casa -estaba con todas sus puertas y ventanas abiertas- que no se trataba de una típica escena de homicidio en ocasión de robo al azar. Al menos la vivienda no mostraba desorden y algunos objetos de valor permanecían en sus lugares.
Sin embargo, esa cuestión puede ser considerada más a favor de la hipótesis del asalto que de algún otro móvil. Es que si la idea de los familiares sobre la existencia de una importante suma de dinero es real, podría ser una señal de que los asesinos sólo buscaban algo específico.
La fiscal María Isabel Sánchez aguardaba anoche las primeras conclusiones de los peritos para poder avanzar en la investigación.

El hallazgo

Pasados unos pocos minutos de las 19, el hijo de Garzía arribó a la vivienda ubicada en la esquina de Los Naranjos y Groeber. Lo primero que le llamó la atención fue la camioneta utilitaria roja con la que su padre realizaba el reparto de artículos de limpieza en bidones. Varios de esos recipientes plásticos estaban diseminados por el pasto que ocupa el lugar de la inexistente vereda. Otros flotaban en charcos de barro. Una ventanilla de la camioneta se veía forzada.
Al acercarse más a la casa el hombre terminó por convencerse de que aquello que había llevado a su padre a no contestar las llamadas era un motivo trágico. Vidrios rotos en el piso, restos del barral de una cortina de baño y pisadas ensuciando el piso, aunque la oscuridad no le permitía ver con precisión.
El hijo se comunicó con el dueño de la casa que Garzía alquilaba desde hacía un mes y de ese modo, algunos minutos más tarde con otro juego de llaves, pudo ingresar. En realidad, apenas prendió las luces el hijo de la víctima vio que las pisadas eran de sangre. Las huellas, como si hubieran sido aplicadas por un sello rojo, marcaban pasos en el comedor. Por eso el hijo y el dueño de la casa fueron por la parte de atrás y allí vieron a Garzía tirado en el piso de su habitación: a poca distancia, en una pared una gran mancha de sangre.
Cuando la policía acudió, tras el llamado al 911, comprobó que Garzía estaba muerto y recogió los primeros datos que orientaron la pesquisa hacia la hipótesis del robo.
Las primeras averiguaciones confirmaron que en los días previos Garzía había vendido una propiedad y no descartaron que hubiera guardado el dinero en su casa. Esa línea de trabajo ya la asumieron los investigadores, aunque no descartan otras opciones.