por Marianela Valdivia

Pensando la escuela “como enclave de esperanza y de posibles respuestas” María Cristina Ramos, acompañada esta vez por Griselda Martínez, nos abre nuevamente la puerta de La casa del Aire. Este tercer tomo subtitulado Taller literario para todos los niveles (Editorial Ruedamares) es una exquisita convocatoria para repensar las prácticas escolares de escritura, instaladas –generalmente- como registro de aprendizajes y animarse a emplazar un espacio de escritura creativa permanente, bajo la metodología del taller.

El libro se organiza en ocho partes hilvanadas por una consideración particular hacia los destinatarios de los talleres (cualquiera sea su edad), teniendo como bandera “el derecho de los chicos a abrirse, a redefinirse en relación con el arte”.

Con dulzura y maestría, las primeras páginas enmarcan la propuesta general explicitando que el punto de partida es “abrir un camino de encuentro con lo artístico”, gestionar la propia creatividad y fortalecer la singularidad construyendo cooperativamente, habilitando para ello tiempos, espacios y condiciones particulares sostenidas en el tiempo.

Los capítulos siguientes corresponden a los niveles según los que se organiza nuestro sistema educativo: Inicial y Primer ciclo; Segundo ciclo; En camino hacia la Enseñanza Media; Enseñanza Media y Adultos. Cada uno ofrece propuestas concretas desarrolladas detalladamente y algunas de las cuales cuentan con material complementario organizado en la parte final del libro: Fichas de trabajo en el aula y Diseños visuales para la lectura de poesía (estos últimos en cartulinas impresas a color, listas para recortar y usar).

Las propuestas se presentan contextualizadas dentro de la dinámica escolar. De este modo, se sugieren secuencias didácticas y se realizan aportes que acompañan al docente para que el taller forme parte de una planificación integral, manteniendo sus características y buscando un sentido propio.

Maestros, bibliotecarios y otros mediadores encontrarán en este libro un rumbo posible, señalado por la experticia de las autoras, marcado por la convicción con la que insisten “en el derecho a escribir, en la relevancia de una experiencia escolar que no cercene lo creativo. (…) en la necesidad de escribir a lo largo de todo el recorrido escolar para que la palabra de todos madure, se haga viajera y se pruebe los trajes de lo expresivo, la vecindad del arte, el descubrimiento de la belleza”.

(*): Integrante de la ong Jitanjáfora.