“Los peores muros son los que se construyen en las mentes”
El padre Ramiro de la Serna, titular de la Fraternidad Franciscana de Mar del Plata y del Colegio Fray Mamerto Esquiú, ofreció en la parroquia San Francisco, ante una gran concurrencia de fieles, el testimonio de su reciente experiencia de dos meses en México.
Del padre Ramiro: "Se habla mucho del muro de Trump pero habría que hablar de varios muros".
por Oscar Lardizábal
Como diera cuenta este diario en un amplio informe publicado a mitad de enero, el padre Ramiro de la Serna formó parte de un grupo de nueve frailes argentinos que desde principios de diciembre “itineraron” por toda América latina hasta llegar al refugio de migrantes “la 72”, situado en el extremo sur de México, a pocos kilómetros de trasponer la frontera con Guatemala, para allí colaborar con la asistencia a los migrantes.
En la referida nota, que tuviera como principal fuente informativa al mismo sacerdote, se mostraba crudamente el drama de los centroamericanos que, tratando de escapar de la miseria y la violencia que imperan en sus países, buscan llegar a los Estados Unidos viajando sobre los techos de “La Bestia”, ya que así, en singular, son llamados los trenes de carga que circulan entre América Central y América del Norte.
La red ferroviaria
Para dar testimonio de esa experiencia en su parroquia, el padre Ramiro se valió precisamente de un mapa de la red ferroviaria mexicana que desde una vía troncal entrando por el sur en territorio azteca, se despliega más arriba en tres ramales que van hacia la frontera con los Estados Unidos, uno llegando al este, otro al oeste y otro al centro.
Los migrantes hacen esa peligrosa y hasta letal aventura durante varias semanas, subiendo y bajando de una docena de trenes cada vez que éstos llegan a destino.
En dicho refugio los migrantes son asistidos por frailes franciscanos estables, en su mayoría mexicanos, y por otros provenientes de otros países, parte de éstos luego de hacer la ya señalada “itinerancia”.
Casi todos los migrantes llegan con historias personales tremendas, por haber sufrido en sus orígenes o en el camino vejámenes de todo tipo. Y sólo alcanzarán el destino soñado si antes no sufren un accidente yendo sobre los trenes, o no caen en la trata de personas, o si no son secuestrados y obligados a convertirse en sicarios de los grupos criminales. De todos los que migran en estas condiciones sólo alrededor de un 50 por ciento o menos alcanzará la meta que se propuso. El resto morirá o ya no se sabrá más nada sobre ellos.
En “la 72” -nombre en homenaje a la cantidad de víctimas de una matanza de migrantes ocurrida años atrás, con la autoría de una banda narco-, los frailes registran informáticamente a los recién llegados, quienes también irán siendo registrados en otros refugios, ubicados más al norte, cuando pasen por ellos.
“Hablemos de varios muros”
Todos esos refugios, la gran mayoría a cargo de congregaciones religiosas, conforman una red ligada informáticamente que permite rastrear, no siempre con éxito lamentablemente, a un migrante cuando sobre él no se tienen noticias desde cierto tiempo.
“Este es la parte de la Iglesia, de mi Iglesia, que me hace estar orgulloso”, expresó el padre Ramiro, luego de haber contrastado otras noticias sobre escándalos en ámbitos eclesiásticos que suelen ocupar espacios de medios de comunicación masivos.
No faltaron durante la charla datos de connotación política. El año pasado Estados Unidos expulsó a 350.000 inmigrantes, pero México casi duplicó esa cantidad ya que expulsó a 600.000. ¿Cómo entenderlo? “Es que se habla mucho del muro de (el presidente de los Estados Unidos Donald) Trump, pero habría que hablar de varios muros”, puntualizó el sacerdote y se explicó: “Porque Trump no sólo quiere que el Congreso le autorice fondos para terminar el muro en la frontera con México, sino que alienta también a que cada país frene la inmigración que le viene del sur; que México imponga un muro a Guatemala, que Guatemala lo ponga a El Salvador y a Honduras, que haya un muro entre éstos y que su a vez estos dos obstaculicen el paso a los nicaragüenses”. “Ya se ve que el pequeño país que no se muestre restrictivo con los extranjeros puede ver retaceado el flujo económico desde los Estados Unidos”.
“Las Patronas”
De la Serna dedicó la segunda parte del testimonio a la proyección de un video sobre “Las Patronas”. Con este nombre, y gracias a las redes sociales, ha comenzado a conocerse la conmovedora acción solidaria que desde años atrás realizan campesinos mexicanos, en su mayoría mujeres, preparando en sus casas comidas y enlazando botellas plásticas con agua para transportarlas a los costados de las vías y entregarlas al paso del tren -que no se detiene- a esos migrantes que se cuelgan de “La Bestia”, a los que no conocen, que apenas si verán por unos segundos en sus vidas, pero a los que prácticamente “le salvan las vidas”.
Predicador al fin, el padre Ramiro de la Serna concluyó advirtiendo que “los peores muros son los que se construyen en las mentes”, y personas del auditorio también coincidieron con él en que el mundo de hoy parece favorecer “el miedo al otro o al diferente” y la discriminación.
“Que la Argentina no se convierta en los Estados Unidos de Trump para quienes vienen de Bolivia, de Paraguay, o de donde sea, buscado integrarse con nosotros para tener un mejor futuro”, remarcó.
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