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Deportes 15 de febrero de 2019

Retroceder nunca, rendirse jamás

Once Unidos otra vez revirtió una historia complicada y ganó en tie-break.

Para celebrar así. El desahogo en el festejo tras la sufrida y valiosa victoria de Once Unidos sobre Club Rosario.

Por Marcelo Solari

Otra vez heroico, otra vez con una carga emotiva impactante. Por momentos no la pasó nada bien, pero Once Unidos volvió a ponerse el traje de la mística para vencer 3-2 a Club Rosario (25-27, 25-21, 32-34, 25-19 y 15-7), en una nueva batalla épica por la Liga Nacional A2 de vóleibol. La victoria lo acercó otro paso más a la clasificación hacia la segunda fase.

Luego de un inicio prometedor (5-2), Once Unidos entró en terreno resbaladizo. Y casi nunca ofreció sensación de estar cómodo en el juego. Club Rosario había comenzado mal pero fue asentándose. Primero se afirmó Ignacio Ubeda por la punta, Luciano Verasio empezó a distribuir con acierto y variantes, y al influjo de toda la experiencia y la jerarquía de Pablo Peralta, el bloqueo visitante creció una enormidad. Y generó dudas en cada ataque del “albiverde”. Tanto que, salvo un pelotazo tremendo de Bautista Gazaba por el opuesto, los atacantes de Parque Luro casi no soltaron el brazo.

Después de una seguidilla de “gorros”, los rosarinos se ubicaron en situación dominante (15-19, 17-21 y 19-23). Pero fiel a su costumbre, el local no se entregó. Luchó punto por punto y para delirio de su gente logró empatar 24-24, aunque el set se inclinó para el lado de quienes habían sido más prolijos: los dirigidos por Hernán Medina.

Sin poder reducir el margen de error, a Once Unidos también le costó el inicio del segundo capítulo. Rosario continuó muy sólido en bloqueo y defensa y sumó por la vía del contraataque. La cuesta iba tornándose bien empinada para el local (9-12), hasta que una jugada espectacular -la pelota iba y volvía de manera casi increíble por las heroicas defensas visitantes-, definida por Santiago Aulisi como zaguero, encendió al local y también al público. Entonces, el que empezó a fallar y a dudar fue el visitante.

Once Unidos supo que era su momento y no perdonó. El segmento cambió de manos rotundamente (21-14). Y aunque le costó más de la cuenta (24-21), lo cerró Joaquín Aquindo, usando el bloqueo rival como buen recurso tras una recepción imperfecta.

Parecía que Once Unidos encarrilaba el partido (8-5, después de un armado impecable con el pie de Juan Ignacio Macció), pero reaparecieron los vaivenes.

Los rosarinos marcaron diferencias con el ataque rápido por el centro y en bloqueo para distanciarse 14-19. Pero un acertado ingreso de Joaquín Aquindo equilibró todo. El local encontró paciencia para reconstruir y tras una infartante definición, la visita se llevó el tercer set luego de que ambos dispusieran (y no pudieran concretar), numerosos set-balls.

La paridad en el cuarto segmento se extendió hasta el punto 10. A partir de allí, Once Unidos se apropió de todo con autoridad, con Macció muy creativo y Funes activado en ataque (16-10). Si bien la ventaja tuvo algunas oscilaciones, la definición fue cómoda. Y, como en los tres partidos anteriores en casa, fue necesario jugar un tie-break.

En el set final, Facundo Funes tuvo un rol protagónico (dos bloqueos a Peralta incluidos). El local tomó rápidas ventajas (5-1) y cambió de lado con una renta significativa (8-4). Las tremendas defensas de Matías Martín y la potencia de Funes y Aquindo sentenciaron otra historia de suspenso extremo.

Síntesis

Once Unidos (3): Juan Ignacio Macció, Bautista Gazaba, Iván Quiroga, Alejandor Manzín, Facundo Funes y Santiago Aulisi. Líberos: Mateo Richards Meana y Matías Martín. Entrenador: Gonzalo Borstelmann.
Ingresaron: Nicolás Oroz, Lukas Rojas, Juan Manuel Gómez, Joaquín Aquindo, Tomás Russo.

Club Rosario (2): Luciano Verasio, Ignacio Viegas, Pablo Peralta, Damián Fuster, Tomás Capogrosso e Ignacio Ubeda. Líbero: Federico Carrillo. Entrenador: Hernán Medina.
Ingresaron: Juan Ortega, Ignacio Marzi, Juan Cruz Zanotti, Valentino Vidoni.

Estadio: Once Unidos.
Arbitros: Víctor Bagalá y Robin Bustamante.
Parciales: 25-27, 25-21, 32-34, 25-19 y 15-7.



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