En las primeras semanas del año, varias mujeres denunciaron en redes sociales y ante la Justicia, que sufrieron extraños episodios a bordo de taxis o remises, en los que sintieron que el chofer las “drogó con burundanga” con algún tipo de objetivo delictivo, como puede ser abusar sexualmente de ellas o secuestrarlas y, ante esta situación de miedo en la sociedad, remiseros no descartan poner cámaras de seguridad en sus vehículos.

La fiscalía N°4, a cargo de Andrea Gómez, hizo eco de una de estas denuncias y formó una causa por “averiguación de ilícito”, para investigar los dichos de una mujer que aseguró que un chofer de Remicoop había intentado violarla al tirar rociar el vehículo con una especie de perfume. El hombre se presentó ante la Justicia y se puso a disposición para cualquier tipo de pericia.

“La justicia determinó que no había nada. No hay un aerosol que contamine a una mujer y no a un hombre”, expresó Guillermo Mesina, presidente de Remicoop y agregó: “Lo que pasa que lo se escribe en las redes sociale parece después no hay manera de desmentirlo”.

Mesina destacó que “los remiseros y taxistas para poder trabajar tienen que demostrar que no tienen antecedentes penales” y dijo no saber “por qué aparecen estas denuncinas en redes sociales justo ahora”.

“Hay una psicosis colectivo con estos casos. En ninguna las mujeres fueron tocadas, ni nada”, remarcó Mesina.
El presidente de Remicoop reconoció que están pensando en poner cámaras en cada vehículo, tanto para tranquilidad de las mujeres que tomen los autos como de los choferes.

“Podemos llegar a poner cámaras, pero aunque se muestre que no pasó nada, no va a importar”, concluyó.

En un informe publicado por LA CAPITAL, el médico Doctor Toxicología de la UBA, jefe de Toxicología del Hospital Fernández de CABA y director de FundarTox, Carlos Damin, explicó que la burundanga se contagia por ingesta, principalmente al mezclarla en una bebida, tarda unos 40 minutos en hacer efecto y los síntomas duran unas 6 horas.

Además, el experto en toxicología acáro que “no existe” una sustancia que tenga los efectos denunciados en tan corto plazo. “La idea de tocar algo, o sentir algo y enseguida marearse no tiene que ver con una una droga, sino con una fantasía personal”, explicó.