Rolón: “Aprovecho la ficción para hablar de cosas de las que en general no hablo”
El psicoanalista y escritor reunió a una multitud en la presentación que hizo de su último libro "La voz ausente", una novela en la que el autor exploró temas nunca antes abordados.
El psicoanalista y escritor Gabriel Rolón estuvo en la ciudad para presentar su último libro “La voz ausente”, un thriller psicológico que cautiva y estremece a la vez, y ya se convirtió en uno de los ejemplares más vendidos en el país.
En el marco de las charlas de escritores que organiza cada verano la editorial Planeta, Rolón colmó, en dos oportunidades, la capacidad del salón del hotel en donde se realizó el evento.
“Siento una responsabilidad al ver tanta gente que hace una fila para escucharme. Y trato de hacer de conceptos muy oscuros, una transmisión más clara, de subir al nivel de la gente el discurso, que es solo académico”, señaló a LA CAPITAL, tres horas antes del evento y con una más de una cuadra de gente ya esperando para poder verlo.
En una faceta hasta el momento desconocida del autor, la novela no solo se interna en una trama incierta y un universo siniestro, sino que también aborda otros temas nunca antes explorados por Rolón.
– En algunos de los momentos del relato se deslizan críticas a la desgestión en la salud pública o incluso a la institución policial, presentando como una excepción al comisario Bermúdez, un agente honesto…¿Encontraste en la ficción un canal para hablar de eso?
– Sí, claro. La primera novela que a mí me conmovió mucho fue Los Miserables. Y yo leía maravillado y terminaba muy emocionado. Después comprendí que Víctor Hugo utilizaba sus personajes para hablar en contra de la injusticia, de la defensa de las personas que sufrían la miseria, que estaban relegados mientras el 1% de la población tenía la riqueza del 99% de aquella Francia…Y dije, claro, qué bien utilizó sus personajes para decir lo que piensa y para transmitirle a la gente. Compré esa manera de ver el mundo y entendí que uno puede utilizar la ficción para decir cosas cuando tienen ganas de comprometerse con la realidad que se está viviendo en ese momento. Jugar con esto cuando yo hablo de un caso real que yo tuve en mi consultorio es muy difícil, porque en mi consultorio no voy ideológicamente sobre mis pacientes.
– Pero tuviste ganas de decir ciertas cosas esta vez…
– Me pareció que ciertas cosas tenía ganas de decirlas, sobre todo aquello que va en defensa de la salud pública, la educación pública. No es lo mismo que se cierre una universidad a que se abra. Yo tengo una mirada al respecto y creo que no ofendo a nadie si decido ponerlas en juego. Fue difícil construir un policía que la gente terminara queriendo, porque nosotros tenemos una historia con las fuerzas de seguridad muy dura, muy fuerte. Pero yo tenía ganas de escribir un policía real, porque Bermúdez no es perfecto pero sabe a qué territorios no adentrarse.
– ¿Y qué parte del psicoanálisis quisiste mostrar? Parece un libro más oscuro que los otros.
– Este libro no es uno de los libros en los que específicamente quise transmitir el psicoanálisis, pero sí aprovecho el ámbito de la novela para difundir algunos conceptos. Aquí se trabaja mucho acerca de los efectos traumáticos sobre las cosas que ocurren en la infancia. Trabajo mucho el tema de las personalidades psicopáticas, de las consecuencias que tienen ciertas situaciones perversas. Esta novela te invita a entrar a mundos de mucha locura y perversión. Aprovecho este clima ficcional para hablar de las cosas que en general no hablo. Yo hablo más de las histerias, las neurosis obsesivas, las fobias. Pero acá hablo del psicoanálisis del modo más duro y aprovecho para transitar ese otro territorio que es el de las perversiones y la psicosis que, en general, en los otros libros abordo menos.
– ¿Cuánto de Gabriel Rolón tiene Pablo Rouviot, este investigador/psicoanalista que es el protagonista de esta novela?
– Mucho. Como decía Borges: todo autor, de una manera u otra, habla de sí mismo. Aunque lo disfrace bajo el discurso de “había una vez en Persia un rey”. Ese rey sigue siendo uno mismo. Esta vez es muy clara la cercanía porque elegí construir un protagonista que también es psicoanalista, que también es melómano, que también es un lector obsesivo, que también es un buscador constante de la verdad y que se compromete para ser honesto, para no mentir, para escuchar y percibir el mundo desde su conocimiento profesional.
– ¿Y en qué podrían diferenciarse?
– Él tiene emociones muy extremas. Yo trabajé mucho para ser un hombre bastante equilibrado y en cambio Rouviot, atraviesa situaciones que a mí me pondrían triste pero a él lo desesperaban. Lo que a mí me preocuparía, a él lo angustia. De todas maneras, me resulta más íntimo y más real hacer pensar a mi personaje de un modo que a mí me suene natural.
– Hiciste radio, televisión, cine y escribiste libros desde el psicoanálisis hasta de ficción. ¿Qué le queda por explorar?
– Nadie lo tiene todo, ni los que parecen muy exitosos. A mí me quedó en el tintero el más grande de mis sueños artísticos, que era tener la posibilidad y la capacidad para dirigir una orquesta sinfónica. Me di un semigusto igual, filmando Los Padecientes. La película empieza con una orquesta sinfónica y el director resultó ser un excompañero mío de la secundaria que terminó enseñándome cómo marcar al menos los cinco compases del arranque. Así que como me suele decir mi mujer: tengo que tener cuidado con lo que sueño porque la vida me lo cumple.
La promesa a Mar del Plata
Gabriel Rolón es un enamorado de Mar del Plata. Lo dice cada vez que puede y por este motivo escribió un conmovedor texto para el espacio literario local, La Palabra Precisa, en el que reveló anécdotas de su infancia y también reconoció que redactó en la ciudad gran parte de muchos de sus libros.
Expresado su deseo de continuar en la ficción, y consultado si alguna vez Mar del Plata iba a ser el escenario de alguna de sus próximas novelas, el psicoanalista y escritor lanzó una promesa.
“Yo prometo algo: así como mi amigo el Gitano me dijo que soñaba con una novela que empiece de una manera y le dije que sí, y lo tomé como un compromiso que cumplí, doy mi palabra que en la próxima novela una parte de ese relato va a transcurrir en Mar del Plata”, se comprometió.
Y agregó: “Porque, además, amo Mar del Plata y la conozco. Sé sus calles, sus rincones, la conozco toda”.