por Daniel Hugo Pérez

El proyecto de presupuesto del municipio del Partido de General Pueyrredon para el ejercicio 2019 ya está en manos de los concejales, quienes como es de esperar, ya estarán analizando, entre otras cosas, el cálculo de recursos, y muy detenidamente, el cálculo de de gastos.

Sin embargo en esta oportunidad el tema de análisis será el cálculo de recursos, ya que como veremos luego de algunas consideraciones, encierra una incógnita.
No es novedad que el financiamiento del funcionamiento del municipio tiene una fuerte dependencia de los aportes, tanto del Estado provincial, como del Estado nacional.

Para no agobiar con un fárrago de cifras, basta decir que en los ejercicios 2016 al 2018, la Nación y la Provincia aportaron entre el 45% y el 48% de los recursos con los se financió el gasto.

Esto quiere decir que los recursos propios generados por el municipio sólo alcanzaron para financiar escasamente entre el 52% y el 55% del total de gastos de cada ejercicio.

Este financiamiento externo, incluyó a grandes rasgos, conceptos tales como: coparticipación, fondos especiales (fortalecimiento, inclusión, juegos de azar fondo educativo y hasta el año en curso el llamado fondo “sojero”, entre otros), transferencias por todo concepto y Anticipos del Tesoro (ATN).

Resulta de total honestidad intelectual poner de manifiesto que esta situación de dependencia financiera no es privativa de la actual gestión municipal, sino que es algo que viene sucediendo sin solución de continuidad desde ejercicios anteriores.

Ahora bien, a esta dependencia financiera de la Nación y la Provincia se agrega en los presupuestos de los ejercicios 2018 y 2019 una nueva fuente de financiamiento consistente en el Incremento de Pasivos.

Es decir lo que se dejará de pagar en el ejercicio en curso y pasará como deuda flotante al ejercicio siguiente.

Según la información emanada de las autoridades municipales el presente ejercicio cerraría sin déficit, es decir sin la necesidad de incrementar pasivos bajo forma de deuda flotante, producto de una fuerte subejecución de partidas presupuestarias.

Esta información fue corroborada por la gobernadora María Eugenia Vidal en declaraciones al diario LA CAPITAL días atrás cuando se refirió a la situación de los municipios de la Provincia en general y la de General Pueyrredon en particular.

La previsión del “Incremento de Pasivos” en el proyecto de presupuesto enviado al Concejo alcanza los $1.736 millones, es decir un 15,3% del total de los recursos municipales de 2019, cuya cifra estimada asciende a los $11.345 millones.

Ello sin contar el traslado del subsidio al transporte público de pasajeros, que todo indica, deberá asumirlo el municipio a partir del año próximo, agravando la ya su endeble estructura financiera.

La incógnita es clara: si se cumplen las pautas estimadas en el proyecto de presupuesto de gastos 2019 el municipio dejará, en concepto de deuda flotante, una pesada herencia al gobierno que asuma funciones en diciembre de 2019, del orden de los $ 1.700 millones.

Si no fuera así, pareciera que la única forma de equilibrar las cuentas municipales es reiterar una fuerte subejecución de partidas, con el consecuente deterioro en la cantidad y la calidad de los servicios que el municipio presta a la comunidad.

Claramente: “deuda monetaria” versus “deuda social”.

El devenir del año en curso ha demostrado que ante la falta de gestión del gobierno municipal la opción ha sido generar mayor deuda social bajo la forma de subejecutar partidas, provocando así un deterioro en la prestación de servicios y perjudicando la calidad de vida de los vecinos.

*Ex Secretario de Economía y Hacienda MGP. Ex Decano Facultad de Cs. Económicas y Sociales – UNMdP. Integrante del Colectivo “Pensamiento Sur”