A través de un pedido de informes, el concejal de Unidad Ciudadana, Balut Tarifa Arenas, advirtió sobre el mal estado de conservación en el que se encuentran los semáforos para personas no videntes y disminuidas visuales existentes en distintas esquinas céntricas de Mar del Plata y reclamó la instalación de nuevos dispositivos de este tipo.

En particular solicitó que el municipio se encargue de colocar al menos una de esta de señales en la intersección de las calles Córdoba y San Lorenzo, donde funciona la sede de la Escuela para Ciegos y Disminuidos Visuales Nº 504.

Según planteó el concejal, la institución -que originalmente funcionaba en Bolívar y España- fue trasladada hace pocos años a ese nuevo domicilio sin que desde entonces se haya implementado alguna medida de seguridad vial para proteger a quienes circulan por la zona.

Al realizar este planteo, Tarifa Arenas, no sólo destacó la importancia de que las inmediaciones de la Escuela Nº 504 cuente con una infraestructura adecuada para las personas ciegas o disminuidas visuales que concurren al establecimiento.

También indicó que “resulta imperioso” que el municipio asegure que los semáforos sonoros ya existentes funcionen de una manera adecuada y consideró necesario que haya más dispositivos de este tipo en otros puntos de la ciudad.

Según explicó, en los últimos tiempos su oficina recibió variados reclamos sobre el estado en el que se encuentran estos equipos.

“Nos han referido que no se está haciendo el mantenimiento adecuado y que por esa razón, las personas muchas veces se encuentran con la dificultad de que no pueden utilizarlos”, le explicó a LA CAPITAL.

“Es imprescindible que el Departamento Ejecutivo se aboque al mantenimiento material de los semáforos sonoros y que profundice su compromiso frente a las necesidades de las personas con discapacidad”, señaló.

Según explicó el concejal, en la actualidad existen en Mar del Plata 9 semáforos para personas ciegas y disminuidas visuales, todos ellos, instalados en el marco del plan de semaforización realizado en el año 2011.

En su opinión, en aquél momento la Municipalidad no sólo comenzó a ofrecer la posibilidad de que las personas no videntes puedan desplazarse con seguridad y autonomía, sino que también ejerció una “función de reivindicación simbólica” al brindar facilidades para que “todos puedan ejercer de manera plena sus derechos.

Por ese motivo consideró que la falta de mantenimiento de este tipo de dispositivos, además de representar “un descuido del patrimonio público de la ciudad” expresa la falta de voluntad del municipio por “resguardar las reivindicaciónes que se han obtenido gracias a la lucha social y el compromiso”, en este caso “del colectivo que integran las personas con discapacidad”.