Nos cansamos de escuchar y leer por estas horas que esto es culpa de “la sociedad”, que “este país no tiene cura”, que “estamos enfermos” y largo la credencial, y no voy más, y “todo lo que nos pasa nos pasa por ser argentinos”; y “así somos”…

Pasaron, sin solución de continuidad, de decir “la final del mundo” a que es “la peor final del mundo”.
Vos, usted, que están leyendo esto, ¿tienen la culpa de lo que pasó? ¿Yo tengo la culpa? Las más de 60.000 personas que estuvieron más de siete horas en paz en la cancha el sábado, bajo el sol, sin agua, con hambre, para un partido que no se jugó, y que volvieron a sus casas sin reacciones de gravedad, dando casi una lección de civilización ¿tienen la culpa? ¿Toda “la sociedad” es como esa madre que le hacía esconder bengalas a una nena? Las hinchas y los hinchas que viajaron miles de kilómetro y que en la noche del sábado no tenían dónde dormir y no hicieron desmanes, ¿tienen la culpa?

Quienes hoy volvieron a viajar en el 29 lleno, ida y vuelta, cuatro pasadas de Sube en dos días, para llegar al Monumental, ¿tienen la culpa de lo que pasó? ¿Son parte de una “sociedad enferma” por tomar un colectivo con pasión e ilusión por ir a ver una final?

Tampoco tenemos la culpa de la impericia, incapacidad, mezquindad, perversidad y falta de palabra de algunos de los que conducen.

No es verdad que “así somos”. O la fácil de “esto es la Argentina”. Deslindar responsabilidades para no hacerse responsable.

La culpa, la responsabilidad, en realidad, nunca estuvo tan clara en un hecho de violencia en el fútbol. La culpa es de los que tienen que garantizarte la seguridad a vos y a mí , no sólo a Trump, y no son capaces de generar un camino seguro para que un micro azul y amarillo no aparezca en medio de “barras” de blanco y rojo. En un operativo de 2.200 efectivos.

Tenían que custodiar un micro y no lo hicieron. Entre 2200 efectivos generar un sendero aislado para que los jugadores lleguen sin problemas. Un pasaje evidentemente más sencillo, menos complejo, que el que le harán a Trump y Putín en unos días. Y no lo hicieron. ¿Y ahora la culpa es de “la sociedad”?! ¿Tuya y mía es la culpa?

La responsabilidad es de quienes no hicieron lo que correspondía y de “barras” que actuaron con impunidad. El chofer del micro habló de “zona liberada”. Exactamente el ómnibus del plantel de Boca sí fue escoltado, pero hacia una trampa, en la intersección de Libertador y el boulevard-diagonal Lidoro Quinteros, que decenas de veces atravesamos y siempre con mil controles. Allí esta vez estaban los “barras”, las agresiones, los proyectiles, el “gas pimienta”. Y sí había policías, y prefectos, federales, pero pasó lo que todos vimos. Se buscará deslindar responsabilidades en un subalterno que “liberó” el lugar en probable connivencia con quienes se perdieron un negocio millonario. Pues lo grave es que entre 2.200 efectivos de seguridad afectado, y en un operativo tran trascendente, no se hizo el trabajo de Inteligencia correspondiente para anticiparse a este “ajuste de cuentas” que puso en peligro la vida de futbolistas y espectadores y que provocó sí este “papelón mundial”.

Desde el Ministerio de Seguridad que hace Inteligencia para detener a un pibe que escribe un tweet y desde el que se preguntó cómo no iban a poder “dominar” un River – Boca si “vamos a tener el G-20”, no tiene justificativo que no se haya trabajado con rigurosidad en la prevención de este suceso.

La ministra sobró la situación. Pero también el propio presidente de la Nación escribió en ese sentido un twitter el pasado 2 de noviembre: “Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir”.

Ahora es muy fácil echarle la culpa a “la sociedad” y a que “no tenemos madurez”. Pero no somos los peores. Ni los mejores. La culpa es de quienes deben velar por nuestra seguridad. Y de barras que hicieron una emboscada. No hubo Inteligencia para evitarlo. Nada más y nada menos que eso.

@vitomundial