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Deportes 10 de noviembre de 2018

La final más larga del mundo

Del gran chubasco al mayor bochorno. Historia de una suspensión que pudo haberse evitado. Un capítulo más del papelón organizativo de la definición, con una previa y un suspenso interminables

Vito Amalfitano
Enviado especial

BUENOS AIRES.- El marplatense Osvaldo Soriano escribió un cuento tan maravilloso como toda su obra, El penal más largo del mundo.

Una de las características de cierta literatura latinoamericana, además, es el realismo mágico.
De realismo mágico latinoamericano es este bochorno organizativo en la definición más esperada de la Copa Libertadores de América.

Y esta es la final más larga del mundo.

La Copa Libertadores con la definición más extraordinaria es también la de mayor suspenso y la de más desprolijidades. La Superfinal entre Boca y River, la más importante de la historia de clubes de fútbol en el mundo, cambió de fechas decenas de veces, entre otros episodios grotescos organizativos, y ahora debió suspenderse por una tormenta que desde hace días se sabía con exactitud que iba a ser de grandes proporciones. En principio se confirmó desde Conmebol que se jugará este domingo a las 16 pero, a propósito de pronósticos, también el parte meteorológico anuncia que continuarán las lluvias y se especula con la posibilidad de que la primera final pase directamente para el sábado que viene.

En medio de todo estuvo la gente. Quienes llegaron a la mañana a Retiro desde distintos puntos del país y se empaparon a las ocho de la mañana, uno de los picos de mayor precipitación. Quienes hicieron más de diez cuadras de cola bajo una lluvia torrencial desde antes del mediodía para asegurarse su lugar en la tribuna popular cuando se abriera el estadio, a las 13. Y, entre ellos, los que permanecieron dos horas después en las tribunas empapándose, con otro pico de chubasco grande, allá por las 14. Quienes en esta noche de sábado no tienen dónde parar en Buenos Aires y pueden quedarse a esperar el supuesto partido de las cuatro de la tarde del domingo. Los que no saben si cambiar o no los pasajes, porque el domingo puede ocurrir lo mismo que el sábado, con la prolongación de la lluvia y el suspenso.

¿Cuántos partidos de Champions League se suspenden por lluvia? Se podrá contraponer que “en Europa los campos de juego son impecables”. El de la Bombonera esta vez también. Por fin, con un buen drenaje. El problema es la imprevisión. De los principales organizadores, de la Conmebol, y del club local, anfitrión, Boca Juniors.

Desde hace cinco días vemos todos, hinchas y periodistas, el pronóstico del tiempo para este sábado tan especial. Y a la mañana, cuando llegamos, fue el primer rito que repetimos. Ver el pronóstico hora por hora por internet. Como en las jornadas anteriores apareció el dibujo de la nube con lluvia a cada hora y la imagen de un sol únicamente a las 17, paradójicamente la hora del partido. Lo sabíamos todos, lo sabían también los dirigentes de la Conmebol y los de Boca. Los de la Conmebol para tomar antes una decisión, si el criterio es “se suspende por lluvia”. Los de Boca para pensar en alternativas, quizá junto a la propia Conmebol, para el cuidado del campo. El presidente Daniel Angelici, en la recorrida que hizo por el campo allá por las 16.30, se justificó ante Fox Sports y explicó que la lona hubiera sido un problema mayor para el césped por el calor y la humedad. Para un partido que pone diez millones de dólares en juego, 6 para el ganador, casi cuatro para el perdedor, y otro tanto o más de derechos de televisión, venta al exterior, publicidad, marketing, debieron haber buscado la cobertura más cara y más infalible del mundo, con el agregado de secadores especiales y otros métodos más sofisticados. Pero parece que solo somos exuberantes en ponerles nombres ampulosos a los acontecimientos -“la final del mundo”- o en la proporción de los papelones, nunca cuando hay que tomar decisiones grandes.

Es cierto que el “solcito” de aquel pronóstico por horas no apareció. Y habrá que discutir si se debe jugar igual, como en Europa, con nieve o charcos grandes (siempre y cuando las tormentas eléctricas, que no las hubo en este caso, no pongan en juego la vida de protagonistas y espectadores) o si se debe “suspender por lluvia”. En caso de elegirse el segundo criterio, como finalmente sucedió, se debe hacer con la suficiente antelación como para pensar en la gente. Tener en cuenta a quien pagó 800 pesos de adicional para la popular, o 2700 para una platea, al que llegó desde Mar del Plata o desde Jujuy, en quien deambula por Retiro esta noche, tiritando de frío por la mojadura, sin alojamiento y con la incertidumbre de si tiene que cambiar o no el pasaje, si se queda o se vuelve.

También Angelici se acordó de la gente en esa nota de la tarde y habló del público que se acercó con las “calles abnegadas (SIC)” y dijo que el campo había drenado bien y puso en duda cómo estará hoy domingo “si llueve y se abnega (SIC) algún lugar de la cancha”.

Todo esto después de varios papelones anteriores. Las finales estaban programadas inicialmente para los miércoles 7 y 28 de noviembre, ya con una insólita eternidad en el medio. Después pasaron a los sábados 10 y 24. En el medio se pidió que se jugará domingos. Hasta se puso en duda que la disputara River y se dejó el anuncio oficial con un asterisco. Y con el técnico de River se aplica el derecho de admisión como si fuera un “barra brava”…

Al parecer mañana domingo a las 11 se confirma si el partido se disputa a las 16, como quedó reprogramado, o el lunes, o el martes, o el sábado 17 o quién sabe cuándo. ¿Se jugará alguna vez la final más larga del mundo?



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