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La Ciudad 15 de mayo de 2016

Los 45 años del Coro de Cámara de la UNMdP

Por Horacio Lanci (*)

Corría el año 1971 cuando, junto a un grupo de entusiastas coreutas (todos entonces tan jóvenes como yo?) nos reuníamos en casa de Ingrid Ostrowsky para iniciar los ensayos de lo que sería entonces el “Coro Laudis”, un grupo vocal que desarrollaría, en aquellos años, amplia actividad en Mar del Plata y el país?
En 1978, siete años más tarde, y desde entonces, pasaríamos a depender de la Universidad Nacional, como Coro de Cámara.
Pronto vendrían años felices y fecundos: los sinfónico ? corales junto al Coro Universitario ofreciendo a la ciudad por primera vez la audición de obras maestras, como el Requiem de Fauré, el Magnificat de Bach, la Novena Sinfonía de Beethoven o el Lobgesang de Mendelssohn?el estreno del Salmo 150 de Washington Castro en el Auditorio de Belgrano con la dirección del maestro?!, los concursos nacionales, con un primer lugar en el Teatro Cervantes de Bs.As. en 1980, y un Primer Premio en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1982, el Primer Premio en el XXXV Concurso Internacional de Arezzo, Italia, en 1987, las giras por Ecuador (1986), y años después las Europa ? Cantat de 1994 en Dinamarca y 2012 en Italia, o el concierto en la Basílica de San Pedro, ese mismo año, en el Vaticano?
Fueron 45 años de sueños cumplidos, pero también de hondas frustraciones? como cuando en 1981 la estafa de una agencia de viajes dejó el coro, con los pasajes de avión pagos y emitidos sin viajar a Europa, donde lo esperaba una larga gira de conciertos en cinco países distintos?
¡45 años ya?! Y también, cuando miramos hacia atrás, no sólo éxitos y fracasos acuden a nuestra memoria? sino multitud de anécdotas; hechos pequeños, serios o risueños, que siguen sorprendiéndonos: como aquel tenor japonés que en el café, después del ensayo, se ponía de pie cuando se paraba el director? o aquel otro recién ingresado cuya esposa me agradecía su participación en el coro por lo bien que le hacía venir al ensayo “sobre todo los viernes” (ese día no ensayábamos?), o la cinta aislante negra con la que había que cubrir, en los conciertos, las anclas doradas de los botones del saco (¡el único saco!) de aquel tenor único?
¡Y van ya 45 años?! Creo que si hay algo que no se puede negar al Coro de Cámara, es la perseverancia y la insistencia en cantar? a través de épocas buenas, malas y de las peores?y si lo pensamos un poco, ha sobrevivido a tantos avatares y cambios, que es de creer que habrá algo mágico en la música, que puede hacer que un grupo humano tan variado y cambiante, pueda atravesar la historia argentina desde 1971 hasta hoy?¡y seguir en pie!.
¿Será tal vez por aquello de que en el canto y la música hay siempre algo que nos remite a lo mejor de nosotros mismos?? Es de creer que sí? y que ese “algo” está allí, sin duda alguna, aunque no podamos precisar qué es ni en qué consiste?.
Tal vez pensaba en ello Sancho cuando, ante el temor de la duquesa por las voces y luces que se aproximaban en la noche, le decía: “¡No tema señora mía, que es música, y donde hay música no puede haber cosa mala?!”

(*)Director y fundador del Coro de Cámara de la UNMdP