Atrás parecen haber quedado los días en los que el gobierno nacional y los dirigentes de Cambiemos intercambiaban “flores” con la oposición -excepto el kirchnerimo-, con mas coincidencias que desencuentros respecto de los grandes temas a resolver en el país.

El proyecto de ley de Emergencia ocupacional socavó aquella construcción que el Poder Ejecutivo había levantado para derogar las leyes cerrojo y de pago soberano y sellar el pago a los holdouts y la salida del default.

Esta vez, el peronismo en sus variadas expresiones, busca imponer por primera vez sus números y asestarle a Macri su primer revés legislativo.

En una dialéctica poco común, que denota un nivel de confrontación que ha decidió transitar el gobierno, Macri acusó a los opositores que promueven la aprobación en la Cámara de Diputados de una ley de emergencia ocupacional, de “bastardear la política” y ponerle “trabas” a su administración.
Lo hizo el día del anuncio de un “acuerdo” al que se comprometían los empresarios, de no despedir a nadie por 90 días.

Conciente o no, el Presidente eligió: compartió el acto con empresarios de grandes firmas y pymes y dejó en un salón contiguo a los sindicalistas de las tres CGT peronistas, que se negaron a acompañarlo en el anuncio, porque ellos mismos habían motorizado una ley antidespidos en el Congreso.

El 13 de abril pasado, días antes de la movilización en la que confluyeron las cinco centrales obreras, Macri recibió a Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló, entre otros, en la residencia de Olivos.

“En esa reunión, ninguno de los dirigentes gremiales mencionó el tema de los despidos. En realidad, lo hizo Caló y el resto se le rió en la cara. Saben que no tienen manera de demostrar fielmente que hay despidos masivos o una crisis de empleo”, disparó a DyN un funcionario de la Casa Rosada.

Ahora bien, ¿por qué Macri anuncia un acuerdo con empresarios sabiendo que la oposición en Diputados y luego en el Senado, tarde o temprano aprobará una ley de Emergencia ocupacional y él deberá vetarla?
El Jefe de Estado quiere enviar un claro mensaje hacia los inversores extranjeros y al mercado, y al mismo tiempo dejar expuesta la posición del peronismo dividido.

“La diferencia entre el pacto con los empresarios y una ley, es el gesto que uno da hacia ese clima de inversiones. El acuerdo es muy sano y es voluntario. Demostramos así cuál es la verdadera preocupación del gobierno y, por otro lado, el diagnóstico de aquéllos que lo único que están buscando es un rédito político”, lanzó el jefe del bloque de diputados del PRO, Nicolás Massot, en diálogo con esta agencia.
De hecho, en la Casa Rosada, varios miembros del gabinete nacional llaman al proyecto antidespidos como “un cepo al trabajo”.

No menos complicada es la situación del titular del Frente Renovador. Sergio Massa no pudo evitar la ruptura en el seno de su bloque de 37 legisladores.

Pese a su advertencia de no dejarse manejar por el “kirchnerismo” que pretende aprobar mañana mismo la emergencia ocupacional, Massa advirtió que no bajará a dar quorum si no introducen cambios para las pymes que no harían mas que obligar a regresar el proyecto de ley al Senado. Sin embargo, varios legisladores, sobre todo los de extracción sindical como Facundo Moyano y Héctor Daer, adelantaron que acompañarán al Frente para la Victoria.
“Con la posición que adoptó Massa, para no quedar pegado al gobierno pero tampoco al kirchnerismo, como sugirió el Presidente, el proyecto se licua, entonces nosotros haremos vetos lo más ligth posibles”, razonó un operador del gobierno.