Para erradicar los bares de Alem, que hasta hace una década funcionaban como boliches y alteraban el barrio, la Municipalidad avanzó durante la gestión anterior en una serie de medidas para prohibir nuevas habilitaciones de actividades nocturnas. El oficialismo cree que esas ordenanzas “plancharon” la zona. Por eso ahora, a partir de un proyecto de la radical Cristina Coria, las comisiones internas del Concejo Deliberante debaten la posibilidad de permitir algunos rubros.

La discusión no pasa por las habilitaciones vigentes (en el sector hay cafés, bares, pizzerías, restaurantes y parrillas), sino por las nuevas, que están vedadas. El proyecto de la concejala del interbloque Cambiemos propuso modificar normas para permitir una reapertura acotada. La ordenanza 20397, de junio de 2011, eliminó en el sector delimitado por las calles Almafuerte, Bernardo de Irigoyen, General Roca y Aristóbulo del Valle diversos usos de suelo. Entre ellos, “café bar y restaurante”, “cafetería”, “parrilla y asador”, “sandwichería”, “bar nocturno” y “confitería bailable”. Coria propuso que queden excluidos de esa eliminación (es decir, que se empiecen a permitir) los de “cafetería”, “parrilla y asador” y “restaurante”.

Por otro lado, la ordenanza 21040, de octubre de 2012, eliminaba del listado de usos admisibles en la zona de Alem rubros como “peña folclórica”, “picadas y minutas” y “pizzería”. El proyecto de la concejala del radicalismo busca que “picadas y minutas” y “pizzería” sean permitidos.

Tanto en una modificación como en la otra, Coria estableció “el requisito adicional de desarrollar actividades en horario diurno y, como máximo, hasta las dos de la mañana”.

Otro cambio impulsado por la concejala es que se admita la continuidad de esos rubros gastronómicos “en los locales comerciales preexistentes que acrediten desarrollo de la actividad comercial o que cuenten con plano de construcción regularizado con destino comercial”.

Coria reconoce que la normativa vigente “normalizó en gran medida la actividad del barrio” y generó “una convivencia pacífica” entre comercios y vecinos, pero también advierte que “quedaron fuera de actividad comercios gastronómicos con sus capacidades instaladas”. A su entender, “son atendibles los requerimientos de propietarios de establecimientos gastronómicos en el sector” para permitir “la habilitación de locales del rubro preexistentes u otros nuevos adecuados a una normativa que permita desarrollar una actividad hoy en expansión, que en los últimos tiempos ha enriquecido su oferta gourmet, constituyéndose un atractivo turístico para la ciudad”.

La iniciativa fue aprobada en la comisión de Obras, presidida por la propia Coria, y se debate en la de Legislación, donde llegaron una serie de informes del Ejecutivo vinculados con la propuesta.

En uno, el director de Inspección, Gustavo Nuozzi, y el subsecretario de Inspección General, Emilio Sucar Grau, advierten que una de las modificaciones apunta a incorporar el rubro “cafetería”, lo que “implica expender solo café y bebidas sin ningún tipo de elaboración”. Por eso sostienen que “sería conveniente autorizar café-bar, que permite incorporar minutas”. Y se mostraron de acuerdo con el tope horario hasta las dos de la mañana.

También hacen notar que el proyecto de Coria admite que los locales preexistentes puedan reabrir (con rubros gastronómicos acotados) si tienen antecedentes comerciales y plano de obra con destino comercial. Pero los funcionarios preguntaron si ese requisito no resultaría “un tratamiento desigual” para quienes podrían prever un emprendimiento en un terreno baldío o realizar un “cambio de destino en una propiedad existente”.

Por su lado, el subsecretario de Planeamiento Urbano, Ricardo Rodríguez, escribió que “comparte la propuesta” de Coria “e interpreta que contribuirá a dinamizar y jerarquizar la centralidad de la calle Leandro N. Alem y su entorno”.