“Hay un desgaste importante luego de cuatro temporadas”
Leandro Ramella, entre el alivio y la incertidumbre. El DT de Quilmes no le cerró la puerta a seguir en el club. Pero reconoce el fin de un proceso y la necesidad de abrir un nuevo ciclo.
por Marcelo Solari y Sebastián Arana
Hoy charlar con Leandro Ramella ofrece continuamente lecturas contrapuestas. Si se examina el pasado reciente, luego del final de la participación de Quilmes en la Liga Nacional 2015/2016, coexisten en él el alivio de haber evitado el play-offs por la Permanencia y, al mismo tiempo, la certeza de que su equipo estaba para más. Si, en cambio, la idea es aventurarse un poco sobre su futuro en el club, sostiene que en el último triunfo sobre Peñarol se terminó un proceso, por más que reitere que las puertas a una negociación no están cerradas. De todas formas, en una larga charla, reconoció la existencia de un “desgaste importante” tras cuatro temporadas al frente del equipo.
– ¿Cuál es la sensación después de una temporada tan complicada? ¿Fue como sacarse un peso de encima?
– Un poco sí. Yo lo comentaba en mi círculo íntimo. Después del clásico mucha gente venía y me felicitaba. Y yo me sentía muy vacío. Me felicitaban por haber luchado y peleado para tratar de terminar de jugar. Uno, acostumbrado a competir, espera ganar para seguir, para ir hacia arriba. Y esto era ganar para nada.
– Costó demasiado despegar del fondo…
– Fue complicado por la competitividad que había entre todos los equipos estaban abajo. En la Conferencia Sur no había ninguno quebrado. Cuando parecía que se caían, se pusieron fuerte de nuevo. Le pasó a Quilmes en un momento, después a Boca, Lanús se puso firme, Ferro estaba en los play-offs, después bajó y volvió a ponerse en carrera. La pauta es que con 25 partidos ganados, que no es un mal número, casi un 45%, estuvimos mirando para el costado hasta último momento.
– Esa irregularidad, ¿habla mal o bien de la Liga?
– Habla de que fue competitiva. En el Sur, Gimnasia de Comodoro, el primero, ganó 33 y Lanús, el último, 24. Apenas 9 triunfos de diferencia después de 56 juegos. En general, pero especialmente en el Sur, fue una competencia muy pareja.
– ¿Los dos partidos perdidos con Ferro fueron los que evitaron que pudieran clasificar para los play-offs?
– Si dejamos de lado el arranque, que fue muy malo (N. de los R.: Quilmes ganó sólo 2 de sus primeros 14 partidos), hubo cuatro partidos en el global de la temporada que fueron determinantes para nosotros por no haber podido ganarlos. Uno fue contra La Unión en Once Unidos. Habíamos sacado una diferencia en el primer tiempo y no la pudimos aguantar en el segundo. Contra Atenas de local también teníamos una ventaja muy marcada hasta el tercer cuarto e hicimos las cosas muy mal al final. El tercer clásico que perdimos en el suplementario y teníamos casi ganado. Y el juego con Ferro en el “Héctor Etchart”. Si pensamos que un sólo triunfo más nos ponía en play-offs, ¿cómo no pensar en esas oportunidades que se escaparon?
– Debe haber sido muy bravo jugar el suplementario en el clásico después de aquel cierre inesperado…
– Parecía como que estábamos perdiendo por 20 puntos y sólo habíamos ido al alargue. No había convicción ni reacción para ganar ese suplementario. Por las formaciones que estaban en cancha, nosotros teníamos grandes posibilidades de ganarlo. Las circunstancias nos pesaron. Cuando terminó el tiempo regular, muchos jugadores se quedaron pensando en cómo no lo habíamos ganado. Y así jugamos el suplementario.
– ¿En lo personal cómo viviste una temporada tan problemática?
– Fue un año muy difícil. Pero aprendí un montón. La temporada empezó con un conflicto que no estoy acostumbrado a tener. Estuvimos todo el año en una situación mala en lo deportivo, siempre pensando en luchar y seguir luchando, hubo inconvenientes de todo tipo. Y se cumplió eso que dicen que de las situaciones malas se aprende mucho más. Aprendí mucho más que en la temporada anterior, que había sido bastante buena.
– ¿Qué cosas puntuales aprendiste?
– Empezó la temporada con un conflicto dirigencial, a mi entender innecesario, una polémica evitable. Aprendí que hay que manejarse de otra forma en esas situaciones. Aprendí a que aunque haya lesionados, el equipo tiene que ser competitivo igual. Que no se puede estar esperando que llegue un jugador o un extranjero porque la competencia sigue y hay que seguir adelante. Nosotros estuvimos todo el tiempo en una situación mala. En un sólo momento, por diferentes circunstancias, llegamos al sexto puesto. Y duró poquito. Después, estuvimos siempre en las últimas posiciones. Pero el grupo se mantuvo fuerte. No hubo conflictos. Eso fue un aprendizaje. Lo pudimos manejar y llevar adelante. No es algo menor.
– ¿Qué te reprochás puntualmente de ese conflicto con Pablo Zabala?
– Que mi diálogo con el presidente del club tendría que haber sido diferente. Porque durante todo el conflicto no hablamos. Tendría que haber sido todo mucho más simple. Era sentarse a hablar y aclarar las cosas. Hay mucho conocimiento entre las partes y me parece que no era tan complicado.
– A partir de la muy buena campaña 2014/15 se esperaba una campaña mucho mejor para esta temporada. ¿Cómo lo evaluás?
– Mi aspiración era entrar en play-offs. Todas la teníamos. Y la gente, más aún. No se logró el objetivo. Hubo que replantear metas porque enseguida estuvimos en una situación difícil. Pero el objetivo primario no se logró y ser sextos entre diez no era tan ambicioso.
– Más allá de las lesiones, que de todas maneras nunca pusieron como excusa, es sabido que había una deuda importante con el plantel. ¿Eso afectó de alguna manera en el día a día?
– Se iban presentando inconvenientes pero los hay en todos lados. Pero esa cuestión no sirve como excusa para justificar ninguno de los partidos que perdimos. Mi análisis es que nunca perdimos por problemas extradeportivos. Soy muy autocrítico y trato de determinar las causas deportivas por las cuales perdimos.
– ¿Algunos de esos inconvenientes se dispararon por la demora en contratar el extranjero para reemplazar a JT Durley? Fueron tres meses…
– Bueno, sí. Eso generó inconvenientes. También terminamos la Liga con una ficha nacional menos por la ida de Enzo Ruiz. Pero el recambio del extranjero no se pudo hacer antes y la ficha libre no se pudo cubrir. La dirigencia tendrá que hacer su autocrítica o no sobre si tendrían que haber tomado una decisión deportiva diferente. Pero sobre no tener el equipo completo o tener lesionados, todos los equipos también tuvieron lesionados y ausencias. Y pudieron competir igual. A nosotros, cuando tuvimos las lesiones, nos costó muchísimo competir. Yo me siento responsable de eso.
– Está bien, pero tuvieron hasta tres lesionados a la vez. No es sencillo competir así.
– Contra Bahía Básket de local, en la primera fase, tuvimos cinco lesionados el mismo día. Es una desventaja importante, sí. Pero otros equipos han tenido lesionados y pudieron. Y nosotros, en ese período, no pudimos ganar.
– El año pasado había una opción dando vueltas. Ahora tu contrato terminó. ¿Te imaginás renegociando la posibilidad de extender tu continuidad en Quilmes o ya es un capítulo cerrado?
– No lo veo como un capítulo cerrado. Sí, tal vez, como un proceso que se terminó. Por cómo terminó la temporada y por el desgaste. Pero no veo una puerta cerrada. Creo que se podría charlar. Tal vez el club crea que el ciclo terminó. O tal vez se pueda ver la forma de iniciar un proceso nuevo. Hay un desgaste importante luego de cuatro temporadas.
– Entonces, terminó un ciclo. ¿Tendrían que cambiar muchas cosas en Quilmes?
– Me parece que el problema es el desgaste de los cuatro años. Porque te van pasando cosas y te agota. Y por ahí vas a otra institución, te pasan las mismas cosas pero vos las ves diferente porque estás en un proceso nuevo. Y seguramente pasa lo mismo del otro lado. El dirigente debe pensar que siempre le reclamás lo mismo, le pedís lo mismo y se harta. Y resulta que llega un entrenador nuevo, que le pide lo mismo, pero lo toma diferente. Eso es lo que veo. No veo positiva una continuidad, sí abrir un nuevo ciclo. Pero para eso, creo que las dos partes tendríamos que estar convencidas de que es lo mejor para el club. Con nuevos objetivos, nueva motivación.
“Muchas veces fue preferible ganar antes que construir”
– ¿Cómo convive un plantel con la situación conocida de que cuando hay problemas económicos y aparece una moneda, siempre va para el/los extranjero/s?
– Me parece que está bastante aceptado. Porque el extranjero no tiene el libre deuda para defenderse. Y los nacionales sí tienen ese respaldo. En el caso nuestro no se generó conflicto por eso. El compromiso que mostraron Walter Baxley y en el tramo final Ivory Clark fue muy bueno e iba más allá del pago.
– El caso de Enzo Ruiz fue diferente…
– Sí, pero yo soy respetuoso tanto del que no acepta que le deban dinero como de aquel que aún sabiendo que le deben, decide jugar y cuando le llevan plata prefiere que le paguen a otro compañero porque la necesita más. Hay de todo y cada situación es respetable.
– ¿Cuándo el equipo estuvo completo te gustó cómo jugó?
– El equipo por momentos fue bueno, jugó bastante bien. Está claro que lo que no tuvo fue regularidad. A veces las situaciones te llevan a que priorices ganar antes que jugar bien. Creo que el equipo jugaba mejor en la temporada pasada. Pero este año, obligados por la situación, muchas veces fue preferible ganar antes que construir.
– Antes de empezar la temporada dijiste que querías un equipo menos dependiente de Baxley y eso no se pudo cumplir…
– Fuimos más dependientes de él que el año pasado, aunque también en un contexto diferente. En caso de no haber estado todo el tiempo en situaciones límites, después de las lesiones, Bruno Sansimoni hubiera tenido más participación, por ejemplo. Cuando tuvo que jugar bastante, obligado por las circunstancias, creo que superó las expectativas. Después, casi nunca tuvimos margen de error como para darle más lugar.
– ¿Y cómo lo vivió el pibe?
– Me parece que bien. Es un chico con una cabeza diferente. Muy ubicado, muy consciente. Juega muy bien de base y tiene una educación deportiva y personal muy buenas. No es normal ver un pibe de la edad de él (19 años) tan asentado mentalmente.
– Volviendo a Baxley, vos tenías algunos reparos con él luego de la Liga pasada. ¿Considerás que creció como jugador?
– Sí, muchísimo. Baxley no sólo fue anotador, sino que demostró un compromiso diferente para con el equipo. Y por momentos se hizo responsable muchas veces de diferentes situaciones. Este año fue parte de los que llevaban todo para adelante. El año pasado era un muy buen extranjero. Un excelente jugador. Este año agregó cosas. Ha hablado adelante de los demás. Se hizo cargo de situaciones, ayudó al compañero que no estaba tan bien. Fue un líder. Hasta el año pasado no lo había sido.
– Y hasta incrementó su caudal goleador pese a que ya lo conocen de sobra y lo tienen estudiado…
– Tiene una capacidad anotadora increíble. En nuestra Liga se hacen scoutings muy detallados y cuando tenía un partido flojo mirabas la planilla y había metido 22. Claro, en las noches buenas metía de a 40. Y eso que lo defendían, le pegaban. Para mí, en los últimos partidos no lo protegieron los árbitros y él seguía anotando. Su temporada fue muy superior a la pasada. Lamentablemente, el contexto no lo favoreció. Contra lo que muchos piensan, yo creo que a él no le importaba ser el goleador de la Liga tanto como llegar a los play-offs. También tuvo autocrítica. Tengo que reconocer que me hizo cambiar totalmente mi visión sobre él.
– ¿Cuál es tu análisis sobre la temporada de Luca Vildoza?
– Sigue mejorando. Los destellos de calidad y de talento los tuvo y los sigue teniendo. Ya no me sorprenden las cosas que hace porque le salen naturalmente. Me parece que tuvo un cambio personal, ha madurado y eso lo transporta adentro de la cancha. Fortaleció su personalidad, habló más. Ese fue un cambio muy importante para su carrera, más allá de lo específico del juego. Las situaciones críticas les sirvieron varios para asumir responsabilidades y crecer. Me parece que eso fue lo que permitió que el equipo nunca se cayera. Había mucha gente comprometida. Cuando tenés un único líder y se viene abajo por cualquier motivo, en una Liga tan larga, el equipo no se recupera nunca más. Acá fueron haciéndose cargo diferentes jugadores: Cequeira, Baxley, Maciel y también Vildoza. Nos mantuvimos pese a todos los inconvenientes porque había ese tipo y esa cantidad de liderazgos.
– No tuviste buen feeling con Maciel cuando lo dirigiste en San Martín de Corrientes. Sin embargo, volviste a tenerlo en Quilmes y es un emblema del club y uno de los líderes…
– En Corrientes lo dirigí, tuvimos un mal año, pero no problemas personales. Tampoco teníamos afinidad. Y sí es cierto que yo no lo elegí como una de las primeras opciones cuando llegué a Quilmes. Después se dio que pudo jugar en el club porque nos quedaba un lugar y necesitábamos un “4-3” suplente. El se quería quedar, el presidente también lo quería. Y a partir de allí empezamos a tener una relación más cercana.
– ¿Es alero o ala-pivote?
– El es un alero que por diferentes motivos pasó a jugar como ala-pivote y creo que él mismo se encontró cómodo jugando de “4”. En nuestra Liga se busca más jugar con ala-pivotes livianos y/o que jueguen abiertos. Para mí también es un líder y me ayudó muchísmo que él estuviera en el equipo en estos cuatro años. Y eso que en nuestra relación tuvimos varios enfrentamientos. Pero los cruces que pudimos tener fueron siempre con buena intención, transparentes. Los dos tenemos carácter fuerte, pero también nos respetamos muchísimo. El es una persona sincera y muy leal, y creo que él piensa algo parecido de mí.
“La competencia es muy larga”
– Independientemente de costos y conveniencia económica-financiera, esta forma de disputa de la Liga no convence. Los jugadores, por lo menos, están en desacuerdo. ¿A vos qué te parece?
– Yo puedo decir lo que me gusta y lo que no desde el aspecto deportivo. No me gusta que sean tantos partidos. No me gusta. Mi percepción del debate sobre la competencia es que el entrenador tiene que aportar su visión como entrenador. Porque tendría que tener muchas más armas desde lo dirigencial para sentarme a debatir si es bueno o es malo para la economía de la Liga. Y yo no tengo esas armas. Mi opinión de entrenador es que la competencia es muy larga. No me gusta ser crítico destructivo, sino opinar para crecer. Por otro lado, veo que somos profesionales, que está bueno que demos nuestro punto de vista pero tenemos que trabajar dentro de las condiciones que la Liga nos ofrece. No la tenemos que destruir.
– Pero si jugadores y entrenadores están de acuerdo en que son muchos partidos y de una temporada a otra en lugar de disminuir, aumentan… Ya no se trata de criticar por criticar.
– Yo no digo que no tenemos que opinar. Tenemos que hacerlo. Pero también entender que ésta es nuestra Liga. No podemos estar todo el tiempo cuestionando a nuestra competencia. Sí lo podemos hacer, pero puertas adentro. Para construir, para intentar mejorar. Pero no está bien quejarnos de nuestro producto. Es mi forma de ver. Hay que opinar, cada uno dentro de su ámbito.
– No te gusta que sean tantos partidos. ¿Qué otra cosa no te gusta?
– No me gustan las dos Conferencias. Me gusta más todos contra todos. ¿Qué pasa si, por ejemplo, los tres mejores equipos de una temporada están en el Norte?
– Dos de ellos no van a poder jugar la final…
– Exactamente. Eso no me gusta. Y ojo, la NBA se juega por Conferencias. Y a ellos les va bastante bien. Pero desde lo deportivo, no me convence. Yo quiero que los dos mejores de cada año jueguen la final.
– ¿La crítica sobre la cantidad de partidos apunta a la incidencia en el rendimiento físico de los jugadores?
– En el rendimiento físico, en la saturación, muchas cosas. Yo digo que la Liga se hace muy difícil por la extensión en el tiempo y la cantidad de partidos. Pero sostengo que si somos profesionales, tenemos que aprender a adaptarnos. Esta es la Liga que nos proponen. Y tenemos que llevarla adelante de la mejor forma posible. Después, por otros carriles, puertas adentro, opinar para que nos escuchen y sepan qué pensamos.
– También se instaló que el tercer partido de una gira de visitante es muy difícil ganarlo. ¿Vos qué pensás?
– No se puede defender lo de las giras largas argumentando que en la NBA lo hacen porque las condiciones son muy diferentes. Pero tampoco se puede afirmar que los terceros partidos son imposibles. Acá, por ejemplo, vino Atenas después de perder en Bahía Blanca y en el Poli frente a Peñarol y a nosotros nos ganó. Sionista, después de perder en Bahía Blanca y con nosotros en Once Unidos, venció como visitante a Peñarol y ese era el tercero y su juego más difícil de la gira. Es real que el cansancio que arrastra un equipo en el tercer partido de una gira no es el mismo del primero. Como también es cierto que, con el sistema anterior, en el segundo partido la fatiga era mayor. Es una obviedad. Ahora si me preguntás si, deportivamente, es conveniente jugar tres partidos con intervalos de cuarenta y ocho horas, te digo que no. Ni de visitante, ni de local. Pero menos todavía con viajes en el medio. No quiero eso.
Como tampoco me gustaría viajar a Corrientes y a los veinte días tener que regresar. La cantidad de kilómetros recorridos también desgasta a un equipo. Hay que ver muchos ítems para diseñar una competencia. A mí me da la sensación de que va muy poca gente a la cancha. Si estuviera del otro lado con una familia con ganas de ver básquetbol, si mi equipo tiene cuatro partidos seguidos en casa, reconozco que es muy difícil ir a todos. Es mi sensación. Habrá que vender más abonos, no sé cuál es la solución. Pero no me puedo poner a discutir con los directivos que sostienen que hay que vender la Liga por otro lado porque me faltan elementos. Nosotros tuvimos un muy mal año y la gente fue igual. Para la campaña que hicimos fue en buena cantidad. Pocas veces tuvimos rachas importantes de triunfos consecutivos. Nuestro piso de gente no varió mucho comparándolo con alguna temporada más exitosa.
– Pero de tres o cuatro años a esta parte el promedio de concurrencia ha bajado…
– Es indiscutible. Pero se complica mucho afrontar económicamente una seguidilla de partidos. A lo mejor, al final de una temporada, la cantidad de juegos es la misma. Pero es muy difícil ir a cuatro partidos en una semana. De todos modos, la estructura de una Liga va mucho más allá de las sensaciones que yo pueda tener. El análisis es mucho más amplio y yo no tengo herramientas, ni energías, para realizarlo. Si me preguntan, opino. Pero desde lo deportivo. Los dirigentes tienen que preocuparse de que el producto sea mejor. Nosotros, los entrenadores, de que los equipos jueguen mejor para defender ese producto. Y los jugadores de ser más profesionales por la misma razón. Cuando se empiezan a mezclar los roles, aparecen los problemas.
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