El descenso de la desocupación y el aumento del empleo en el primer trimestre del año, “más que ser un resultado alentador, es el reflejo de las dinámicas de los hogares durante la temporada estival para cubrir ingresos en el hogar”, concluye en su informe sociolaboral el Grupo Estudios del Trabajo del Centro de Investigaciones Económicas y Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

El informe analiza los datos del Indec de los primeros tres meses del año, en los que se registró una tasa de desocupación de 8,5%, casi dos puntos por debajo del mismo trimestre del año pasado. “Hasta el momento, no hay indicios de que se esté generando un número significativo de puestos de trabajo genuinos y, menos aún, que permita sostenerse a través del tiempo”, advierte el equipo de investigadores.

La tasa de empleo tuvo un “fuerte aumento”, destaca el estudio: pasó del 41,1 al 46,7%, lo que equivale a 37.000 nuevos ocupados. “Este valor resulta superior al esperado”, señala. Porque, por un lado, la ciudad se ubicó en el segundo lugar de ese ranking, detrás de Buenos Aires, cuando “habitualmente se ubica entre las posiciones 11° y 18°”. Por otro parte, “el valor representa un récord histórico para la ciudad, dado que ni siquiera en épocas de auge económico Mar del Plata tuvo una tasa similar”. El valor más alto registrado hasta el momento, recuerda el informe, “se había dado en el primer trimestre de 2004, con una tasa del 45%”.

En cambio, en la tasa de desocupación “se produjo un pronunciado descenso”: pasó del 10,4 al 8,5%. “Este valor ubica a nuestra ciudad en el puesto 9º entre los 31 aglomerados urbanos relevados, posición que no es habitual para una ciudad que es récord en desocupación”, apunta el informe.

Pero enseguida aclara: “En términos absolutos, este valor representa casi la misma cantidad de desocupados que hace un año: 28.000 frente a los 29.900 del primer trimestre de 2017”. Si se toma en cuenta el tamaño de la muestra y el coeficiente de variación, “esta disminución en la tasa no resulta significativa en cantidad de personas”.

Como la de empleo, también aumentó la tasa de actividad, es decir, el porcentaje que representa la población económicamente activa –ocupados más desocupados– en relación con la población total. Se trata de “una variable central para dar cuenta del dinamismo del mercado de trabajo”.

En los primeros tres meses del año la tasa de actividad aumentó 4,1% y se ubicó en 51%, un punto tan alto al que no se llegaba “desde los primeros años de la salida de la crisis de 2001, con la salvedad de que esos niveles se alcanzaban con altos porcentajes de desocupados”.

Por sexos

La tasa de desocupación de los varones se mantuvo cercana al 9%. En cambio, entre las mujeres disminuyó del 12,1% al 8,2%.

La disminución más pronunciada se dio en las mujeres de 30 a 64 años (del 9,7% al 4,5%) y en los varones menores de 29 años (de 20,5% a 14,8%). En cambio, entre los varones de 30 a 64 años el desempleo subió significativamente (del 5,7% al 7%).

“Es probable que los desocupados de 30 a 64 años se hayan quedado sin trabajo y salieron a la búsqueda, y los menores de 29 años intentan cubrir la falta de ingresos. Lógicamente, la calidad del trabajo de quienes recién ingresan al mercado de trabajo no es la misma que quienes tienen mayor experiencia y antigüedad laboral”, interpreta el informe.

En cuanto a las mujeres, “es posible que esta disminución se deba al abandono de la búsqueda de empleo y el comienzo de alguna actividad (por lo general precaria y en el sector informal) que genere ingresos adicionales para complementar los ingresos del hogar”.

En concreto, “en el primer trimestre de 2018 hubo más mujeres de edades centrales trabajando y también más jóvenes de ambos sexos”. “El primer grupo por la necesidad de cubrir los ingresos del hogar. El segundo, además de eso, por un fenómeno que se da en la temporada estival, y es que hay mayores posibilidades de realizar alguna actividad laboral”, añade el estudio.

Con estos números, los interrogantes que surgen son “si esa mayor cantidad de empleos representa la creación de puestos de trabajo genuinos y si poseen un adecuado nivel de ingresos”. Para los autores del informe –Eugenio Actis Di Pasquale y Marcos Gallo– hay indicadores que “dan cuenta precisamente de todo lo contrario”.

Otros indicadores

Los ocupados que demandan empleo aumentaron del 19,7 al 21,5%. En este indicador, Mar del Plata se encuentra en el tercer lugar del ranking, detrás de Gran Catamarca (24,2%) y Jujuy-Palpalá (23,7%).

De la tasa de desocupados más la de ocupados demandantes surge la de “presión general” sobre el mercado de trabajo, que “se mantiene alrededor del 30%”. “Mientras en el primer trimestre de 2017 ese porcentaje representaba 86.900 personas, en el primer trimestre de 2018 son 97.000 personas las que presionan como buscadores de una ocupación”, marca el estudio.

También se incrementó la sobreocupación horaria: del 30 al 31,2%, es decir, “de 86.400 a 100.400 personas”.

En resumen, “la subocupación se mantiene en niveles elevados al igual que la presión en el mercado de trabajo” y “se generó un importante incremento del número de sobreocupados”.

Además, “tan solo el 68,3% (201.000 personas) se encuentra trabajando en relación de dependencia”, lo que “tiene como contrapartida un aumento de los trabajadores por cuenta propia, que por definición forman parte del sector informal urbano de la economía”.

“De esa población que trabaja en relación de dependencia, el 33,7% (67.800 personas) lo hace en empleos no registrados, es decir, lo que usualmente se conoce como trabajo en negro”, apunta el informe. Si bien es 1,9% más bajo que el registrado un año atrás, “representa un valor elevado”.