El derecho a parir sin violencia
En una entrevista con LA CAPITAL, el Observatorio de Violencia Obstétrica de Mar del Plata analiza los avances desde aprobada la ley de parto respetado y destaca los beneficios que implicó para las gestantes.
Comentarios agresivos, prácticas desaconsejadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y procedimientos ignorados por las embarazadas que se encuentran a punto de parir son algunos de los ejemplos que el Observatorio de Violencia Obstétrica de Mar del Plata (OVO) destaca a partir del informe que analizó, a nivel nacional, el cumplimiento de la ley de parto respetado, sancionada en 2004 y reglamentada recién en octubre de 2015.
La normativa vigente establece el derecho de las mujeres a recibir información antes, durante y después del parto para optar libremente sobre las intervenciones médicas que pudieran tener lugar, siempre que existieran alternativas.
Estas pueden ser: estar acompañadas de alguien de su confianza a lo largo del proceso; no ser sometidas a prácticas invasivas y al suministro de medicación que no esté justificado; y a ser tratadas con respeto y de modo personalizado, entre otras.
Pero los alcances de la ley no terminan ahí, también abarcan los derechos de los recién nacidos que, siempre que no requiera cuidados especiales, pueden no separarse de la mamá apenas nace; sus padres deben recibir un adecuado asesoramiento sobre los cuidados para su crecimiento; y, dentro del sanatorio, contar con una identificación inequívoca.
Según detallaron a LA CAPITAL Mafalda Barberis y Katty Fernández, dos referentes del OVO local, esto no siempre se cumple en las instituciones médicas, pese a que la ley así lo garantiza.
“El sistema de salud todavía tiene el poder de la intervención absoluta y hay una interesante resistencia por parte de las clínicas, inclusive del mismo hospital. Todavía no hay un reconocimiento de devolvernos a las mujeres la condición natural del parir“, señala Fernández.
Parir en un clima favorecedor
Ambas mujeres aseguran que la clave está en reconocer que las embarazadas son personas sanas y deben ser tratadas como tales.
“El quirófano debería estar solo para las patologías, deberíamos parir en otros ámbitos. De hecho, la OMS recomienda, en caso de no tener una patología específica, parir en espacios de baja complejidad y con una obstétrica, personal idóneo para los partos normales, de bajo riesgo”, señala Barberis y pone de ejemplo el caso del centro de salud público “Estela de Carlotto” ubicado en el partido bonaerense de Moreno y considerado modelo en el país en lo que respecta a parto respetado.
Según destacó, la institución trabaja con una modalidad que rompe con las prácticas tradicionales y que produce en los profesionales un profundo cambio en su forma de trabajar y de involucrarse con el nacimiento.
Las embarazadas pueden atravesar el trabajo de parto deambulando y utilizando distintos recursos en las UTPR (Unidad de Trabajo de Parto Respetado), que son las habitaciones ambientadas como si fueran una casa, con un clima favorecedor para el momento de alumbrar el bebé.
“Esto no es un capricho, tiene que ver con el proceso natural y con aquellas situaciones que complican o ayudan el momento del parto”, señala Barberis.
“Muchas veces el intervencionismo médico tiene que ver con no saber ver, esperar y acompañar el proceso. Ahí se interviene porque sí, ‘por las dudas’, ‘porque está la vida en juego’. Jugando con ese miedo ancestral a la muerte”, agrega.
Entre las prácticas médicas que señala que pueden no llegar a ser necesarias en caso de orientar los recursos hacia un parto respetado está la aplicación de oxitocina sintética, la hormona secretada por la hipófisis que tiene la propiedad de provocar contracciones uterinas; la episiotomía, el corte quirúrgico en la zona vaginal con el fin de ampliar el canal blando para abreviar el parto; y la aplicación de diversos medicamentos de manera rutinaria.
El Plan de Parto
En los trabajos de relevamiento llevados adelante en la ciudad, el OVO no solo indagó en las prácticas médicas realizadas, sino también en el trato recibido por parte de los profesionales de la salud.
“Tuvimos testimonios que son realmente vejatorios, discriminatorios y ofensivos para con las mujeres. Lo peor es que a veces, por la situación en la que estamos, ni nos damos cuenta de la violencia de la que somos víctimas”, señaló Katty Fernández.
Por lo tanto, con el objetivo de evitar que se den estas situaciones, se recomienda presentar un plan de parto o nacimiento en la institución elegida donde parir.
El plan en cuestión es un documento escrito en el cual la persona gestante deja asentadas sus preferencias, necesidades y expectativas en relación a la atención durante al proceso del parto o cesárea, nacimiento y post parto.
El mismo está enmarcado dentro de la Ley de Derechos del Paciente bajo la figura de “directivas anticipadas” y busca garantizar la participación activa de la persona gestante, así como el pleno acceso a sus derechos.
“En nuestra fanpage de Facebook podrán encontrar un modelo a seguir conteniendo toda la información necesaria”, aclaran.
¿Qué es el OVO?
El Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) es una red federal, ciudadana y autogestiva, que tiene como objetivo visibilizar una problemática por demás naturalizada como es la violencia obstétrica.
Fue creado en 2015 por Las Casildas, una agrupación de Buenos Aires formada por profesionales que desde distintas áreas generan herramientas para difundir información en torno a la gestación, el parto y la crianza, con perspectiva de género.
En Mar del Plata se conformó la regional local del OVO ese mismo año, por un grupo de mujeres, madres, profesionales, activistas y autoconvocadas. Desde entonces, se articuló el trabajo conjuntamente con el Área de Género de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
“La ley lo que viene es a dar respuesta a una problemática que está absolutamente invisibilizada y que es, específicamente, la violencia obstétrica”, señaló a LA CAPITAL Katty Fernández, una de las referentes locales.
En la misma línea, Mafalda Barberis destacó que la normativa reafirma la idea que “parir con poder es informarte, empoderarte, saber que tu cuerpo puede y confiar en que se trata de un proceso fisiológico y natural”.
Dónde denunciar
En caso de haber sufrido violencia obstétrica, desde el Observatorio recomiendan hacer las denuncias en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, dado que ya poseen un protocolo para abordar la temática.
“Cabe destacar que esta denuncia es de carater administrativo y tiene como objetivo que la clinica u hospital revea las prácticas y modelos de atención. Cuantas más denuncias se recepten, mayor es la presión politica para que estos cambios sucedan”, destacan desde el OVO.
La sede está 25 de Mayo 3022, y atiende 9 a 15. Los teléfonos son 491- 2372/ 491 2384.