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Deportes 28 de junio de 2018

Bibaet

por Vito Amalfitano

El campeón defensor, Alemania, eliminado por su derrota con Corea del Sur.

Desde San Petersburgo,Rusia

Sucede. Argentina, sin equipo aun, llega a los octavos de final en Rusia. El subcampeón del mundo sale del abismo casi en el último suspiro.

Sucede. Alemania, aun después de haber ganado el partido ante Suecia, que lo vuelve a poner en carrera, sucumbe ante Corea del Sur y no clasifica. El campeón del mundo se vuelve a casa con todo a favor.
Sucede. Alguna vez se rompe la regla que institucionalizó Gary Lineker: “el fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania”.

Sucede. Fue Corea. Del Sur. Como Corea, del Norte, en la eliminación de Italia en el Mundial del 66, una de las primeras grandes sorpresas de los mundiales.

Con Corea del Norte o Corea del Sur, a veces sucede. Pasa el subcampeón, a cuatro minutos de quedar afuera; se vuelve a casa el campeón al perder con el rival menos pensado; a veces sucede. Sin explicación. Y no hay “Corea del Centro” que valga.

“Bibaet”. Es una palabra que los rusos usan con habitualidad. No tiene traducción literal,nos dicen. Pero quiere decir algo así como “sucede”. Bibaet. Sucede. Una palabra que, por su uso, encierra muchas explicaciones,-o más bien no requiere ninguna-, y se abre a interpretaciones y misterios. Una palabra que indica idiosincrasia. Porsupuesto que no centralizada y absoluta, en un país con más de 200 millones de habitantes y con decenas de lenguas.

Pero bibaet-sucede tiene que ver con esto de que los rusos no se hacen muchas preguntas sobre lo que les pasa. Avanzan. Eso no es ni bueno ni malo, no debe necesariamente provocar un juicio de valor. Es así. Sucede. Bibaet.

Los rusos, nos cuentan habitantes de Moscú y San Petersburgo, algunas y algunos analistas de la historia y de esta sociedad, atesoran una formidable capacidad de adaptación a las transformaciones bruscas. Nadie mejor para asimilar cimbronazos. Fueron los protagonistas de cambios de eras en la humanidad, pero quienes más sufrieron en esos vuelcos fueron ellos mismos.

Una sociedad que de un día para el otro pasó a un cambio de medio de producción. La última que se había quedado aun en ciertas formas de feudalismo, la primera que imaginó y gestó una revolución socialista. El pueblo que ganó la segunda guerra mundial, a través del Ejercito Rojo.Pero a la vez el que sufrió más víctimas. No hay un solo habitante de San Petersburgo, nos dicen, que no haya tenido un familiar o antepasado o amigo víctima de la guerra y del cerco de Leningrado del 41 al 45. Los rusos salieron también de eso. Sucedió.

Fueron, enseguida, quienes mejor se adaptaron a la guerra fría. Y, de repente, quienes también padecieron el golpe de la Caída del Muro y de todo un sistema de protección que se derrumbó en un instante. Ayer nos dijo una habitante de San Petersburgo, pero sobre una historia de los Urales: “la pasamos muy mal en los 90, perdimos todo, pasamos hasta hambre, quedamos sin red, de repente nadie se ocupó de nosotros”.

Esa década, quizá, fue la de más sufrimiento, y en la que sí, hasta a los rusos les costó adaptarse. Ya se trataba de supervivencia, comida, salud. Pero la pasaron, y ahora, con ciertas “continuidades” y contradicciones, emergen como país poderoso, y con nuevas redes de protección, no tan colectivas, con más individualismo.
Millones de rusos, sin embargo, más allá de las contradicciones y las posturas de tres generaciones diferentes, ya no perciben la realidad con los mismos paradigmas nuestros, con las viejas estructuras.

Algo nuevo sobrevendrá en el mundo y en la humanidad. Esas transiciones probablemente se den en decenas, cientos o miles de años. Pero da la sensación que quizá los rusos, estén una vez más, mejor preparados que todos para afrontarlas. Bibaet.



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