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Interés general 24 de mayo de 2018

Casi medio siglo predicando por todo el mundo, tras un pedido de Pironio

Visitó Mar del Plata en estos días el sacerdote brasileño José Marins, uno de los precursores de las Comunidades Eclesiales de Base y promotor en el mundo de los mandatos del Concilio Vaticano II, misión que le encargara el cardenal Eduardo Pironio y que desarrolla aún hoy después de 48 años de haberla emprendida. Amplio diálogo con "Un Sueño", desde el Concilio hasta el presente del papa Francisco.

El padre José Marins en una de sus charlas en Mar del Plata

El Padre José Marins nació en Brasil, en 1932. Estudió teología en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. AL volver a su país se convirtió en uno de los precursores de las Comunidades Eclesiales de Base y, a partir de allí, fue encargado por el Cardenal Pironio con una importante misión: visitar distintos países del mundo para animar, acompañar y respaldar esta actividad eclesial.

Convencido de que la Iglesia debe ser cercana y Universal (no sólo europea), ha recorrido junto a su equipo de trabajo los cinco continentes llevando ese mensaje.

Hace algunas semanas estuvo de visita en la ciudad de Mar del Plata, y habló con “Un Sueño” (Canal 8 y Diario LA CAPITAL) sobre distintos temas. El lugar que tiene hoy la Iglesia en el mundo, el desarrollo de distintos procesos políticos, sociales y religiosos, el impacto de la designación de Francisco como nuevo Papa, entre otros.

“Soy presbítero diocesano en el Estado de San Pablo, y cuando volví después de haber estudiado en Roma, me pidieron que trabajara visitando los países que quisieran ayuda para entender el Concilio Vaticano II. Entonces Mons. Pironio organizó un equipo para prestar ese servicio, y con este aval busqué personas de diferentes lenguas, para que pudiéramos visitar distintos lugares. Y eso estamos haciendo hace 48 años”, resume Marins su carrera hasta la actualidad.

Sobre el Concilio Vaticano II

El Concilio Vaticano II fue, sin duda, un gran cambio para la Iglesia Católica, pero también supuso un hito para la historia del siglo XX. Realizado en 1959 fue quizá, el encuentro ecuménico que más cambió a la Iglesia en los últimos tiempos. Y José Marins fue un testigo privilegiado, que pudo vivirlo de cerca y no sólo eso: también se convirtió en uno de sus voceros por el mundo.

“La riqueza del Vaticano II es que recoloca a la Iglesia, la vuelve verdaderamente católica. No solamente occidental o europea, sino para todas partes del mundo. Los Concilios anteriores eran siempre en torno al mundo europeo, y un poquito del Oriente cercano a Europa. Con el Vaticano II prácticamente casi todos los países del mundo estuvieron presentes. El Concilio le habla al mundo, y Juan XXIII, que abre el Concilio, comienza hablándole al mundo, no a la Iglesia. La iglesia viene en segundo lugar”, resume el Padre Marins la importancia de semejante suceso, y remata: “esa es la misión de Jesús. Jesús cuando vino anunció el Reino de Dios, y por razones secundarias se había encerrado mucho la cristiandad, desde el siglo V hasta el XIX. Gracias a Dios el Concilio Vaticano II volvió a los principios de la Iglesia”.

Cambio de época

Otro encuentro importante para la Iglesia Católica sucedió algunos años después, en 1968, cuando en Medellín se convocó la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. A partir de allí, tal como explica Marins, las Comunidades Eclesiales de base tomaron un nuevo envión, que estuvo dado también por un clima de época.

“Era el ambiente general. Los obispos cuando salieron del Vaticano II se decían entre ellos “no vinimos aquí a hacer un documentos, vinimos aquí a marcar un nuevo proceso de Iglesia”. Y eso coincidió con el ambiente que había en el mundo. Pensemos en ese contexto, los jóvenes, Martin Luther King, la violencia y no violencia activa… hay todo un deseo de que lo dicho en el Concilio se volviera realidad”.

“A partir de Medellín las Comunidades Eclesiales de Base tienen un reconocimiento diferente. Primero hay curiosidad; cuando Medellin habló de eso, todas las Conferencias Episcopales querían que alguien fuera a explicar, y mi equipo y yo estuvimos en todos los Países de América Latina varias veces, y también estuvimos en África y Asia, porque estaban curiosos. Pero cuando se solucionó la curiosidad, vino la consecuencia. Si tú aceptas una comunidad de base tú estás aceptando que la gente bautizada tiene un valor de ser sujeto, y no sólo objeto de nuestro trabajo. Y la Iglesia no está para ella misma, está para el Reino de Dios, es el momento de hacer el camino que hizo Jesús. Que no es un camino fácil, es un camino que tiene mucha dificultad, porque temprano o tarde toca en el egoísmo, en la cerrazón de la gente”, reflexiona el Padre.

“Jesús cuando vino lo hizo para explicar al mundo lo que era la propuesta de Dios. No vino para hacer milagros y predicaciones nada más, eso lo hizo en función a la meta, que era decir que la meta de Dios es el Reino, y ese Reino ya comenzó. El punto de partida es la vida y la realidad, el sujeto es el pueblo, la meta el Reino, y todo eso debe ser considerado junto y no separado”.

El gran desafío: descifrar la verdad entre la mentira

Analizando la realidad de las Comunidades Eclesiales de Base en la actualidad, Marins compara con la Biblia. “Estamos haciendo un camino. Es como que alguien le preguntara a Jesús, después de visitar un pueblito de Galilea, ‘Jesús, ¿Cómo está tu proceso?’”. En este sentido, aseguró que tiene cosas buenas, y otras limitantes.

“El mundo tiene tantas posibilidades que uno puede vivir una vida sin preocuparse con nadie más. Es decir, es un mundo que tiene maravillas, pero las grandes maravillas del mundo también tienen limitaciones. Por ejemplo, las grandes comunicaciones y las grandes mentiras llegan a todos sin que podamos fácilmente descubrir esto es mentira y esto es verdad. El gran desafío es discernir lo que nos están diciendo es verdad o es mentira”.

Redondeando la entrevista, José Marins habló del Papa Francisco. Consideró que un pontífice latinoamericano “es algo extraordinario pero que tenía que acontecer”.

“Primero, porque la Iglesia no es solo europa,. Pero además, porque es un hombre que vivió cercano de las luchas de su pueblo, un pueblo de mucha fe”

Explicó que el gran desafío de Europa es que “está perdiendo la fé”. “El número de ateos aumenta, también en América Latina, comienza. Pero en este momento es la primera vez en la historia que un Papa es más querido por los que no son católicos que por los propios católicos. Que lo queremos mucho, claro, pero por primera vez la gran parte del mundo mira a Bergoglio con mucho respeto y con mucha esperanza. Creo que fue alguien que desde el primer momento, cuando se presentó en el balcón de San Pedro, en Roma, generó algo en la gente. La intuición de: este es uno de nosotros”.