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La Ciudad 24 de abril de 2016

Playing For Change planea desembarcar en Mar del Plata con una escuela

La Escuela de Gestión Social ya está funcionando en Paso Córdoba. Buscan replicar este modelo educativo en otros puntos del país.

La organización mundial Playing For Change planea abrir en Mar del Plata una escuela este año en el marco de un programa de esparcimiento en el país. La iniciativa, que surge del exitoso proyecto que hace 13 años reúne videos gratuitos por YouTube de distintos puntos de la tierra, donde se cantan himnos universales del rock y el pop, permite crear con esos réditos escuelas en todo el mundo.

En Mar del Plata el proyecto ya se comenzó a gestar, este mes estuvo visitando la ciudad Jorge Ammaolo, creador de la Escuela de Gestión Social Eraps en Paso Córdoba, General Roca, donde se inauguró la primera Escuela de Música Playing For Change en Argentina.

A fines del año pasado, el Centro Cultural Néstor Kirchner de Buenos Aires, fue epicentro de la presentación de los músicos de todo el mundo que trabajan en esta iniciativa. Allí, Mark Johnson, creador de Playing For Change, manifestó la intención de abrir nuevas escuelas en el país, y así replicar las 10 que tienen en otras partes del mundo.

En este marco se comenzó a trabajar en Mar del Plata, donde se espera poder crear un nodo que comience a funcionar este año, siempre con el aval de las autoridades educativas nacionales, como sucede con la Escuela que está en marcha en General Roca.

“Las escuelas de gestión social son mixtas en el sentido de que son privadas, pero no aranceladas, que generalmente funcionan en zonas rurales o periféricas. Las organizaciones sociales, Ongs y cooperativas, entre otros, tienen la posibilidad de crear una escuela que el Estado puede oficializar y por ley contribuir a su funcionamiento”, expresó Ammaolo .

En la modalidad de escuelas públicas de gestión social, que determina un modelo mixto de participación de ciudadanía y estado, se pueden co-crear condiciones necesarias para facilitar la integración parental, social, cultural y medioambiental, y esto debe estar claramente manifestado en el Proyecto Curricular Institucional y en el Proyecto Educativo Institucional.

En este encuadre el PCI y el PEI aparecen como “instancias superadoras” donde la participación de los padres, la familia y la comunidad no es sólo a nivel de un debate o una votación, sino a un proceso de despertar a las responsabilidades y el liderazgo necesario en el día a día de este tiempo que vuela .

Lo mismo ocurre con los docentes. Ammaolo relató que “en nuestra escuela pública de gestión social rural la organización institucional más adecuada que permite el cumplimiento del PEI y el PCI en sus mayores alcances se da no sólo por la capacidad de decidir el perfil de docente que la institución considera más apto en el marco de su realidad inmediata y cotidiana, sino en el hecho de acordar en su contrato social con la institución, las intenciones de ambas partes de las actualizaciones, capacitaciones y los entrenamientos pedagógicos necesarios en forma constante, que favorezcan su crecimiento profesional gratificándose con su vocación”.

Entonces, describió: “Hoy vemos muchos docentes abúlicos, en conflicto y tensión con su vocación y/o salida laboral elegida y las condiciones en las que lo desarrolla, y ese conflicto es trasladado al aula y a los estudiantes”. Si a esto “le suman el estado de conflictividad y fragmentación de la familia actual en las relaciones de pareja y en especial de la relación padres/hijos, nos encontramos muchas veces ante un escenario cruel y violento, siendo la escuela el campo de batalla en la cual los niños, los jóvenes y los adultos dirimen sus frustraciones”.

Mediación y más

En la escuela de gestión social que ya funciona en General Roca y cuyo ideario pretende llegar a Mar del Plata, la inclusión de actividades de mediación, auto organización y autodisciplina forman parte de un eje transversal que acompaña, potencia y nutre a los contenidos curriculares en prácticas pedagógicas concretas que “nos permiten enraizar, activar los hemisferios cerebrales para alcanzar una mayor desarrollo de la capacidad cognitiva y fundamentalmente bajar los niveles de stress, permitiendo de esta manera el acceso al conocimiento en forma natural y consensuada”. Por eso consideran a estas prácticas “de un alto valor democrático favoreciendo la autoestima y el sentido de pertenencia a un sistema educativo omnicomprensivo”.

Asimismo, esta escuela dejó atrás el modelo competitivo de la escuela elitista (pública estatal y publica privada) de premiar al mejor, al más inteligente, al que mejor se porta, por un modelo colaborativo de aprendizaje que “nos redefine hacia una profunda identidad local, nacional, latinoamericana y global, experimentándonos como compañeros/as en el sentido etimológico más profundo de la palabra”.

Entonces, Ammaolo consideró: “Hemos despertado a la necesidad de acompañarnos en un camino como una familia ampliada, como una tribu, con el foco puesto en el desarrollo de los dones particulares de cada uno. Para cada uno es distinto y aquí el acompañamiento radica en potenciar estos dones y habilidades que cada uno trae para aportar a este mundo y ponerlos al servicio de la experiencia colectiva o comunitaria”.