Luciano Cáceres: “Me gusta hacer un teatro que requiera de un espectador activo”
El actor y director de El Ardor hizo un análisis de la obra, que se estrenó mundialmente en Mar del Plata y con muy buena recepción por parte del público y la crítica.
Luciano Cáceres, actor y director de El Ardor.
“Increíble”. Con esa palabra define Luciano Cáceres su primera temporada en Mar del Plata que lo tuvo en el doble rol de director y actor de la comedia dramática El Ardor, que se estrenó mundialmente en enero y con la que cosechó numerosas satisfacciones.
“Fue un riesgo enorme poder estar con esta propuesta atípica, en esta sala hermosa y gigante, sin tanta pirotecnia. Salió muy bien y estamos felices”, indica Cáceres a LA CAPITAL, en un alto de la grabación de la película “El hijo”, antes de regresar a la ciudad para las dos últimas funciones en Mar del Plata de esta obra a la que le augura una “larga vida”.
“Me gusta hacer un teatro que requiera de un espectador activo”, define sobre los motivos por los que se sumergió en este texto de Alfredo Staffolani, una comedia dramática que, entretiene, emociona y, definitivamente, lleva a la reflexión. “Me parece que muchas veces se subestima al espectador con obras que están totalmente digeridas cuando las ves, pero a mí me gusta la participación, me gusta que el espectador, en principio, no sepa muy bien qué está viendo, si tiene que entender o no y luego entre en el código y lo disfrute”, explica.
Cáceres está junto a Valentina Bassi, Joaquín Bertold y Santiago Magariños, en esta pieza que aborda temas profundos como las relaciones familiares, la incomunicación, la violencia naturalizada, la no aceptación, la búsqueda de la identidad, la negación y cómo un factor externo viene a romper la precaria estabilidad de una familia.
“Si bien pareciera que el nombre va girando en torno a un ardor exterior, de calentura que hay que apagar, en realidad te vas dando cuenta con el correr de la obra que habla de algo más fuerte, de un ardor interno, que duele, que necesita definirse, encauzarse y es ahí donde se vuelve más interesante todo lo que sucede”, define.
Desafío técnico
La puesta fue un desafío desde lo técnico y desde el espacio. “La sala es maravillosa, inmensa, pero contábamos con una obra que proponía un único espacio, que es el living de la casa de esta familia y teníamos que resolver cómo hacíamos para jugar este amontonamiento, hacinamiento, calor, en un escenario tan grande en el que pueden estar 50 personas cómodas. Con mi escenógrafo creamos este dispositivo en el que sumamos dos espacios más, que son ese afuera con lluvia de regadera y ese baño, como espacio íntimo en donde van apagando el ardor”, señaló. En cuanto a la técnica, valoró que “es un relojito, una combinación de la música, lo audiovisual, el juego de luces, las entradas y salidas, es un espectáculo con mucho detalle que tiene que estar muy bien sincronizado”. Esa necesidad lo llevó a la “locura” de estar en el doble rol de actor y director. “Para mis compañeros también es un tanto esquizoide que el compañero que tienen ahí como personaje al mismo tiempo dé indicaciones, no sólo a ellos, sino a toda la técnica. Desde adentro también tenía que estar atento a ese afuera, pero luego del estreno me dediqué a estar adentro y disfruto mucho de hacer las funciones y lo que pasa con el público”, confía.
Cáceres valora el texto de Staffolani, en varios sentidos. “Tiene muy buena pluma y cada personaje tiene su manera de hablar y relacionarse, tiene concepción. Por eso la pieza se sobredimensionó, tomó vida propia”.
Sobre los personajes apuntó que “están toda la obra queriendo apagar ese calor, anestesiados. Ninguno de ellos es malo. Son resultado de elecciones que toman. Prefieren que nada se modifique para seguir así, aguantando, pero la llegada del personaje del primo del Paraná profundo, viene a alterar ese orden, a poner en conflicto las relaciones, los vínculos, a despertar deseos adormecidos, a poner tensión en las definiciones”.
Por ello asegura que “la pieza termina siendo muy nutritiva. Pareciera que es pequeña, pero es mucho más grande por la dimensión que toma, por los temas, por lo que sucede en el escenario por lo que repercute en el espectador”.
El actor agradece la recepción de la obra, el acompañamiento del público, la prensa y la crítica -tuvo 8 nominaciones y ganó tres premios Estrella de Mar-. Además valora la apuesta del Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires y del Teatro Auditorium que tomaron el riesgo de apostar a una obra distinta y a la variedad de géneros. “Las salas del Auditorium tuvieron más de 40 propuestas durante toda la temporada, con variados géneros y estilos. Y en la sala grande apostaron a dos propuestas distintas como la de José María Muscari -Bollywood-, que incluyó actores marplatenses y de la zona y la nuestra”.
Larga vida a El Ardor
Tras las satisfacciones por la repercusión de la temporada en Mar del Plata El Ardor continúa. “Tenemos funciones el 6, 7 y 8 en la Comedia de La Plata, seguimos con Acercarte en Chascomús y San Miguel del Monte, luego hay invitaciones a festivales internacionales y estamos viendo cuándo se hace también en Buenos Aires, así que El Ardor tiene larga vida”, reflexiona.
En tanto en Mar del Plata, las últimas dos posibilidades para verla son este sábado 31 de marzo y domingo 1 de abril, a las 21.30, en el Teatro Auditorium.
“Tenemos entradas accesibles, porque el bolsillo también cuenta. Así que no hay excusa para perderse El Ardor”, invita.