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Policiales 22 de abril de 2016

Investigan a marplatenses por caza ilegal de ciervos en La Pampa

En un operativo coordinado por policías de La Pampa y Mar del Plata tres domicilios fueron allanados en esta ciudad. Se buscaba a los miembros de un grupo que organizaría expediciones de caza ilegal de ciervos.

A los ciervos colorados de siete puntas los iban a cazar de noche, con equipamiento y armas especiales. Y lo hacían sin luz de día por una razón elemental: no estaban autorizados para hacerlo. Peor que eso: estaban fuera de la ley.

Unían Mar del Plata con General Acha en expediciones organizadas tan solo para matar a algunas especies protegidas con el único objeto de quedarse con sus cornamentas como trofeos, que luego exhibían en sus casas.

Ayer, en medio de una absoluta reserva, policías pampeanos con ayuda de sus pares marplatenses efectuaron varios allanamientos en esta ciudad y lograron el secuestro de armas, cabezas de ciervos y otros elementos vinculantes con la investigación iniciada en La Pampa.

Una sola persona quedó aprehendida en Mar del Plata por la tenencia ilegal de un arma, aunque las autoridades judiciales intervinientes podrían ampliar la imputación por infraccionar la Ley Nacional 22421 de Protección de la Fauna Silvestre.

Es que el expediente investiga si un grupo de personas salían desde Mar del Plata e ingresaban al coto de caza Los Molles -entre otros sitios- para cazar indebidamente ciervos colorados. Al hacerlo de noche, sin el permiso y sin el guía obligatorio incurrían en un delito que, sumado al posible tráfico interprovincial de terrestre animales protegidos, podría penarse con hasta 5 años de prisión.

“Son cazadores, algunos de ellos comerciantes conocidos, que no tienen ningún antecedente”, explicó una fuente consultada por LA CAPITAL que confirmó los operativos.

Al mismo tiempo que se realizaban los allanamientos en esta ciudad se desplegaban fuerzas policiales en domicilios de General Acha, La Pampa, para buscar el contacto local.

Un chip

La maniobra que investiga la Justicia pampeana consistía en la organización de expediciones desde Mar del Plata para cazar por las noches en territorio próximo a la localidad de General Acha.

Allí existe un coto de caza conocido internacionalmente: Los Molles. Decenas de extranjeros llegan solo para cazar, pero lo hacen cumpliendo los requisitos indispensables como son el permiso específico y el acompañamiento de un guía profesional. Este último es quien aprueba el especimen a matar, el cual no puede ser hembra, cría, o adulto con capacidad reproductiva. Suele elegirse el animal más viejo. Esto sucede con los ciervos colorados de siete puntas porque son una especie protegida.

Lo que ahora se trata de determinar es si el grupo de marplatenses cazaba de manera ilegal, aunque existe una carga probatoria contundente en ese sentido. De acuerdo a datos que pudo corroborar este medio, un domicilio del bosque Peralta Ramos fue localizado por un rastreo satélital sobre un chip científico.

Consta en el expediente abierto en La Pampa que un ejemplar llevaba instalado un chip para estudios de la especie, su comportamiento y costumbres. Ese animal fue cazado pero la señal siguió emitiéndose aunque cada vez a más distancia del lugar en la que se registraba habitualmente. Hasta que se estacionó en Mar del Plata. La tecnología habría permitido ubicar el chip en la zona del Bosque Peralta Ramos hasta que dejó de funcionar. El localizador estaba colocado en la cornamenta.

Los cazadores se habían llevado solo la cabeza del ciervo y abandonado el resto del cuerpo, algo que agrava la situación. Es que dentro de la ley de caza se establece que todo el animal debe ser utilizado una vez que se le da muerte. Incluso para que, por ejemplo, el cazador extranjero pueda sacar del país la cornamenta debe hacer una serie de rigurosos trámites.

Trascendió que en uno de los allanamientos fue recuperada la cornamenta ya tratada -embalsamamiento- y quedó a disposición de los investigadores.

En Mar del Plata se efectuaron tres allanamientos, los cuales tuvieron algún problema formal porque debían hacerse de manera simultánea con los de General Acha, pero en uno de los domicilios locales no se podía certificar con precisión que se tratara del autorizado.

En la casa del Bosque Peralta Ramos el resultado fue altamente positivo al hallarse una de las cabezas de ciervo, fusiles a nombre de la persona investigada, silenciadores y miras telescópicas. “Todas son armas para matar animales de más de 300 kilogramos”, explicó una fuente que reveló que la cantidad de armamento secuestrado fue considerable.

También se allanó un taller mecánico en donde la policía encontró armas.

Por la causa original no hubo detenidos aunque sí uno de ellos quedó aprehendido por la tenencia irregular de un arma de uso civil.

Una fuente indicó que como se trata de personas vinculadas a la actividad de la caza casi la totalidad de las armas halladas contarían con el permiso y la autorización correspondiente.

Uno de los aspectos que más llamó la atención de los investigadores es que algunos de los involucrados no tomaba precaución en las redes sociales y publicaba fotografías con animales recién cazados de noche.