“Por una sociedad sin víctimas”, el lema de la 64ª Falla Valenciana
El monumento fallero de este año se opondrá a la violencia de género y al bullying e invitará a repensar los cánones de belleza impuestos por la sociedad. La cremá sera el domingo 25 y se esperan múltiples actividades en la semana previa.
La quema de enormes muñecos que simbolizan lo que la sociedad quiere extinguir, los fuegos artificiales y la diversidad de actividades que anticipan la cremá del monumento en la semana previa hacen de la celebración marplatense de la falla valenciana algo único en el mundo y una de las atracciones más esperadas del mes de marzo.
En su 64ª edición, los organizadores proponen revisar los parámetros de belleza impuestos por la sociedad y levantar la voz contra la violencia de género, el bullying a los niños y demás situaciones que derivan en el sometimiento de un otro a una instancia de vulnerabilidad.
Así, los responsables de llevar adelante la única celebración de esta magnitud fuera de España eligieron englobar estos reclamos bajo el título de “Por una sociedad sin víctimas”, lema que aparecerá en el monumento fallero de 14 metros de alto que se reducirá a cenizas, como la tradición lo establece, el próximo domingo 25 de marzo.
“Como bien dice el lema abordamos las más renombradas problemáticas sociales como lo son el bullying, la violencia de género, los chicos en la calle, las víctimas del (accidentes de) tránsito y las víctimas de la bulimia y anorexia”, explicó a LA CAPITAL Adrián Más, el artista fallero responsable de la confección de los muñecos.
Según señaló, la elección del tema surge de la mesa de la Comisión Directiva de la festividad, siendo Más el encargado de la decisión final. Como esta discusión tiene lugar en los meses de abril y mayo, por una cuestión de contar con el tiempo suficiente para elaborar el monumento, la consigna elegida debe basarse en un tema que trascienda el tiempo y se mantenga actual. “Por ejemplo, por decir algo, no se hubiese podido tomar lo de (represor condenado, Miguel) Etchecolatz, justo ayer (por el viernes) le revocaron la domiciliaria”, señaló.
Además, el artista fallero de tercera generación destacó que los lemas siempre deben ser “cortos y concisos” de manera que “todos, desde el más chico al más anciano” puedan comprenderlos y hacerlos propios.
Por otra parte el organizador aclaró que, a diferencias de otros años donde la quema del muñeco se realizó el sábado, en esta oportunidad se optó por pasarla al domingo por coincidir con el Día de la Memoria. “Como los espacios coinciden preferimos cambiar la fecha para que la gente pueda transitar tranquilamente”, señaló.
Semana de actividades
Además de realizar la tradicional cremá y la venta de los clásicos buñuelos valencianos en el puesto ubicado en Arenales y la costa, la característica de la celebración fallera marplatense reside en las múltiples actividades que se realizan en la semana previa al evento, cronograma que hace de la fiesta de la ciudad la única de esta magnitud fuera de España.
Las actividades comenzaron ayer, sábado 17, con la visita de la Fallera Mayor, Fallera Mayor Infantil, las Cortes de Honor y la comisión directiva al Hogar Municipal de Ancianos donde además de visitar a los abuelos y abuelas se entregaron buñuelos y donaciones y el cuerpo de baile protagonizó un atractivo espectáculo.
En tanto, el viernes 23 a las 17.30 se llevará acabo el Festival Artístico en el Teatro Colón, donde actuarán conjuntos de danzas de la ciudad, el cuerpo de baile valenciano, el Coro Valenciano de Rosario, el cuerpo de baile del Centro Valenciano de Mendoza y cantantes de la copia española.
Por último, el sábado 24, a las 10 tendrá lugar la visita protocolar y entrega del pergamino al intendente municipal Carlos Arroyo, acreditándolo como Fallero Mayor. A las 10.30, se entregará la ofrenda floral al monumento del General San Martín y a las 12 se llevará acabo la misa en la Catedral donde se entregará la ofrenda floral a la Virgen de los Desamparados, patrona del Reino de Valencia.
A modo de cierre en la previa a lo que será la cremá el domingo, a las 13.30 del sábado se cocinará la tradicional paella de confraternidad en el Centro de Castilla y León. Las entradas estarán a la venta en el puesto de buñuelos de Plaza Colón.
Falta de identidad
Si bien Más celebra que la festividad esté arraigada en la ciudad y que muchos marplatenses y turistas la esperen ansiosos, reconoce que muchos no se encuentran interesados en conocer más acerca de la tradicional cremá y, mucho menos, sumarse de manera activa en la confección de los muñecos o demás celebridades de la comunidad valenciana.
“Para mí ser tercera generación de artistas falleros es un gran honor y, también, una gran carga. Uno se pone la vara muy alta a superar porque eran grandes artistas y es inevitable la comparación, pero eran otros tiempos y otras formas de trabajar, yo recuerdo que antes trabajaba toda la familia y hoy no es tan así”, señaló.
Y agregó: “No está el sentimiento, pero eso lo veo en todo. Ningún otro centro como el nuestro está logrando cautivar a la gente, convocarla o arraigar el sentimiento. Se ha perdido la identidad, aunque nosotros agradecemos que todavía juntamos diez mil personas para el evento, pero sabemos que el morbo del fuego y los fuegos artificiales son una de las principales razones y no así la tradición”.
Historia
En palabras de Más, las razones principales de la fallas nacen de la despedida del invierno en el país de origen de la fiesta, España y más específicamente en la comunidad sureña de Valencia.
Los muñecos, entonces, representan todo lo malo ocurrido durante la época más fría del año y su quema “genera una purificación y el lugar a un nuevo comienzo”.
La cremá, como se denomina la práctica de incendiar el monumento, anuncia la festividad del día de San José, patrón de los carpinteros, trabajadores que iniciaron la tradición.
Según cuenta la historia, todos los elementos que sobraban del invierno en los talleres eran quemados en una “hoguera purificadora” que anunciaba la entrada de la primavera. Así, las mejoras en las condiciones climáticas parecían augurar situaciones positivas en el resto de las actividades de los trabajadores.
Con el correr del tiempo, la tradición fue aggiornándose a los tiempos actuales, tomando reclamos contemporáneos como manera de reflejar los males que aquejan a la sociedad y la voluntad de la sociedad de revertirlos.