Juntan fondos para comprar el edificio donde funciona la Esmet
Los dueños quieren venderla y directivos, docentes y alumnos se comprometieron a recaudar los 600.000 dólares en los que valuaron la propiedad. La historia de una institución que enseña los valores del esfuerzo, el trabajo y la colaboración desde hace 25 años.
“Dios quiere, el hombre sueña y la obra se hace”. La frase está pintada en una de las principales paredes del edificio de la Escuela Municipal de Educación Técnica N°1 (Esmet), ubicado en Yrigoyen y Juan B. Justo. La esperanza y el compromiso que inspira la combinación de esas palabras no hace más que acompañar el ímpetu de un grupo de profesionales y 300 alumnos que están empecinados en un objetivo: comprar la propiedad que fue puesta a la venta por sus dueños hace unos meses y poder continuar con un proyecto educativo esencial para la comunidad marplatense. La noticia de que los dueños del inmueble habían decidido desprenderse del mismo y venderlo cayó como un baldazo de agua fría para todos los que allí trabajan y apuestan día a día a un proyecto que se gestó hace treinta años y se concretó hace no más de veinticinco. Pero gracias al buen diálogo y a la buena predisposición de las partes, el compromiso de que el edificio será vendido a la Escuela generó tranquilidad y, también, un desafío no menor: juntar 600.000 dólares y efectuar la compra definitiva de la propiedad.
“La Esmet decide comprar el edificio. Lo decidió la comunidad educativa, es decir, los padres, los docentes, los alumnos, todos estamos encolumnados en lograr la compra”, aclaró el director y creador del proyecto educativo, Manuel Paz, quien agregó: “¿Cómo lo vamos a lograr? En principio estamos creando paralelamente a la asociación cooperadora una fundación a través de la cual vamos a salir a buscar ayuda. Buscamos 600.000 personas en este mundo que nos aporten 1 dólar”.
Para el educador el objetivo es alcanzable, no sólo por la esperanza y la dedicación con la que todos los involucrados están trabajando, sino también por la posible colaboración de grandes productores y empresarios locales que hoy en día cubren sus puestos de trabajo gracias a los alumnos que salen de la institución.
Manuel Plaza, director y creador del proyecto de la Esmet.
Es que vale destacar que desde hace 25 años que la escuela forma técnicos para la industria de la alimentación y, además de la currícula tradicional, ofrece propuestas alternativas que apuntan específicamente a mejorar las economías familiares y la salida laboral de sus alumnos. Algunas de estas son los talleres sobre producción de mermeladas y cerveza artesanal y los cursos de elaboración de pastas y salsas que profesores de la institución han llegado a dar en barrios periféricos de la ciudad.
Esta enseñanza no sólo resulta primordial para quienes forman parte del proyecto, sino para un municipio en el que la tecnificación -gratuita- de sus ciudadanos podría ayudar a disminuir uno de los flagelos más vigentes en la sociedad: el desempleo.
“El mundo es grande y nosotros somos honestos. No pedimos dinero para levantar un aula, para levantar un laboratorio o dinero para una beca; no, nosotros eso lo tenemos solucionado porque lo hacemos nosotros a través de nuestros talleres”, señaló el directivo.
Es que para Paz la responsabilidad de la escuela, y especialmente la pública, es “recibir alumnos y prepararlos para el futuro”, por lo que uno de los objetivos centrales desde la apertura de la Esmet fue “no generar desocupación” y, según señala, “hemos cumplimos con esos objetivos que nos trazamos el primer día”.
“Hemos atravesado por distintas circunstancias, algunas lindas, algunas pesadas porque siempre estuvimos luchando para mantenernos, pero lo importante que es después de tantos años estamos funcionando y el 80% de nuestros egresados trabajan en empresas de primer nivel y el 20% restante son profesionales”, describió.
Y agregó: “Siempre mostramos lo que somos, gente honesta, gente que trabaja en una institución que no ha mostrado fisuras en 25 años. Somos una escuela pública que asume su rol en serio. Nosotros manejamos dos ejes: uno es que nuestros alumnos se vuelquen al mundo laboral y dos, que prosigan sus estudios a niveles superiores”.
La institución cuenta con 300 alumnos, entre los de secundaria y los talleres.
Del remate a la venta
Mientras explica a LA CAPITAL el nuevo proyecto, Manuel Paz recuerda un hecho similar que debieron afrontar hace 12 años, cuando la posibilidad de que remataran la escuela fue una realidad que amenazó la destrucción definitiva de sus sueños.
“Un día vinimos y nos sorprendió un cartel de remate. Ahí nos arremangamos, como ahora, y recuerdo que pensé: ‘Somos una gacela cuando los tiempos requieren de una gacela, pero somos leones cuando los tiempos requieren de un león y no nos vamos a quedar con los brazos cruzados’. Y no lo hicimos. Enfrentamos la situación porque la situación era alarmante. En ese momento lo pudimos solucionar, pero si ahora no hacemos nada con este cartel de venta, la Esmet no tiene otro lugar donde ir”, señaló.
Es que el educador aclara que de concretarse la venta con otro comprador, la institución debería mudarse a un radio de diez cuadras a la redonda, algo que actualmente resultaría “imposible” dada la falta de disponibilidad de un nuevo espacio y ante la ausencia de propuestas por partes de los diferentes niveles municipales, provinciales y nacionales.
“A nosotros un edificio en Sierra de Los Padres no nos serviría porque eso sería una oferta educativa para Sierra de Los Padres, no para los alumnos de acá”, ejemplificó.
Hace varios meses que la institución se encuentra emprendiendo una obra de ampliación.
Consultado sobre si tuvo algún contacto con autoridades locales, contestó: “Nosotros respetamos las formas, nos reunimos con la secretaria y la subsecretaria de Educación y les contamos nuestra sana intención de comprar el edificio y embarcarnos en esto que quizás nos saca un poco del eje que tenemos que trabajar nosotros pero también educa y enseña, y nos dijeron que les pareció interesante”. “Nosotros decimos que estamos intentando convencer a todo el mundo con el respaldo del trabajo que lleva adelante la escuela. No hemos sido una escuela que nació con las aulas levantas ni los baños instalados, nacimos de la nada, no tuvimos nunca nada y todo lo logrado fue gracias al trabajo de nosotros”, sentenció.
Paz asegura que toda la comunidad educativa se encuentra “entusiasmada” con la idea y que incluso los alumnos acercan ideas para comunicar la campaña de recaudación por redes sociales.
“Nosotros somos gente de fe, alguna vez luchamos por esto cuando parecía irracional crear una escuela y lo logramos, estamos orgullosos de esto. Hoy más de un marplatense conoce la Esmet y su trabajo”, cerró.
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