Los Pumas y Las Leonas comiendo asado en Londres
Como muchos marplatenses, en la crisis del 2000 se vieron obligados a emigrar. Cristian Barrionuevo vive en Londres desde hace 16 años donde se convirtió en un empresario importante. Inauguró una cadena de restaurantes y por allí pasaron muchos argentinos.
Cristian Barrionuevo es un marplatense nacido en 1970. Empresario, fanático del Club Deportivo Norte, hijo de Mingo y Coca, esposo de Linda y padre de 5 hijos, vive en Londres desde hace 16 años y se consolida como un importante empresario que expande la cultura argentina en varios lugares de Europa. “Aprendí a adaptarme, a seguir aprendiendo día a día y a no rendirme nunca”, expresa como una fórmula de éxito.
Su historia es como la de muchos marplatenses que debieron emigrar en busca de un destino a fines de los noventa. Dejó Mar del Plata en 2000, impulsado por la necesidad de conocer el mundo y lo que había del otro lado del Atlántico. España fue el destino elegido y Valencia la escala inicial, la ciudad de la paella y de la siesta. “Como argentino con fervientes ganas de comerse el mundo, y laburante de cepa, era en esa “hora clave” de la siesta cuando planeábamos nuestro siguiente paso estratégico para seguir creciendo”, cuenta de aquella época en que varios argentinos, incluido su hermano Guillermo, hacían frente a esta nueva vida con un pequeño restaurante: Los Marplatenses”.
Nuevos sueños
“Fue un lindo proyecto, pero un poco la crisis de España y un poco las ganas de seguir descubriendo nos llevaron a la siguiente parada: Londres. Dejamos atrás el sol y las tapas y nos mudamos a la lluvia y el cemento. Sin conocer el idioma, con mis 2 hijos mayores acompañándome y con mucha experiencia en el rubro gastronómico, empezó esta nueva aventura”, comentó.
Lo narrado fue la antesala del proyecto que llevó al marplatense a inaugurar una cadena de restaurantes por el cual han transitado, por mencionar algunos, los seleccionados de Los Pumas y Las Leonas, así como varios futbolistas argentinos que aprovechan su estadía para disfrutar los típicos sabores criollos. “Así nació la primera sucursal de “Buenos Aires Restaurant”, una parrilla que llevaba a la mesa inglesa lo mejor de la comida argentina. El proyecto gustó y fue así que nos pusimos el objetivo de abrir una sucursal por año. Familiares y amigos de Mar del Plata se sumaron al proyecto apostando todo por esta aventura. El proyecto estuvo siempre abierto a quien quisiera trabajar, y así los grupos de trabajo se transformaron grupos de amigos y equipos de fútbol, para compartir juntos asados y ver crecer los sueños”, describe Cristian, emocionado.
El empresario gastronómico puntualiza que Buenos Aires Restaurant significa “mi familia, mis amigos, mi pequeña Argentina en Inglaterra, una parte de Mar del Plata en Londres”.
Después de 10 años de crecimiento de la empresa Barrionuevo ha vendido la firma a un grupo inversionista con planes de expansión. “Herencia argentina por todo el Reino Unido es el próximo objetivo. Eso sí, seguimos al mando de la dirección para que ningún detalle sea pasado por alto, esencia argentina por sobre todas las cosas. Ahora le toca el turno a mi mujer (sueca de Gothemburgo) de cumplir su sueño; expandir la cultura argentina por Escandinavia. Los nuevos aires nos llevan a nuevos sueños y en julio daremos apertura al primer Buenos Aires Restaurant en países vecinos”, expresó.
El aire de mar
Frente a la inevitable pregunta respecto a extrañar a Mar del Plata, Barrionuevo confirma: “La verdad que sí. Todas las personas que vivimos afuera tenemos ese nudo en el pecho cuando hablamos de nuestra ciudad natal. Es inevitable y hasta folclórico sentirse así. La vida en el exterior no siempre es color de rosa. El clima es distinto, las costumbres son distintas, los afectos se comportan distinto, la cotidianeidad contrasta con el ritmo de uno. Pero el ser humado tiene una habilidad de adaptarse al cambio que me deja maravillado cada vez que lo pienso. Nada es tan grave”, agregó.
Reconoce que al vivir en el exterior se necesita volver a las bases para conectar con el pasado, las caras familiares, el aire del mar en su caso. “Se necesita volver a probar los sabores y aromas de la ciudad natal y a vivir la expresión del ambiente. Una vez por año visitamos mi Mar del Plata para volver a sentir esa conexión. Pero sobre todas las cosas, para mostrarles y enseñarles a mis hijos ingleses la importancia de mantener las raíces y disfrutarlas”, concluyó el empresario.