Gabriela Margall: “Las voces femeninas fueron desplazadas de la construcción del discurso histórico”
"Que utilicemos fuentes con voces femeninas va a lograr que esas voces sean sumadas a la escritura de la historia, cosa que no ha pasado hasta hace muy poco", reflexiona la historiadora y escritora.
Gilda Manso y Gabriela Margall, con sus flamantes ejemplares del libro.
Gabriela Margall y Gilda Manso acaban de lanzar “La historia argentina contada por mujeres. Volumen 1: De la conquista a la anarquía (1536-1820)” (Ediciones B). En esta colección (tendrá dos volúmenes más) buscan restituir a las mujeres su papel protagónico en la historia.
Así, recopilaron, analizaron, organizaron y rescataron voces femeninas de mujeres de distintos ámbitos, clases sociales, para, como aseveran en el prefacio, “encontrarnos ahí, donde siempre estuvimos”. Es que marginadas y subordinadas en todos los ámbitos, también lo fueron a la hora de escribir la historia de los acontecimientos que dieron forma a la actual Argentina. Sin embargo, siempre estuvieron ahí. Y dejaron su testimonio”.
Las investigadoras se valen de la microhistoria y de los estudios de género para apuntalar los textos que replican y analizan en este primer volumen.
En las páginas, mujeres han dejado registros sobre su rol de conquistadoras, la sociedad colonial y la población indígena, la producción rural, la vida de las mujeres indígenas, el honor en la sociedad colonial, las reformas borbónicas, la vestimenta y la imagen social, la religiosidad, partos y reproducción social, violencia de género, el matrimonio en la sociedad colonial, la vida en la frontera, las invasiones inglesas, la política porteña entre 1808 y 1810, la Revolución de Mayo, el colectivo de mujeres patriotas, las mujeres negras y esclavitud, las batallas de la revolución, mujeres que dieron todo por la revolución y la crisis de 1820.
En una charla con LA CAPITAL, Margall habla de este primer volumen, los desafíos de rescatar estas fuentes y de su convicción de que “recuperar el pasado es recuperar la identidad”.
– ¿Cómo les surgió la idea de escribir este libro?
– La idea surge de mis investigaciones como historiadora y mis charlas con los lectores que me preguntaban por qué se hablaba tan poco de las mujeres en la historia. Como historiadora conocía las investigaciones en estudios de género que desde hace por lo menos treinta años se realizan en el país. Y de esa confluencia surge mi necesidad de contar esos estudios académicos desde un punto de vista de la divulgación histórica, que fuera accesible a todo el público. Conté desde el inicio con el apoyo y el entusiasmo de mi editora Silvia Itkin y convocamos a la periodista y escritora Gilda Manso para que fuera parte del proyecto y nos pusimos a trabajar.
– ¿Cuánto tiempo de investigación les llevó?
– Bastante, sobre todo la recopilación de fuentes femeninas, que es la tarea más ardua del proyecto porque, precisamente, las voces femeninas fueron desplazadas de la construcción del discurso histórico. Llevamos dos años entre investigación y escritura.
– ¿Cuáles son algunas de las mujeres que cuentan la historia en este trabajo?
– Nuestro interés fue que hubiese mujeres de todas las clases sociales y de todo el país. Así que hay conquistadoras españolas, mujeres indígenas, religiosas, campesinas, la mayor cantidad y diversidad que pudimos encontrar. Las más conocidas son Guadalupe Cuenca, Remedios de Escalada o Mariquita Sánchez pero todas tienen el mismo lugar destacado.
– Como historiadora y escritora, ¿creés que hubiese sido distinto el análisis de la historia si se tenía en cuenta el registro de mujeres?
– No necesariamente, porque los hechos son los hechos. El 25 de mayo de 1810 va a seguir siendo el 25 de mayo de 1810. El tema es el enfoque que se le da desde el punto de vista historiográfico. Y ahí hacemos mucho hincapié: queremos que se entienda que si las mujeres desaparecieron de la historia es porque la ciencia histórica implica un proceso de selección de fuentes y archivos y en ese proceso, por una decisión historiográfica, las mujeres quedaron afuera. El objetivo de esta colección es devolverles ese lugar en las fuentes, en el elemento que tienen los historiadores para construir la historia.
Que utilicemos fuentes con voces femeninas va a lograr que esas voces sean sumadas a la escritura de la historia, cosa que no ha pasado hasta hace muy poco. Cartas de mujeres como Encarnación Ezcurra o Mariquita Sánchez, nos ofrecen documentos tan válidos como los que tienen voces masculinas y ese es el rescate que tiene por objetivo la colección.
– ¿Cuáles fueron las dificultades y desafíos que tuvieron en el proceso para acceder a esas voces? ¿Cómo los resolvieron? Imagino, por ejemplo, la falta de acceso a la educación, a la escritura, es difícil llegar a esos testimonios.
– Es un proceso bastante difícil que implica sentarse y buscar información. En especial porque nuestro interés estaba en poner documentos completos -lo que no siempre logramos-. Bibliotecas, colecciones, descubrimientos ocasionales en internet, todo servía para encontrar material. Una decisión que tomamos al inicio del proyecto fue recurrir a fuentes que ya estuvieran publicadas porque, de otro modo, podíamos pasar años en archivos y no era el objetivo de la colección. En ocasiones debimos renunciar a algunos temas porque no encontramos el documento apropiado y en otras ocasiones teníamos demasiado. Considerando esto, es una colección que aspira a divulgar una historia que ya se está haciendo desde hace unos treinta años.
– ¿Qué les resultó llamativo de la forma en que esas mujeres contaron la historia y por qué?
– Lo que nos resultó más llamativo es el conocimiento de la vida política que tenían las mujeres. Creo que nos dejábamos llevar por los mismos prejuicios y las imaginábamos mucho más ignorantes de los procesos políticos. Basta con leer las cartas de Guadalupe Cuenca a Moreno para entender que esa impresión es un error y un prejuicio.
– En cuanto a la situación de las mujeres y el momento actual de ebullición del movimiento de reivindicación de derechos y reclamo de igualdad de oportunidades, ¿conocer la historia ayuda a comprender el presente y mirar el futuro?
– Creemos que esta colección nos ayuda a entender cómo llegamos hasta este lugar, por qué, en este momento particular, están en movimiento todos estos reclamos. Pero también es un modo de encontrar una identidad y un lugar del que fuimos desplazadas. Recuperar el pasado es recuperar la identidad.
– Están trabajando en el segundo volumen ¿Qué período abarcará?
– El segundo volumen ya está terminado y pronto a salir en mayo, si todo sale bien. Abarca desde la anarquía de 1820, trabajamos las guerras civiles y finaliza en 1861 con la batalla de Pavón.