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Opinión 11 de abril de 2016

Arroyo, con piloto automático

por Sebastián Cangiano

Cumplidos los cuatro primeros meses de gestión, arranca una nueva etapa en el gobierno municipal del doctor Carlos Arroyo. La inclusión de un coordinador de los equipos del PRO en el gabinete -orden dada por la gobernadora de la provincia- buscará cohesionar y articular políticas entre las distintas secretarías, una falencia que existía hasta hoy, según admitió el mismo jefe comunal ante la prensa. Y al mismo tiempo, ante la imposibilidad de establecer un nexo directo con Nación y Provincia, la llegada del joven Juan Areco a Mar del Plata -antes como turistas, ahora, entre otras cosas, como monitor directo de la gobernadora Maria Eugenia Vidal-, se convierte en una brisa de aire fresco, especialmente para algunos funcionarios, muchas veces desorientados, de la actual gestión.
“Gracias a Dios”, exclamó uno de los secretarios más activos cuando se enteró del pedido directo de la gobernadora, quien aprovechando el descanso del fin de semana en Mar del Plata, tuvo tiempo también para interiorizarse acerca de lo que estaba sucediendo en la ciudad a nivel político. “Para nosotros -explicó un ministro-, Mar del Plata es la principal ciudad del interior. No podemos equivocarnos. María Eugenia, en verano, en Pinamar, había hablado con Arroyo acerca de la necesidad de articular medidas y establecer políticas claras. También le pidió que se desprendiera de algunos funcionarios. Nada de eso paso y no tuvo más alternativa que reiterarle el ofrecimiento de enviar una persona y equipos que puedan ayudar a encarrilar la tarea”.
El ministro se entusiasma con el denominado “tablero de control”, una iniciativa de técnicos del PRO que pronto también se va a implementar en Quilmes, otro de los destinos más problemáticos. Se monitorea la gestión pero al mismo tiempo se ofrecen soluciones concretas.
Lo cierto es que en 120 días se pasa, ante el asombro de los mismos funcionarios que no salían de su confusión cuando parecía no detenerse la renuncia de secretarios y segundas líneas por los más variados motivos -la Municipalidad convertida en una especie de la casa del Gran Hermano- todos ellos opuestos a las banderas levantadas por Arroyo en la campaña, de un doble comando a un tablero de control.

El hombre que aceleró demasiado

Porque en Mar del Plata y con el correr de los días cada vez queda más claro, la salida escandalosa de Emiliano Giri del gobierno permitió constatar que se desmantelaba un doble comando. El ex funcionario era el hombre fuerte del gobierno de Arroyo, distinción que se esgrimía naturalmente tras haber sido el jefe de campaña de quien hoy conduce los destinos de los marplatenses. Pero tras su precipitada salida -también se supo en estas horas que no renunció sino que desde la Provincia obligaron al intendente a separarlo del cargo, buscando en aquella tarde colmada de papelones una salida decorosa- se descubrió el velo de una maniobra que se abortó demasiado rápido. Giri estaba convencido de que iba a ser el próximo intendente. ¿Cuándo? Nunca lo dijo claramente, pero sí armó una estructura como para, desde el Estado municipal, proyectar su figura. Se quedó con Turismo, Deportes y Cultura y hoy aparecen licitaciones no claras, acciones de algunos de sus colaboradores que ya nadie teme en contar con sorpresa en los café aledaños a la comuna y esbozos de un proyecto que quedó trunco por la ambición desmedida. El ex funcionario hoy preocupado por su situación judicial en la causa del Astillero Río Santiago, oficiaba como una especie de intendente paralelo, realizando incluso contrataciones que ni siquiera eran notificadas a quien si había sido votado para suceder a Gustavo Pulti.
Ahora es un hombre de PRO a nivel nacional el que se confiesa ante el periodista. “Este chico -dice mientras se deleita con un lenguado al roquefort en el restaurante preferido del ex gobernador Daniel Scioli- se comió el postre antes del primer plato. Aceleró muy rápido y chocó la calesita. A mí, sí, a mí -alza la voz sonriendo- me dijo que iba a ser el próximo intendente y que trabajaba para ello.¡Y Arroyo había asumido hacia tres meses!”.
El ministro que no conoce de lealtades cuando uno de los suyos cae en la mala, sentencia poniéndose serio: “Era macondiano todo. Bah, digamos algo así como crónica de una muerte anunciada.”
En esa misma mesa, el secretario municipal que ahora no tiene reparos en mostrarse con periodistas, hasta hace un par de semanas considerados “enemigos”, muestra su veta irónica. “Giri se creía que con un periodista tuitero, dos locutores resentidos y un portal iba a marcar la agenda de Mar del Plata y aparecer como la esperanza blanca prometiendo y fabulando con triunfos en guerras realizadas con balines. Se quedó sin nafta y colgado del pincel porque los mismos que lo alentaban ahora corren a contar sus delirantes planes”.

La artillería amarilla

Es entonces un nuevo tiempo para la gestión Arroyo. El PRO pone toda su artillería a disposición para enderezar el rumbo. En el plano local, crece la figura de Juan Aicega, quien quiere más secretarios amarillos que definitivamente apuntalen al intendente. “Es fantástico que la gobernadora y el Presidente sepan lo que pasa e Mar del Plata y se preocupen poniendo a uno de los suyos y a sus equipos para dar una mano. Pero acá tenemos que tener un jefe de Gabinete o el nombre que quieras, de Mar del Plata, de los nuestros, que juegue sin especulaciones por el bien de la ciudad. Arranca una nueva etapa”, dice uno de los popes del PRO que prefiere ver al hijo de jefe comunal, Guillermo Arroyo, trabajando en el Concejo y no dando vueltas por los despachos del Ejecutivo “jugando a ser Marcos Peña”.
“Tiene que tomar mucha leche todavía, mancharse los zapatos con barro y las manos con engrudo de pegar afiches” ironiza sobre Junior uno de los asesores más “rosqueros” del radicalismo que tiene varias batallas ganadas en el Concejo.
En este contexto, no puede dejar de mencionarse la inexperiencia o la torpeza del bloque de concejales oficialistas con el tema del boleto. Todos saben que no queda otra alternativa que aumentarlo a 6,86 pesos.
Los concejales radicales de Cambiemos se la hicieron difícil al oficialismo y aprovecharon el tema para negociar con el “yerno”, el polémico Mauricio Loria, y así salvar a tres funcionarios de Cultura propios ante la irrupción de la nueva secretaria Silvana Rojas, que pidió la cabeza de todos y todas. Lo cierto es que el expediente está hace veinte días dando vueltas, permitiendo que la oposición se haga un picnic ante estos movimientos infantiles de Arroyo Junior y compañía que, entre otras cosas, envalentonaron a los empresarios del transporte, quienes, haciendo oídos sordos a los reclamos de los usuarios que piden que se cumplan por lo menos las frecuencias, redoblan la apuesta y piden un nuevo aumento sobre lo que aún ni siquiera se votó. Fellinesco. Esta semana tendremos aumento de boleto, con el voto afirmativo de quienes hace un par de meses se oponían vehementemente, y con la negativa de quienes también hace un par de meses defendía con uñas y dientes los incrementos.
Párrafo aparte para Silvana Rojas, cuadro del PRO. Ni bien asumió marcó la cancha en Cultura y borró de un plumazo a quienes a se presentaban como hombres de Giri. Así, Christian Rabe y Emiliano Mensor (ex Baragiola) gastaron los whatsapp de los funcionarios buscando ayuda que nunca llegó. El primero, en la mira de los opositores por acciones no muy trasparentes, se conforma con que lo dejen, como empleado raso, en la Plaza del Agua. En cuanto a Mensor, le rogó al secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, que le dé un conchabo tras haber fracasado su plan de hacer prensa en el Museo MAR.
En otros tiempos, Vilma lo hubiera abrazado con su campera inflable celeste. Pero las traiciones, en política, tarde o temprano se pagan.

Cano, entre la jubilación y el “enter”

La pregunta de millón es saber que hará el secretario de Economía y Hacienda, José Reinaldo Cano, cuando se anoticie de que deberá apretar “enter” en la computadora para enviar al tablero de control del PRO sus futuros movimientos. Renunciador serial -al menos dos veces por semana amenaza con pegar el portazo y volver a ocupar su banca en el concejo-, en La Plata lo apuntan como uno de los grandes responsables de los problemas que afronta el intendente. Faltándole pocos meses para jubilarse, el sueldo de casi 96 mil pesos -el doble que el de la gobernadora- le garantiza un futuro sin demasiadas preocupaciones. Pero las presiones son cada vez más fuertes e incluso desde el seno del arroyismo, ya creen que sería más importante su función en la bancada de concejales del oficialismo que manejando las finanzas municipales. Pero con el hombre que supo ser funcionario de Katz y de Pulti, hasta que este último se hartó y le mostró la puerta de salida, nada se puede vaticinar.
“Tenemos que ayudar a Arroyo”, fue la frase reiterada en la semana que pasó por la gobernadora María Eugenia Vidal, a quien, quedó demostrado, no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones. “Ojalá se deje ayudar”, coinciden en señalar en la tropa propia marplatense.



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