Recuerdos sobre cómo enseñar a hacer Historia.
Ante el fallecimiento del profesor Norberto Juan Alvarez.
Por Daniel Reynoso*
En los últimos días una enorme tristeza se ha extendido en los ámbitos del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de nuestra Universidad como consecuencia del fallecimiento de Norberto Alvarez tras padecer y luchar contra una larga enfermedad.
Norberto no había llegado a ejercer el profesorado de Historia por un camino sencillo, sino que la había estudiado “de grande” después de haberse recibido en la Universidad de la Plata en las áreas de Física y Matemática.
Esa doble formación en el área de las ciencias duras y las ciencias sociales le hizo tener una perspectiva amplia en cuanto a cómo orientar permanentemente los intereses y los resultados de sus investigaciones y cursos, pero sin quitarle el permanente aporte de su barrio de Bernal.
Norberto Alvarez llegó a la Facultad de Humanidades que entonces funcionaba en Escuela Piloto de Maipú y Marconi hacia fines de 1988. La Facultad atravesaba una larga etapa de conflictos como fruto de una lenta y no resuelta normalización que se había iniciado en 1983 y que el cambio de autoridades motorizado principalmente por la mayoría estudiantil apuntó a acelerar y profundizar con cambios demorados desde la llegada de la Democracia.
Motor de la renovación
Norberto Alvarez había sido uno de los motores de la renovación del Departamento de Historia de la Universidad del Centro en Tandil, donde también había encontrado resistencias por parte de los docentes que habían estado durante la dictadura y fervientes apoyos por parte de los estudiantes que saboreaban al igual que nosotros los nuevos aires de los cambios institucionales.
Con estos apoyos y dificultades fue la Dra. Diana Mazzanti quién comenzó la búsqueda de una nueva camada de docentes que no rechazaran los concursos, que pudieran instalarse en Mar del Plata, pero que fundamentalmente formaran a los graduados recientes como docentes investigadores en un área que hasta ese momento era inexistente con temáticas innovadoras como la historia de la inmigración, la familia, el trabajo y todo lo que tuviera relación con la historia local y regional.
Posteriormente en 1990 prestó un soporte fundamental en la coordinación del libro Mar del Plata una Historia Urbana, donde aunó los trabajos de un gran número de becarios y también debió luchar contra nuestra inexperiencia en, sobre todo, como realizar un trabajo de grupo. También tuvo la enorme paciencia de enseñarnos que era y como se debían realizar las tareas de gestión en la Universidad, hecho para el cual nadie estaba preparado en razón de ser esa la primera experiencia de Cogobierno en nuestra Universidad.
Posteriormente pasó el tiempo en que momentáneamente nos dejó por unos años, cuando retornó a su querida Madrid hasta 1998, pero nunca dejó de tener contacto con todos nosotros. A su definitivo retorno tuvimos particularmente la oportunidad de compartir muchos momentos. Norberto era afable, irónico y un excelente interlocutor de cualquier tenida que pasara por la historia, la política, el futbol o el arte de la cocina del cual era un excelente cultor.
Consolida la Editorial Eudem
Durante el año 2003 hasta el 2009 compartimos los espacios en la gestión del rector Daniel Medina. Fue la primera vez que un docente de Humanidades llegaba a la entonces Secretaría de Ciencia y Técnica, espacio que habitualmente era ocupado por los representantes de las facultades mas vinculadas a las Ciencias Exactas. Como no podía ser de otra forma también allí dejó su impronta con la organización y consolidación de la Editorial Eudem, fijando sus estándares y mecanismos de aceptación, incorporación y publicación de los trabajos que los docentes y grupos de investigación de nuestra Universidad o con vinculación con la misma pudieran acercar, pero fundamentalmente priorizando todo lo que fuera relativo a los desarrollos locales y regionales. De esa forma una de las primeras tareas fue la organización y publicación de los coloquios “Pasado y presente de la Mar del Plata Social” que tal como lo definiera se trataba de describir “las diferentes propuestas que condujeran a la comprensión de la densidad del tejido social y el significado de los cambios registrados en la región y la ciudad?”
También Norberto tuvo la persistencia de fijar como uno de los objetivos de su gestión el mejoramiento de las relaciones con otros organismos vinculados a las tareas de investigación y especialmente con el Conicet. Para esto como contraparte trabajó denodadamente por constituir un Instituto de Ciencias Sociales que las complejidades de los interlocutores e intereses de las distintas Facultades de nuestra Universidad demoraron en su implementación pero que recientemente aparecieron en otros formatos y composiciones.
Que mejor que cerrar este recuerdo de Norberto (Coño para quienes lo frecuentaban) con sus propias palabras, que en resumen son las que han perdurado en su trabajo y el de todos aquellos que hemos tenido el gusto de haber compartido trabajos, libros y experiencias y haber tratado de aplicar el espíritu que? “En Historia siempre se puede decirlo distinto, hacerlo mejor”.
* Licenciado en Historia. Docente y directivo de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
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